Cabaret Tropicana, espectáculos que han hecho historia

Cabaret Tropicana, espectáculos que han hecho historia

Comienza la noche estrellada, la noche cien porciento cubana, y una estela de luces empieza a deslumbrar a los expectantes. Un gran arco sobresale en un escenario que cuenta con orgullo la historia del mayor show nocturno de La Habana. Como diría la canción:

«La vida es un cabaret sin más. ¡¡Vamos al cabaret!!»

Aunque los años hayan pasado, y aunque sigan pasando, la grandeza del cabaret Tropicana seguirá contándose. Muchos aseguran, sin exagerar, que venir a La Habana y no visitar el cabaret Tropicana sería una herejía comparable a pasar por Egipto sin ver las pirámides.

Detalles de cartel a la entrada del Cabaret Tropicana en La Habana

Los espectáculos de ese cabaret han abarcado los ritmos cubanos e internacionales de todo tipo y de todos los tiempos. La maestría de los coreógrafos, bailarines y músicos que han pasado por allí, lo han convertido en un referente mundial desde sus inicios, allá por el año 1939.

Pero Tropicana también habla de una época de esplendor artístico en Cuba, acompañada de gansterismo, mafia y corrupción. Las grandes figuras del momento, foráneas y cubanas, políticos, bailarines, modelos, cantantes, músicos, escritores, actores, directores de cine, hombres de negocios… toda la farándula, «la créme de la créme», sobre todo norteamericana, desfilaron por Tropicana y marcaron igualmente su fama.

Tropicana de siempre y para siempre

Muchos años han pasado, pero el espectáculo ha perdurado como uno de los más exclusivos y fastuosos de Cuba y parte del mundo. Pero hagamos un pequeño repaso a esos grandes shows que han inmortalizado a ese cabaret y las personalidades que se vieron involucradas en ellos.

Inicios del cabaret en Cuba

Cabaret Tropicana, famosa 'Fuente de las Musas' que identifica al cabaret habanero

El término cabaret proviene del francés, y con los años ha estado asociado a distracciones nocturnas donde se hibridan varias manifestaciones de las artes escénicas. Sin embargo, esto se ha relativizado en diferentes países que asumen un estilo u otro para el cabaret, algunos lo identifican con un ambiente más intimista y elegante, otros con grandes y rimbombantes espectáculos.

En Cuba, los inicios del mundo cabaretesco se remontan a finales del siglo XIX e inicios del XX, al teatro popular y bufo y en especial a los espectáculos de compañías criollas y del circo de Santiago Pubillones en el Teatro Martí de la capital habanera. Más tarde, gracias al Teatro Alhambra, se acentúa una expresión más vernácula que, desde ya, marcaba arquetipos de personajes cubanos que han llegado hasta nuestros días, como el negrito, el gallego o la mulata.

Aquellos espectáculos siempre estuvieron acompañados de música y promocionaban géneros musicales como el danzón, las guajiras, guarachas, el tango congo, la habanera, el bolero, la criolla, la rumba, entre otros géneros del momento.

En los años 30, los cabarets interpretaban diferentes tipos de bailes en un mismo acto. Habitualmente se cerraba con una rumba a la que se sumaban todos los artistas, tradición devenida del teatro vernáculo.

Bailarines en el escenario principal del Cabaret Tropicana

No es hasta finalizada la II Guerra Mundial que Cuba experimenta una prosperidad cultural de avanzada. Los años 50 la situaron a la vanguardia internacional en muchos aspectos. Grandes obras arquitectónicas cubanas son fruto de ese período; las ciencias, las artes, el deporte, vivieron su década dorada.

La introducción de la televisión fue vital para la promoción de los más de cien centros nocturnos y cabarets que se abrieron en los años 50, así como los periódicos y revistas de la época que mostraban toda la «farándula» nocturna cubana en sus salones de bailes, casinos y cabarets.

Llega Tropicana y comienza otra historia

Una mansión hermosísima, en el otrora reparto «Buena Vista» del municipio Marianao, era utilizada desde finales del siglo XIX por su dueño, Regino Du Rapaire Truffin, para elegantes fiestas. Era un gran terreno, de exuberante vegetación con palmas reales, cedros y diferentes árboles frutales. A la muerte del mismo, a finales de los años 30, su esposa, de sobrenombre Mina Pérez, le arrenda el espacio a Víctor Correa, empresario con experiencia en el negocio del cabaret. Allí instala el club nocturno «Beau Site Club» que incluía una sala de juego.

Se dice que el nombre de Tropicana se debe a la sugerencia del coreógrafo Sergio Orta, inspirada en una pieza homónima del flautista Alfredo Brito, estrenada en el lugar el 31 de diciembre de 1939. El sitio fue adquiriendo fama hasta que un año después se presentara la gran gala de apertura del teatro – restaurant Tropicana, como se concibió en sus inicios.

El estreno de Congo Pantera

La premier fue por todo lo alto, con la presencia de un músico que para aquel entonces era de los pocos que lograba tocar swing en un órgano eléctrico, Hermann Kohn. A este se sumaron artistas, modelos y bailarines del momento, tanto de Cuba como de Estados Unidos y Latinoamérica. Es el caso del Trío Mixteco, la actriz y vedette Lita Enhart o el cantante Lalo Maura, por solo mencionar algunos.

