El dominó es el juego de Cuba

El dominó es el juego de Cuba

Existen marcas identitarias que definen y hacen interesante una región, un país o una ciudad. En esos detalles radica la autenticidad y el carácter de un sitio. Cuba es una nación con una historia muy particular, con muchas influencias de otras culturas y una entremezcla visible en cualquier ámbito.

Las tradiciones pasan de generación en generación y el peligro de perderlas en el mundo actual siempre debe ser un incentivo para conservarlas. Sobre Cuba hay y habrá mucho que decir, pero a veces lo que más sorprende es la permanencia de ciertas costumbres que la hacen única.

El dominó en Cuba, una marca de identidad

Improvisada mesa de domino en el barrio habanero de Centro Habana

Ese es el caso del dominó, un juego de mesa internacionalmente conocido y practicado, pero que en esta parte del mundo se ha adaptado y revalidado, convirtiéndose en un símbolo distintivo de la cultura popular, de las costumbres familiares y festivas de los cubanos.

¿Qué hace diferente al dominó cubano del resto del mundo?

Se dice que fueron los chinos los que llevaron el juego a Cuba, algunos aseguran fueron específicamente los chinos de California que migraron al país en finales de siglo XIX; otros que lo trajeron los europeos porque en ese continente ya se practicaba, pero en realidad no se sabe a ciencia cierta cómo llegó hasta esa isla caribeña.

Fichas de domino en su caja, liastas para comnenzar el juego

Es muy usual caminar por las ciudades y pueblos del país y encontrar personas jugando dominó en la calle, en las casas, en las fiestas. Sin embargo, la forma de juego cubana es diferente a la del resto del mundo, muy característica y más azarosa podríamos decir.

Pero, ¿cómo el dominó se convierte en algo representativo de una cultura? ¿Qué podemos aprender a través del dominó sobre los cubanos, su manera de pensar, de hablar y de comportarse a veces? ¿Dónde está la diversión de pasar horas sentado en una mesa poniendo fichas?

El dominó es el juego de Cuba

Amigos juegan domino en el Parque Cespedes de Santiago de Cuba

El dominó cubano se ha convertido prácticamente en deporte o hobby nacional. Se organizan campeonatos en los barrios y municipios que el gobierno apoya y promueve. Es habitual que cuando las familias se reúnen se juegue dominó. Así, no falta los 31 de diciembre en las viviendas cubanas, junto al cerdo asado, la yuca con mojo y el congrí, ya sea en el campo o la ciudad. Tampoco en fiestas de aniversarios acompañado de música, bebida y conversaciones.

Es increíble cómo hasta los más jóvenes disfrutan y juegan; todas las generaciones se pueden juntar en una mesa y hacer retumbar las fichas. Se dice que años atrás era más común encontrarlo dentro de las casas y en fiestas, pero actualmente cualquier esquina, parque o rincón en las calles puede convertirse en sitio de encuentro para jugar dominó. A veces hasta sin mesa, simplemente una tabla de madera que se colocan los jugadores en las piernas, puede dar comienzo a este hobby.

Habitantes de Santiago de las Vegas comentan en la calle el juego de domino de la esquina

Así que no le sorprenda encontrar de repente mientras camina por algún lugar del país, un grupo de personas alrededor de una mesa muy concentrados. Sí, porque no solo las cuatro personas que se encuentren jugando son las que intervienen, muchas veces la gente que espera a sentarse en la mesa también opina al final de cada partido, porque es como el ojo que todo lo ve, y por tanto, comentan las jugadas de los otros.

Es una manera muy cubana de socializar y pasar el rato. Incluso, en la noche puede ver, en un parque iluminado o en una esquina donde haya un foco de luz pública, a los cubanos poniendo fichas y discutiendo. En ocasiones, existen en los barrios peñas de dominó, es decir, que en determinados horarios ya todos saben que de seguro se sentarán a jugar y los que gustan de él, se preparan para asistir. Hay grupos de personas mayores que mantienen la tradición, por muchos años, de ubicarse en el mismo lugar que puede ser una bodega, una esquina o vivienda para practicarlo.

El dominó al estilo cubano

Fichas de domino en la mesa de una casa particular en La Habana, Cuba

Se diferencia del que se juega en otros países por la cantidad de fichas, que son 55, y por la dinámica del juego, aunque las reglas cambian en una zona u otra del país. Por ejemplo, se dice que en el oriente de Cuba es más común jugar con 28 fichas, es decir, hasta el doble 6; mientras que en el occidente son 55 fichas hasta el doble 9.

La diferencia es que en la segunda variante los 4 jugadores toman 10 fichas y otras 15 quedan fuera de la partida, por lo que no se sabe exactamente la cantidad de piezas de un mismo número que hay en el momento del juego. Cuando este termina, vuelven a unir todas las fichas, las revuelven y comienza otro juego. Esta variante es más azarosa y depende de la suerte y hasta de la intuición de los jugadores.

Aunque también se puede jugar de forma individual, lo más frecuente es en pareja, colocadas en paralelo, la persona frente a su pareja, para que nadie vea las fichas de los otros jugadores. Las parejas se deben ayudar mutuamente durante el juego y obtienen puntos al final en conjunto. En este sentido, hay varias reglas, según el grupo y la tradición que exista. El juego puede terminarse cuando una pareja gane 100 puntos, o 50 y hasta 200, o cuando hay muchas personas esperando para entrar, se escoge jugar tres partidos sin puntuar y gana el primero que consiga ganar dos.

