Cinco libros sobre La Habana

Cinco libros sobre La Habana

Hablar de La Habana ha sido siempre un ejercicio que se extiende desde la época en que el país era colonia española. Así como cada visitante le rinde honores, los escritores cubanos la han difundido de diferentes maneras en sus obras.

Una interesante manera de descubrirla puede ser a través de la literatura: la más fresca, la más poética, quizás la irreverente. Cualquiera de los textos que aquí le cito puede convertirse en una ruta que nos permita mirar, de modo diferente, a una ciudad enigmática y seductora.

Cinco libros sobre La Habana, cinco miradas diversas

En este texto le comentaré cuatro libros y un poema que, con reconocido rigor literario, reflejan su visión de la hermosa capital cubana. Le invito a que los lea e identifique, en ellos, los atractivos que motivaron a sus autores a dedicarle a esa ciudad sus mejores creaciones.

  1. La Habana para un infante difunto

    Cinco libros sobre La Habana

    Guillermo Cabrera Infante

    Este parece un libro de memorias, si se tiene en cuenta que el autor no es habanero, y que el protagonista nunca revela su nombre. Se intuye que es Guillermo Cabrera Infante, o sea un libro autobiográfico, lo que hace una mirada quizás más profunda, más de asombros sobre La Habana. Ya desde el título el autor nos deleita con uno de sus tantos y extraordinarios juegos de palabras.

    Recrea entonces los recuerdos de su niñez y adolescencia. El texto comienza en la infancia del protagonista cuando su familia se traslada desde un pequeño pueblo cubano, de la provincia de Oriente, hasta La Habana en el año 1941. Así sucedió con el autor. Es la bella Habana la que en todo momento observa Cabrera Infante:

    «…Pero no es de la vida negativa que quiero escribir, sino de la poca vida positiva que contuvieron esos años de mi adolescencia.»

    Los que pretenden visitar o conocer la bella capital del Caribe no pueden dejar de leer este libro. Hay una excelente y hasta divertida prosa y además, se encuentran con el texto de narrativa que, en mi opinión, mejor describe las bellezas de la mujer cubana.

    Lo otro es que en verdad hay dos protagonistas: el adolescente que llega a La Habana y la propia Habana. He aquí una excelente propuesta para conocer la bien nombrada ciudad maravilla. La Habana vista por Cabrera Infante es, sin duda alguna, una ciudad vista desde el placer.

  2. Trilogía sucia de La Habana

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    Pedro Juan Gutiérrez

    Este excelente autor nació en Matanzas, Cuba, en 1950 y desde muy joven ejerció los más diversos oficios: vendedor de periódicos y de helados, soldado, obrero de la construcción, cortador de caña de azúcar, etc. Trabajó también como periodista durante 26 años. Es útil conocer esta información para adentrarnos en un libro de 1998: Trilogía sucia de La Habana que se convirtió en un éxito de crítica y de público. Trilogía… se ha sido publicado en 22 idiomas.

    Estamos ante el testimonio de un habanero descreído. Un hombre que regresa extenuado de un largo camino que finalmente no lo condujo a sitio alguno. Pedro Juan sabe que tiene que seguir adelante. Y lo mejor es hacerlo sonriendo, a golpe de ron, música y sexo. Eso es el libro: ron, música y sexo.

    En gran medida este texto, como el anterior, es autobiográfico y reúne tres libros de cuentos: Anclado en tierra de nadie, Nada que hacer y Sabor a mí. De más está decir que posee un lenguaje fuerte y marginal, quizás el único capaz de expresar la rabia de quien habita en el vórtice del huracán.

    En él podemos encontrar sexo, hambre, política, erotismo, desencanto, anhelos, ron y buen humor. Son textos suburbanos, una Habana que también existe y que de alguna manera no deja de ser bella. Este libro, ha señalado la crítica es, relato a relato, un acto de rebeldía… pero es, también, el triunfo del placer y del amor.

  3. En la calzada de Jesús del Monte

    Eliseo Diego

    Con este libro, uno de los más grandes poetas cubanos e hispanoamericanos, dibuja una Habana más bien destruida, pero exquisitamente poética. A veces quienes se cuelgan cámaras al hombro no dejan de encontrar cierta belleza en esa aparente destrucción.

    La calzada de Jesús del Monte está en el municipio habanero de Diez de Octubre y es, sin duda alguna, hermosísima a pesar del polvo y la destrucción. Esa es la gran singularidad de la calzada y de tantas otras calles y edificaciones de capital cubana: hay cierta belleza en la destrucción, en la decadencia que se nos antoja inevitable y que terminamos por creernos que es romántica.