Cabaret Tropicana, bailarinas durante el espectaculo de Congo Pantera

Uno de los mayores espectáculos jamás vistos en Cuba, y que señaló la mira en torno a Tropicana, fue «Congo Pantera», junto al ballet ruso de Montecarlo. Víctor Correa logró que el elenco de ese ballet, que se encontraba en La Habana por esos días, bailara en el cabaret al compás de los tambores batá de Chano Pozo, uno de los revolucionarios de ese instrumento en el país, conocido como «el Tambor de Cuba».

La revista musical semejaba la caza del animal africano. Se dice que la bailarina rusa Tania Leskova, en el medio del espectáculo, descendía de uno de los árboles del lugar, dejando estupefactos a los espectadores. El personaje de Olga Kurylenko, en la serie «Magic City», está basado en la célebre bailarina rusa. El show marcó un antes y un después en Tropicana y lanzó a la fama a su administrador Víctor Correa.

El espacio llamaba la atención por su ambiente boscoso y encantador, su servicio gastronómico y el espectáculo bailable que se inspiraba en el cabaret clásico, en el music hall y la revista, acompañadas de acrobacias y coreografías afrocubanas. Varias de estas características aún pueden ser apreciadas en sus puestas.

Congo Pantera, uno de los espectaculos mas coloridos del Cabaret Tropicana de La Habana

A las nueve de la noche se servía el buffet en las mesas al aire libre, mientras tocaba la orquesta de Armando Romeu y Eliseo Grenet, grandes músicos del momento en Cuba. Tropicana pasó a ser uno de los mejores centros nocturnos de la época, junto a otros como el cabaret Montmartre, Sans Souci y el teatro Blanquita, actual teatro Karl Marx en La Habana.

La década de oro de Tropicana

Martin Fox, conocido banquero de juegos, comparte la administración de Tropicana junto a Correa en 1944. Más tarde, se convierte en el único administrador, al adjudicarse la propiedad como pago de una deuda que contraería Correa. Así, en 1950, Fox compra los terrenos a Mina Pérez y se erige como el dueño de la mansión y sus alrededores.

Bailarines en el centro del escenario principal del Cabaret Tropicana

En 1952 se remodela el lugar y se le da la forma que conocemos hoy. Se abren entonces los salones «Bajo las Estrellas» y «Arcos de Cristal». Nace también uno de los símbolos con que internacionalmente se reconoce a Tropicana, la escultura de la bailarina en posición quinta, los pies juntos en punta y los brazos en forma de arco, realizada por la artista cubana Rita Longa.

Tropicana ofrecía espectáculos con las llamadas mulatas de fuego, el bingo de moda, un restaurante con exóticos platillos y la más poderosa banca de juego. Magnates, modelos, actrices, músicos y la alta aristocracia del momento confluían en ese espacio al que se adicionaron el Tropi Ranch a la entrada, y otro bar restaurant.

Por aquellos años Tropicana presentó un show aéreo que lo convirtió en el primer cabaret en el mundo en realizar un espectáculo en pleno vuelo. Este constituyó un record de recaudación al presentar artistas de la talla de Nat King Cole quien llegó a ser el mejor extranjero remunerado en Cuba. En la actualidad dicho show cierra la presentación de cada noche sin dejar de sorprender, todavía, al público visitante.

Rodney, el Mago de la Coreografía

Pero todo ese esplendor en la década del 50 en Tropicana se debió a un coreógrafo que revolucionó el mundo del espectáculo en Cuba y que dio a conocer al mundo la música y la cultura cubana. Roderico Rodríguez Neyra, conocido como «Rodney», fue el coreógrafo más osado y famoso de la época.

Conga y coreografia en el Cabaret Tropicana de La Habana, Cuba

Viajaba por el mundo y llevaba a la isla cubana estilos, ritmos y escenificaciones de otras culturas. Se trasladó hasta Brasil, de donde importó grandes espectáculos como Copacabana, Tambo y Bahiondo, junto a la afamada actriz y cantante de samba Carmen Miranda y que provocaron cierre por capacidad. En ellos se presentaron también la cantante cubana Celia Cruz y el tenor mexicano Pedro Vargas.

Otro súper espectáculo, recordado aún por los más ancianos que pudieron visitarlo fue Rodney Circus, una versión del circo en forma de revista musical. Allí se vieron animales desfilar por el escenario, dos leones, un leopardo, un elefante y seis monos se sumaron a acróbatas, trapecistas, contorsionistas, payasos y bailarines en un show de gran magnitud y vanguardia para la época.

Rodney trajó a Cuba compañías y artistas mundialmente conocidas, de igual manera que muchas celebridades iban a la isla a conocerlo. Convirtió Tropicana, junto a Fox, en uno de los más lujosos y exclusivos centros nocturnos de Cuba y el mundo.

Tropicana, un paraíso bajo las estrellas

Tropicana fue declarado en el 2002 Monumento Nacional y se han abierto otros dos establecimientos similares en otras provincias del país.

Bailarines cortejan a bailarina en el Cabaret Tropicana

Este espacio estuvo entre los veinte lugares que escogieron las televisoras norteamericanas ABC y CNN para trasmitir al mundo en directo el inicio del siglo XXI.

Fue el primer cabaret que descubrió el imán de las grandes producciones. Las luces se eclipsan frente a espectáculos llenos de color y brillo, con trajes suntuosos y música de primer nivel, con coreografías que muestran la variedad y la riqueza de los bailes y ritmos cubanos.

La esencia de Tropicana se conserva como un emblema cultural, un paraíso bajo las estrellas que cautiva a todo el que llega a La Habana de este siglo XXI.

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