Conocer un país, una cultura diferente siempre constituye un reto para el visitante. Cuba es un archipiélago pequeño, pero lleno de historias y de culturas entremezcladas, expandidas por todo el país.
La revisita a las culturas originarias, aquellas que formaron un pueblo, siempre aporta un conocimiento interesante, un detalle curioso. En el caso de Cuba, la comunidad primitiva tuvo un triste final y se extinguió rápidamente tras el período de conquista. Pero muchos de sus asentamientos llegaron a alcanzar un desarrollo visible.
Es el caso de la comunidad taína, la más antigua de Cuba, asentada en la zona de la Ciénaga de Zapata, actual provincia de Matanzas. Llegaron a Cuba aproximadamente en el año 800 antes de nuestra era y según expertos su nombre quiere decir «noble» o «bueno».
En La Ciénaga de Zapata se ubica el mayor humedal de Cuba y uno de los mayores de América Latina y el Caribe. Su variedad de flora y fauna, los reservorios de agua dulce y sus enormes pantanos la convierten en Reserva de la Biosfera y en Sitio Ramsar. Zonas tales como la Laguna del Tesoro, la mayor del país, el Río Hatiguanico, Playa Larga y Playa Girón constituyen una de las redes de áreas verdes más importantes del país.
En 1962 se funda en una de las islas artificiales en la Laguna del Tesoro, la llamada Aldea Taína, en homenaje a ese pueblo aborigen. La idea partió de Celia Sánchez Manduley, una de las principales figuras políticas al triunfo de 1959. El objetivo era mostrar un conjunto escultórico y de cabañas que simularan la vida cotidiana de esa comunidad.
Hoy, es uno de los senderos más llamativos para los miles de visitantes que se acercan a la zona. Hagamos entonces un recorrido por el sitio que reivindica la historia del pueblo taíno, y con ello la historia de Cuba.
La Aldea Taína, historia y cultura
La vía para llegar hasta esa isla artificial es a través de lanchas y embarcaciones que atraviesan la Laguna del Tesoro. Allí encontrará diferentes islas unidas por puentes y senderos, que conforman la Villa Guamá. Se dice que el nombre de la laguna se debe a que los aborígenes, en el momento en que sintieron amenazadas sus riquezas por los conquistadores, decidieron arrojarlas al estanque, como símbolo de rebeldía y amor a su tierra.
En el centro de la isla se ubica el gran caney, de planta rectangular, donde vivía el gran cacique, jefe de la tribu. A su alrededor se disponen las cabañas de otras importantes personalidades de la comunidad, como el «behíque», especie de brujo o sanador espiritual, y los principales cazadores de la aldea. El resto de las viviendas eran los llamados «bohíos», casas de forma circular, que se ubican alrededor del caney. Lo que allí se observa es una reproducción de la disposición de las familias aborígenes. Incluso, puede entrar para ver los instrumentos que utilizaban en sus labores diarias, así como su forma de vida.
El conjunto escultórico
La comunidad indotaína llegó a desarrollarse en diferentes zonas del país, gracias a actividades como la pesca, la caza, la alfarería y la agricultura. Veinticinco esculturas complementan la visita a este parque natural. Distribuidas por toda la isla, cada escultura representa a los aborígenes en sus quehaceres cotidianos. El conjunto se debe a la destacada artista cubana Rita Longa. Cada pieza está hecha a tamaño natural y recrea la vida de niños, mujeres y hombres, miembros del grupo.
Algunas de las actividades más comunes son recreadas; por ejemplo la pesca con la llamada «coa», vara de madera alargada y puntiaguda que les permitía atrapar rápidamente los peces. Aparecen las mujeres elaborando el «casabe», una de las comidas típicas cubanas hecha con la yuca. La masa de la yuca se vertía en el llamado «burén», vasija que utilizaban especialmente para la elaboración del casabe y que allí también se representa.
Varias esculturas reproducen el momento de la caza, la actividad más importante que realizaban los taínos, además de la alfarería y la agricultura. Los momentos de ocio y de ritos religiosos también tienen su espacio en el conjunto. Es el caso del «areíto», un culto religioso que consistía en colocarse y bailar en círculo alrededor de una fogata. Allí los aborígenes cantaban y bailaban para sus dioses, con adornos y dibujos por todo el cuerpo.
Otra escena representada es el juego de «batú», batos o juego de la pelota. La confeccionaban con hojas y resina para que rebotara, y trataban de mantener la pelota en el aire tocándola con cualquier parte del cuerpo. Esa práctica fue una de las que más sorprendió a los colonizadores a su llegada a Cuba.
La artista Rita Longa moldeó las esculturas siguiendo los patrones de las primeras comunidades indígenas cubanas y las colocó siempre realizando alguna actividad, movimiento, dotándolas de naturalidad, realismo e independencia a cada una ellas.
Se dice que muchas de las costumbres aborígenes fueron apropiadas, años después, por los negros esclavos llevados a la isla. Por tanto, ese recorrido constituye un viaje directo a la historia más antigua de la Mayor de Las Antillas.
Otras atracciones
En el recorrido los pobladores y grupos artísticos representan también las costumbres, bailes y cantos de los aborígenes cubanos. Se venden artesanías y suvenires que reproducen la temática aborigen en Cuba y que pueden ser un buen recuerdo de su estancia en esa isla.
Conozca la Aldea Taína de Cuba
No se pierda entonces la oportunidad de sentirse en otra época, de convivir con las culturas originarias cubanas y aprender sobre sus costumbres y ritos. Además es un hermoso paseo que incluye vistas espectaculares y paseos en lanchas. Recuerde que la historia de un pueblo, habla mucho sobre un país, sobre su gente y su vida.