Así, de manera general, funciona la dinámica del juego, pero en medio de todo aquello es curioso todo el ambiente que se crea. Aunque el juego es comúnmente de raíz popular, en Cuba hasta las más refinadas familias juegan y conocen las reglas. Sin embargo, en la calle generalmente toma otros matices.

La tumba del dominó

Doble tres, en la famosa tumba del domino en el Cementerio Colon de La Habana

Es inconfundible el sonido de las fichas cuando caen en la mesa, la llamada «tumba» del dominó. Algunos lo hacen más acaloradamente que otros, pero es una cuestión de carácter y a veces de estrategia. Hay jugadores que se demoran más cuando les toca jugar para que el contrario piense que tiene muchas opciones que repasar; otros se adelantan y tratan de apurar al contrario para hacerlo jugar mal en medio de la premura; y así existen muchas maniobras que hacen más interesante el juego.

La jerga del dominó en Cuba

Los propios cubanos dicen que el dominó lo inventó un ciego y un sordo para que las parejas no se miren, hagan trampas o para que todos callen mientras se juega. Pero esto generalmente no se cumple en Cuba. Muchas fichas y números se han renombrado a partir de frases populares o de personajes históricos.

Momento en que uno de los jugadores 'se pega' o gana una de las 'datas', partidas, de domino

Muchas veces al nombrarla se imita la similitud en la fonética del número cuando se pone la ficha, es decir, diciendo una frase en la que en algún momento se menciona el número o parte de este. Por ejemplo, y para que sea más visible, cuando un jugador pone un cuatro en la mesa puede decir «cuarteles que son escuelas», una frase que se popularizó a inicios de la Revolución Cubana y su campaña por la educación, pero dentro de la frase aparecen casi completamente las letras del número.

Lo curioso es que la fraseología del dominó es algo ampliamente estandarizado, que los cubanos utilizan en las partidas y todos comprenden perfectamente de qué se habla. Incluso, esas frases pueden pasar al habla cotidiana. Por ejemplo, «dar agua» que significa recoger las fichas y revolverlas cuando acaba cada partido, lo utilizan popularmente las personas para expresar que algo terminó o va a terminar.

Por tanto, el dominó forma parte del habla popular del cubano y el discurso oral, tiene su propia jerga. Aquí les muestro algunos ejemplos muy simpáticos. A la ficha en blanco se le dice «blanquizal de Jaruco» (referencia a un pueblo de la provincia de Mayabeque); al número uno se le puede llamar «la uña» o «la puntilla»; al dos: «el dulce», «Dulcinea» o «el duque»; al tres: «Trío Matamoros» (importante agrupación de música cubana del siglo XX) o «Teresa» (nombre femenino popular en Cuba); al cinco: «sin comer no se puede vivir»; o al ocho «Oshún» (santa del panteón yoruba).

Amigos discuten sobre partida de domino en las calles de La Habana, escena comun en todas las ciudades de Cuba

Asimismo, se nombran las fichas dobles. Por ejemplo, al doble nueve, una ficha incómoda a veces porque es la más alta de la mesa y de la que todos intentan deshacerse, se le llama metafóricamente «la gorda». A la persona que prefiere jugar siempre las más grandes para tener menos puntos al final, sin pensar en el juego o en su pareja, se le dice «bota gorda».

Hay expresiones para muchas estrategias y formas de jugar como «capicúa» que es el momento en que coinciden las dos puntas de la fila del dominó con la última ficha que tiene un jugador; por tanto, puede ganar por cualquier lado y el juego vale doble en muchos casos. «Pollona» es cuando una pareja gana todos los partidos hasta llegar a los 100 puntos, dejando la casilla de papel del otro equipo en blanco. «Agachao» se le dice a la persona que guarda las fichas, las retiene, no las pone aunque su pareja lo necesite y al final del partido las juega para ganar.

Jugador de domino medita profundamente su proxima jugada

La fraseología del dominó cubano que se ha conformado con los años tiene orígenes varios, pero toda ella es expresión de la Cuba cotidiana, otro lenguaje que la mayoría de las veces solo entienden los cubanos. Además, por lo general viene acompañada de una actitud, de ademanes muchas veces vulgares, con mucha gesticulación. Los partidos siempre se comentan a viva voz, y aunque después se continúe jugando, en ocasiones las discusiones terminan en pelea, o un jugador que ha perdido se molesta, tira las fichas y la mesa al suelo.

Esos son aspectos negativos que tiene el juego. Muchas veces se practica mientras se toma ron y se fuma, pero lo cierto es que es un fenómeno cultural que representa al cubano en cualquier país. Por eso, muchos visitantes escogen entre los regalos, o recuerdos de Cuba, hacerse de un juego de dominó, disponible en las ferias de artesanía y algunas tiendas, y que puede ser de madera o marfilado.

Siéntase un poco cubano y juegue dominó

Amigos juegan ajedrez en una calle de Santiago de Cuba, otro deporte de mesa muy popular en la Mayor de las Antillas

Así que ni bingo, ni damas, ni ajedrez, ni barajas, el dominó es el juego de Cuba, una expresión más de su autenticidad y su cultura popular. Si camina por las calles del país seguro se percatará de esta realidad que durante años ha divertido a los cubanos y que seguirá haciéndolo. Que no pase desapercibido en su visita, si comparte en alguna fiesta cubana, observe y si puede y quiere, juegue un poco de dominó a lo cubano.

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