    En ella encontramos hoy las bellas mansiones y quintas sucias ahora por el hollín del tráfico. Ahora habitan estas casas artistas e intelectuales, ingenieros y funcionarios, «luchadores» y francos delincuentes, gente con dinero, gente con algún dinero, gente con muy poco dinero… gente buena, gente mala, gente regular.

    Ya no es la Calzada que describió Eliseo en su libro pero vale recorrerla, primero porque estamos ante uno de los mejores textos poéticos escritos en Cuba, y segundo por los contraste: es una calle llena de cuarterías, apuntalada, despintada…, Donde antes hubo algún pretencioso edificio, ahora puede haber un solar vacío. Con todo, sigue siendo una arteria comercial: se vende y se compra furiosamente.

    Es imposible olvidar al poeta cuando se camina por esta calle:

    «En la Calzada más bien enorme de Jesús del/ Monte/ donde la demasiada luz forma otras paredes con/ el polvo/ cansa mi principal costumbre de recordar un/ nombre/ y ya voy figurándome que soy algún portón/ insomne/ que fijamente mira el ruido suave de las sombras/ alrededor de las columnas distraídas y grandes/ en su calma.»

    Eso es poesía: otorgarle a la piedra fría (y perfectamente destruible) el aliento eterno del ensueño.

  4. El hombre que amaba a los perros

    Leonardo Padura

    Quizás, sea uno de los autores más leídos en Cuba. Nacido en La Habana, en 1955, Leonardo Padura es un gran escritor, así como periodista y crítico. Es autor de varias novelas, libros de cuentos y varias colecciones de no ficción. Sus novelas protagonizadas por el detective Mario Conde se han traducido a muchos idiomas y han ganado premios literarios en todo el mundo.

    La trama ocurre en La Habana. A la muerte de su mujer, Iván, responsable de una veterinaria en La Habana recuerda un episodio de su vida en 1977, cuando conoció a un enigmático hombre que paseaba por la playa en compañía de dos hermosos galgos rusos.

    Este hombre «que amaba a los perros» le revela confidencias que se centran en la figura del asesino de Trotski y el crimen político que supuso su muerte. Es una novela ficticia donde el protagonista revela estos secretos a intelectuales en la Cuba contemporánea. Acercarse a este texto no sólo es moverse por un excelente libro de literatura policial, es también penetrar en una Habana que Padura conoce como pocos.

  5. La Habana entre poemas y opiniones

    No es este el título propiamente de obra alguna de Nicolás Guillén. Y es que creo que no puede haber selección sin incluir al poeta nacional de Cuba.

    Tal vez la mejor manera de encontrarse con la poética habanera de Guillén sea a través de un romance gitano que le dedicó Mirta Aguirre en 1938. Aunque después de leer el texto uno queda con una duda algo jocosa: ¿Se lo dedicó a Guillén o a La Habana?

    ¡Cómo te extraña La Habana
    Nicolás Guillén mulato!
    Vestida de luces negras
    Por largas calles de espanto
    Va la farola del Morro
    Pidiendo a gritos tus pasos
    Y el viento le huele a clavos
    Y el mar le canta día y noche
    Con prieta voz de sonámbulo.
    ¡Cómo te extraña La Habana,
    Nicolás Guillén, mulato!

    Y es que La Habana es una constante en la poesía de Guillén. Nadie como él, aseguran los críticos, sintió y vivió la psicología habanera. En sus versos, desde donde tantas veces hizo denuncia social, también logró hermosas descripciones de los paisajes habaneros:

    Bajo la noche tropical, el puerto.
    El agua lame la inocente orilla
    Y el farol insulta al Malecón desierto
    ¡Qué calma tan robusta y sencilla!
    Pero sobre los muelles solitarios
    Flota una tormentosa pesadilla.

    En muchos de sus textos encontramos reflejos de La Habana, aunque creo que en ninguno como estos:

    El negro mar
    La noche morada sueña
    Sobre el mar;
    La voz de los pescadores
    Mojada en el mar;
    Sale la luna chorreando
    Del mar.
    El negro mar.
    Por entre la noche un son
    Desemboca en la bahía;
    Por entre la noche un son,
    Encendiendo el agua frías.
    Por entre la noche un son,
    Por entre la noche un son,
    Por entre la noche un son…
    El negro mar.
    -Ay, mi mulata de oro fino,
    Ay mi mulata
    De oro y plata,
    Con su amapola y su azahar
    Al pie del mar hambriento y masculino,
    Al pie del mar.

Un canto a La Habana desde las letras cubanas

Antes de visitar La Habana  nada mejor que desempolvar los libros que nos conducen por sus calles y sus barrios. Son solo algunos textos que nos acercan a esa mirada literaria de algunos cubanos que encontraron en las letras la mejor manera de reverenciar su belleza.

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