Dos días en Santiago de Cuba

Dos días en Santiago de Cuba

Viajar por toda Cuba era un anhelo pensado desde la primera vez que llegamos a este país, porque cada ciudad tiene su encanto y cuenta una historia muy característica.

Decimos comenzarlo durante nuestra estancia en Guardalavaca, Holguín, luego de tres magníficos días de sol y mar. Allí rentamos un coche y continuamos hacia Santiago de Cuba. Ese fue nuestro primer punto en el descubrimiento de Cuba.

Dos días en Santiago de Cuba, una ciudad histórica

Monumento a Maceo en Santiago de Cuba

Santiago de Cuba es una ciudad histórica, por mucho tiempo capital de la isla caribeña; sitio que vio nacer a grandes libertadores y personalidades locales, fue el espacio en donde se decidió el destino cubano en varias ocasiones y un frente decisivo para el triunfo de la Revolución de 1959.

La «tierra caliente», como la llaman, tiene hoy la condición de «Ciudad Héroe» por el sacrificio y la valentía de sus habitantes durante las diferentes etapas de luchas por la independencia.

En cuanto llegamos a su centro histórico nos pareció una villa muy pintoresca, eminentemente colonial, pero mucho más desarrollada que otras capitales de provincia de Cuba. Se dice que esta es la segunda ciudad en importancia del país, después de La Habana.

Agotados por el intenso calor y las largas horas de viaje escogimos una casa de alquiler que nos habían recomendado unos amigos, muy cerca del centro. Esa fue una de las primeras bondades que nos ofreció Santiago de Cuba: una «casa particular» espectacular.

En la casa particular Pavo Real

Con un ambiente muy conservador, con aires antiguos de victrolas y aposentos majestuosos, nos recibió el dueño de la casa, una construcción de inicios del siglo XX.

Además de su refinado decorado y minuciosa conservación, una de las ventajas de hospedarse en casas como esta, es la vista. Subiendo por una escalera de caracol se llega hasta una verde terraza donde se puede divisar la ciudad desde diferentes ángulos. La belleza de la casa se complementa con sus varios animales y plantas ornamentales. Tiene diferentes especies de aves, entre ellas el majestuoso pavo real, como indica el nombre del inmueble.

Una paladar para comer en Santiago de Cuba

Habíamos llegado un poco tarde, así que solo nos restaba cenar algo y disfrutar de las noches santiagueras. Caminamos un rato y finalmente nos decidimos por una «paladar» santiaguera donde comimos sabroso, aunque nada espectacular. Lo que recuerdo con cariño eran sus batidos y jugos naturales, abundantes y exquisitos, como dicen que suelen ser las frutas en esa región cubana.

Casa de la Trova

Nos fuimos hasta el emblemático lugar de Santiago de Cuba, por donde han pasado excelentes músicos cubanos y foráneos. La conservación de la tradición cubana es una de las prioridades de un sitio como Santiago. La «vieja trova santiaguera» es uno de los géneros fundacionales de la música cubana, muy auténtico, que dio a conocer grandes voces.

Allí disfrutamos de un concierto de música tradicional en vivo, muy divertido, aunque evidentemente turístico. Al poco rato regresamos a nuestra casa particular para poder descansar del viaje. Queríamos recorrer la mayor cantidad de sitios posibles al día siguiente. El centro histórico lo podíamos conocer caminando, pero para lugares más alejados teníamos la facilidad del coche rentado.

Amanecer en Santiago de Cuba

Sencillamente espectacular. Arranca muchas fotografías ante el contraste del sol naciendo entre las montañas orientales. Una imagen para no olvidar.

Comenzamos en el Museo Provincial Emilio Bacardí, una institución emblemática del arte y la cultura cubanos y una de nuestras más gratas sorpresas. Fue fundado por Emilio Barcardí, personalidad importantísima en la historia de la zona, que soñó y promovió este museo hasta su muerte.

Museo Provincial Emilio Bacardí

Está dividido en tres salas principales dedicadas a historia, arqueología y arte. Pasamos primero por la colección de pintura cubana y universal. Para quien haya visitado el Palacio de Bellas Artes de La Habana, sorprende ver la obra de grandes exponentes de la pintura cubana en el Emilio Bacardí. Amelia Peláez, René Portocarrero, Raúl Martínez o Wifredo Lam permanecen en este sitio opacado por otros de mayor renombre.

La sala histórica es muy característica y detallada. Allí se encuentran documentos, objetos, vestimentas y armamentos de la época colonial, específicamente del periodo de las guerras por la independencia de Cuba.

Habíamos leído bastante sobre la historia de ese país, así que nos pareció interesante encontrar objetos que pertenecieron a José Martí, «Héroe Nacional de Cuba»; Carlos Manuel de Céspedes, llamado «Padre de la Patria» o Antonio Maceo, otro libertador muy querido por los cubanos.

Terminamos el recorrido en la sala de abajo, especializada en arqueología, junto a momias egipcias y paracas de Perú. Estas fueron traídas por los fundadores del museo en sus viajes por el mundo.

Resultó ser una visita fascinante a un sitio lleno de detalles, indispensable para todo aquel que conozca algo de la historia cubana y su cultura.

