Nuestro viaje por el oriente de Cuba comenzó realmente en Guardalavaca. Viajamos de La Habana hasta Holguín, provincia donde se encuentra este paraíso de sol y mar, durante la noche y en un ómnibus Víazul. Así que no habíamos visto prácticamente nada.
Como meta nos propusimos llegar hasta La Habana habiendo recorrido Santiago de Cuba, Holguín, Bayamo, Camagüey, Cienfuegos, Santa Clara, Trinidad, Varadero y algún que otro pueblito sorpresa.
Para llegar hasta el sitio prometido
Después de disfrutar de tres maravillosos días en Guardalavaca, nos dirigimos hacia el punto de RentCar del pueblo para buscar el coche que ya habíamos reservado.
Este proceso de reservación puede ser un poco complicado. Lo recomendable es hacer la reserva desde el extranjero con unos meses de antelación o efectuarla en el aeropuerto, cuando arribe, aunque puede resultar más caro.
Una precisión sobre rentar un coche en Cuba
En este sentido, la verdad es que las cosas no están muy bien organizadas, así que hay que estar atento. Por ejemplo, cuando llegamos a la oficina bajo un aguacero furioso y después de esperar un par de horas, entramos a la oficina para confirmar la reservación que ya habíamos hecho meses atrás. Sin embargo, nos encontramos que el coche todavía no estaba disponible y había que esperar a que fuera traído del municipio Holguín.
Cuando finalmente llegó, nos explicaron todo lo que tenía antes de entregarlo. En este momento es importante que saque una cámara y tome un video de las condiciones del coche, porque no siempre son las mejores y al devolverlo pueden achacarle los daños. Nuestro coche no tenía limpiaparabrisas trasero ni antena, pero por lo demás todo parecía aceptable.
Lo que sucede es que los coches económicos que se rentan en Cuba no son de la mejor calidad, además de que cada vez hay menos cantidad. Algunos cubanos rentan sus coches o carros, como los llaman comúnmente, pero el peligro radica en que no tienes un seguro de viaje, en caso de que suceda algo, lo que supone un riesgo agregado. Una opción sería alquilar el coche particular con un chofer. Esto puede tener sus ventajas y desventajas pero es una opción a valorar, aunque el saldo final será más caro por supuesto.
Bueno, la realidad fue que luego de esperar como cinco horas recibimos el coche y comenzamos el viaje. Nuestro primer y más anhelado destino era Santiago de Cuba, pero muy cerca de Guardalavaca, y en el camino hacia Santiago, se encontraba un sitio histórico que llamó nuestra atención, un asentamiento aborigen hoy convertido en museo: el Chorro de Maíta y la Aldea Taína.
Un hermoso contacto con la historia cubana
Al llegar al sitio encontramos un sencillo poblado rodeado de vegetación y pequeñas montañas. Se llama Banes, municipio donde se encuentra el Chorro de Maíta, considerado como la capital arqueológica de Cuba.
En este lugar se descubrió, en 1930, el primer cementerio aborigen de agricultores ceramistas del país. Se dice que este asentamiento taíno data de 1440 y permaneció hasta 1540, es decir, antes y después de la conquista y colonización española en Cuba.
Lo más interesante del sitio son todas las incógnitas y presuposiciones que se pueden hacer. Según los historiadores allí se encontraron todas las formas de enterramiento conocidas, no solo en Cuba sino también en el resto del Caribe.
Confluencias hispanas y aborígenes en el asentamiento
En las excavaciones se encontraron vasijas, instrumentos y joyas de la población taína, pero lo increíble es que también salieron a la luz instrumentos hispanos, venezolanos y hasta mexicanos. Se dice que esto se debe a las oleadas de aborígenes que pasaron por la isla cubana, pero todavía hay muchas interrogantes. Por ejemplo, se conserva un collar hecho con coral rosado, cuarzo, perlas, cuentas bicéfalas doradas y una cabeza de ave tallada en oro, que se supone perteneció a una princesa mexicana y se considera una de las reliquias más relevantes encontradas en el enterramiento.
La presencia de restos españoles es igualmente controvertida porque además de instrumentos como cascabeles, vasijas y adornos hispanos, también se evidencian formas de enterramiento propias de los cristianos como los brazos cruzados en el pecho, la postura acostada y los cráneos sin deformar, porque era habitual en los aborígenes la deformación del cráneo.
Por tanto, se predice que en el Chorro de Maíta en Holguín existió contacto entre aborígenes e hispanos, inicios e indicios de la llamada transculturación en Cuba.
La Aldea Taína
Frente al museo se representó una Aldea Taína, una recreación del poblado aborigen a tamaño real. Según sus escultores a partir del hiperrealismo se ilustró el fenotipo específico de las mujeres y hombres taínos de la época, así como sus costumbres y rituales.
Se distinguen 38 esculturas humanas que muestran la deformación craneana y el rápido envejecimiento de los aborígenes, porque a los 45 años ya eran vistos como ancianos.
Se observan las viviendas llamadas caneyes con su forma particular, donde habitaban los aborígenes, así como instrumentos de trabajo y ritos religiosos. Salta a la vista la estratificación del poblado: las mujeres trabajaban en las labores domésticas, en la crianza de los niños y la cocina; mientras que los hombres labraban la tierra, hacían vasijas y piezas artesanales. Aparece la figura del behíque, una especie de brujo del pueblo, que se comunicaba directamente con los dioses para conseguir sus favores.
No pierda la oportunidad de comer en el restaurante, o tomar algo para continuar el camino. Muchos de los paquetes de viaje en Guardalavaca incluyen la visita a este importantísimo recinto arqueológico cubano que a muchos sorprende por su estado de conservación.
Una parada necesaria y reveladora en el Chorro de Maíta
Y así seguimos nuestra aventura, ahora con destino directo a Santiago de Cuba. La parada en el Chorro de Maíta fue muy placentera e interesante, porque no imagina cuánta historia se esconde detrás de un país tan impresionante y sublime como Cuba.