Amantes del cine, del baile, de la moda, del teatro, de la música, del arte en general… y de Cuba, la Fábrica del arte cubano (FAC) es vuestro lugar obligatorio para visitar.
Estamos en La Habana moderna, casi donde termina el céntrico barrio del Vedado, muy cerca del túnel de la Quinta Avenida y del Puente de Hierro, que dan paso al territorio de Miramar, y descubrimos que la chimenea de una antigua fábrica, perteneciente a una era industrial que nunca fue tal, se alza queriendo quitarle protagonismo al sol.
A poco más de cien metros de distancia, cualquier persona puede pensar que se trata de una factoría de productos alimenticios, pues en aquel cañón vertical de color terracota leemos las palabras «El Cocinero», escritas en letras amarillas; sin embargo, al acercarnos no tardamos en comprender que en el interior del monstruo de ladrillos se cocina cada noche el arte como proteína.
Los cimientos de un proyecto diferente
La existencia de la industria fue producto del florecimiento urbano del barrio habanero del Vedado, iniciado a mediados del siglo XIX, que propició la apertura de centros encaminados a potenciar el desarrollo económico de la capital.
Los primeros años del pasado siglo fueron testigos de la apertura de la Planta Eléctrica del Vedado, en ese lugar ubicado en la actual calle 26, entre 11 y 13, muy cerca de la desembocadura del Río Almendares. Desde 1905 hasta 1913, el inmueble de fachada similar a las iglesias románicas europeas de los siglos XI al XIII, dotó de electricidad a la alta sociedad habanera de esa zona.
El local, tras varios años en desuso, acogió a la Fábrica de Aceite El Cocinero a partir de 1930 hasta 1960, cuando sirvió como almacén de medicamentos, cedido posteriormente al Ministerio de la Industria Pesquera.
El cantautor y realizador audiovisual X Alfonso fue quien «redescubrió» el lugar en 2013, mientras buscaba dónde rodar el videoclip del tema Iceberg, de su amigo ya desaparecido Santiago Feliú. Alfonso quedó fascinado ante las potencialidades de la fábrica para convertirla en una plaza de expresión y construcción permanente de arte.
Del sueño a la idea
Cuatro años antes, Alfonso había producido el documental «Sin Título». Durante el proceso de exhibición, los espectadores intercambiaron con los protagonistas del material, lo que evidenció el valor de la interacción permanente entre los artistas y sus públicos, que lo satisfizo enormemente. Entonces, desde 2010 había elegido el recinto ferial Pabexpo, en el extremo oeste de La Habana, para que fuera la sede de un incipiente espacio donde los participantes se vincularan en directo con manifestaciones artísticas y procesos creativos, desde la danza hasta la producción audiovisual.
Sin embargo, el encuentro de Alfonso con la mencionada fábrica le provocó una especie de shock, una seducción sin límites, y su sensibilidad innovadora le condujo a proponer a varios funcionarios gubernamentales la concreción definitiva del proyecto que desde hacía tres años desarrollaba en áreas de Pabexpo.
Con la anuencia de las autoridades y tras seis meses de acciones constructivas lideradas por el arquitecto Ernesto Jiménez García, el 13 de febrero de 2014 se inauguró la Fábrica de Arte Cubano (FAC) con un concierto del poeta y trovador Silvio Rodríguez.
La fábrica por dentro
Casi al anochecer, la fachada de la Fábrica de Arte Cubano se ilumina en distintos tonos de azul, que contrastan con un amarillo incandescente. Una vez dentro, nos pareció que habíamos comprado un boleto al edén donde se venera la cultura contemporánea, por tan sólo 2.00 CUC (poco menos de dos Euros).
Resulta muy llamativa la entrega de una imitación de la mítica «Libreta de abastecimiento» que utilizan los cubanos (únicos en el mundo) para los alimentos de primera necesidad. Ahí se registra el consumo durante la velada. Nos explicaron que al salir debíamos liquidar el importe total. Pero nos advirtieron algo: si se nos extraviaba, debíamos pagar una multa de 30.00 CUC (cerca de 27 Euros).
Un salón decorado a base de objetos de reciclaje con singular colorido se abre al entrar, tronco común que conduce a las cinco naves interiores del inmueble y a la terraza al aire libre, donde los visitantes pueden sentarse en originales bancos de madera rodeados de obras pictóricas para entablar amistosas conversaciones, degustar platos de comida criolla y respirar aire puro con olor a mar y río.
En cuanto a las salas interiores, la primera está dedicada a las exposiciones de artes visuales, muestras de arquitectura, conciertos de música instrumental o vocal, y representaciones teatrales, todos de pequeño formato. Esta nave también se conoce como «Sala Santiago Feliú», y sobresale por reservar agenda para desfiles de moda, donde jóvenes diseñadores de Cuba muestran un quehacer que intenta imponer estilos genuinos, propios, en diálogo con las tendencias internacionales.
La fotografía y el vídeo se encuentran en la segunda nave. Allí nacientes y reconocidos talentos exponen por igual auténticas creaciones, convirtiendo el área en una suerte de galería sobre las corrientes más actuales de la fotografía estática y en movimiento.
La tercera está dedicada al cine, el teatro, la danza o la música de concierto. Exhibe producciones cubanas y extranjeras, y está conformada por cómodas butacas que están frente a un gran escenario con pantalla, y una barra trasera donde se ofrecen diferentes bebidas. Las paredes laterales permanecen decoradas con obras alusivas al séptimo arte.
El cuarto recinto, por su parte, está dividido en tres salas consagradas exclusivamente a la música, este sitio constituye el plato fuerte de la fábrica. Una para la música de pequeño formato, otra para la clásica y la restante, conocida como «Nave Azul», ofrece conciertos de música cubana. Sus paredes exhiben carteles que comunican y ambientan la esencia del fenómeno musical en la Isla.
Podréis encontrar además clases de tango y milonga para los interesados, además de conciertos de grupos como «Manos», conformado por jóvenes exponentes del jazz, especialmente percusionistas. Podrás disfrutar durante horas de versiones de ritmos tradicionales cubanos, aderezados con modernas y atrevidas armonías.
El centro establece temporadas de receso de acuerdo con la época del año, para reparaciones, rediseños, montaje de nuevas muestras artísticas, y vacaciones que dice merecer el personal, pues desarrollan una intensa actividad. Están abiertos de jueves a domingo, entre las ocho de la noche y las tres de la madrugada. Desde la inauguración siempre ha estado de moda y, sin discusión, está considerado entre los centros culturales más populares de toda Cuba.
La Fábrica de Arte Cubano es internacional
El prestigio de la Fábrica de Arte Cubano – FAC trasciende la frontera insular. Desde su apertura, la han visitado personalidades del mundo de la música como Lady Gaga, Jon Bon Jovi, Mick Jagger, Rhett Miller y Dominic Miller. La ex primera dama de los Estados Unidos, Michelle Obama, también estuvo de paso por esa instalación cultural que cada año acoge además al festival Havana World Music.
Disfruta de más arte cubano en este post sobre diez lugares donde consumir arte joven en La Habana vieja.
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