Al salir nos encontramos con José Luis, un guía que amablemente nos hizo un recorrido por la zona. Todo fue un poco apresurado, porque queríamos hacer muchas cosas y habíamos gastado más tiempo del planificado en el Museo Bacardí.

Balcón de Velázquez

Nos fuimos hasta el paraje preferido por el conquistador de la zona, Diego Velázquez, su casa también es un museo. El lugar es excelente para tomar hermosas panorámicas de la ciudad. Nuestro acompañante nos explicó un poco sobre la zona de «Tívoli», cuya forma y arquitectura es diferente, más afrancesada. Nos contaba que en el pasado fue una especie de gran prostíbulo, y además de los hombres de la ciudad, los tripulantes de todas las embarcaciones que llegaban hasta la Bahía de Santiago de Cuba también se divertían allí.

Desde el balcón de Velázquez observamos la Bahía de Santiago de Cuba y el Castillo del Morro, una de las más importantes, y en esa dirección nos dirigimos. Por el camino escuchamos anécdotas y observando diferentes puntos de interés como la casa de Juan Formell, uno de los músicos cubanos más relevantes de Cuba director, hasta su fallecimiento, de la orquesta «los Van Van».

El Malecón santiaguero y la Casa de la Cerveza

Llegamos hasta la bahía y nos tomamos una foto prácticamente obligatoria, en el gran cartel amarillo junto al Malecón de Santiago, que da la bienvenida a la «tierra caliente». Enseguida cruzamos la calle y entramos a la Casa de la Cerveza, un descanso necesario, sobre todo por el intenso calor.

Después de tomar una fría jarra de cerveza, regresamos al vaivén de las subidas y bajadas características de las calles santiagueras. Almorzamos rápidamente en un restaurante que nos fue recomendado: Sabor Cubano. El lugar no fue nada relevante ni especial, así que no vale la pena hacer comentarios.

Una pequeña parada… o un consejillo

Acto seguido fuimos a buscar el auto para llegar hasta el Cementerio de Santa Ifigenia y la Iglesia de la Caridad del Cobre. Le sugiero tener cuidado con las motos que circulan por las calles santiagueras, sobre todo si se desplaza en coche.

Hay muchísimas, en comparación con otras ciudades cubanas. Pero eso no es lo más alarmante, sino que andan a altas velocidades y aparecen de forma inesperada por el lomerío del paisaje santiaguero. Así que, ¡cuidado con las motos!, incluso como transeúnte.

Cementerio de Santa Ifigenia

Es uno de los más antiguos de Cuba. Allí descansan los restos de la mayoría de los grandes héroes y heroínas cubanos, entre ellos Carlos Manuel de Céspedes, Antonio Maceo, José Martí, al que se le dedica un hermoso mausoleo y una guardia permanente. Justo al lado de este, en una gran piedra, yace el recientemente fallecido Fidel Castro, figura imprescindible de la historia cubana y una gran personalidad a niveles internacionales.

Cuando llegamos estaba por comenzar la ceremonia militar para el cambio de guardia, un momento solemne que muchos visitantes esperan disfrutar. Luego desandamos el sitio que acoge, además, los restos de grandes músicos y figuras de la cultura cubana de todos las épocas.

Iglesia de la Caridad del Cobre

Sin tiempo para mucho más, seguimos hasta la Iglesia de la Caridad del Cobre, la llamada «Patrona de Cuba». El camino para llegar es un poco molesto porque los vendedores se abalanzan en la calle para ofrecerte cualquier tipo de alegorías de la santa.

Una vez en la iglesia, nos percatamos de lo importante que es para los cubanos. Personas de todo el país llegan hasta allí para venerar a la Caridad del Cobre, que según el panteón sincretico afrocubano es el paralelo con Oshún.

Se dice que años atrás encontraron la imagen en el mar, muy cerca de esta zona y que los pobladores desde entonces tomaron aquello como una señal de prosperidad y buena suerte. La Caridad del Cobre se convirtió con los años en la Patrona de Cuba, e incluso cuentan que durante las guerras por la independencia los combatientes le tenían una enorme devoción.

Tiene una pequeña sala donde se puede constatar cómo personalidades cubanas y del mundo dejan ofrendas en señal de agradecimiento a la milagrosa santa. Deportistas, discapacitados, políticos… muchos son los que encuentran en la Caridad del Cobre un asidero de devota fe. Y yo, para no ser menos, dejé mi florecita.

Una corta pero relevante parada: Santiago de Cuba

Después de un día bien largo regresamos a la casa de renta y ahí mismo cenamos un filete de pescado excelente. Cansados por la caminata y en espera del viaje que debíamos continuar al día siguiente, terminó nuestro recorrido por el centro histórico de Santiago de Cuba.

Nos faltó mucho por conocer y admirar, porque fueron dos días muy apresurados, pero una ciudad tan pintoresca e histórica merece un segundo acercamiento, quizás más relajado. Hasta el momento estábamos felices de haber escogido Santiago de Cuba como nuestro punto de partida para viajar por Cuba. Pero de que volvemos, volvemos.

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