La Cueva de Saturno en Matanzas¿Será que las bajas temperaturas de sus aguas recuerdan un poco al gélido y lejano planeta Saturno? ¿O quizás y aludiendo a los romanos, parece que el dios Cronos, o Saturno, reposa en esa cueva, que podría simbolizar ese dinamismo lento e implacable, con el que se identifica al tiempo?
Camino a Varadero no olvide visitar La Cueva de Saturno
Dejando la poesía y la filosofía a un lado, comencé mi viaje hacia la Cueva de Saturno. Encontré pocos datos sobre su descubrimiento y el por qué de su denominación, de ahí la poesía y los escasos conocimientos de historia clásica. Así que dejé la reflexión, sobre el por qué Saturno, para más tarde.
Bueno que estamos de vacaciones y el tiempo es corto. Llegamos al increíble sitio, casi por casualidad. Íbamos hacia la playa de Varadero y cerca del aeropuerto algún matancero sugirió que nos llegáramos, antes de seguir hacia la playa, a la cueva. Aceptamos y fue toda una sorpresa, casi un viaje de descubrimiento al estilo de Indiana Jones.
Tomando el desvío cerca del pueblo de Carbonera se encuentran las cuevas. Se recomienda un guía especializado para llegar allí, pero no fue nuestro caso.
¿Cómo llegar a la Cueva de Saturno?
La gruta se encuentra en Varadero, a unos 12 kilómetros de Matanzas, muy cerca del pueblo de Carbonera, yendo por la carretera del aeropuerto. Las calles del pueblo de Carbonera están poco asfaltadas porque no es de los más desarrollados de la zona. Su rusticidad es otra de las pistas para conocer la Cuba más allá de las grandes ciudades o centros turísticos como Varadero.
¿Qué nos encontramos?
Al llegar al lugar, justo en la entrada hay un kiosco, donde se puede comprar refrigerios y comida ligera para seguir el viaje. No es un lugar olvidado por Dios, simplemente es un destino poco explotado turísticamente, así que si quiere alejarse del gentío, esta es su oportunidad.
Empezamos el descenso, por una gruta que desemboca en dos galerías que deben tener unos 20 metros de profundidad. ¡Cuidado! Las piedras son resbaladizas y si se padece de alguna enfermedad respiratoria no es aconsejable embarcarse en esa aventura.
Al llegar al final de la galería, hay una piscina natural, con 18 metros de profundidad. El camino de las galerías está adornado de estalactitas y estalagmitas, de ahí mi reflexión poética sobre el paso del tiempo.
Las aguas, son las más frías y claras en las que me he sumergido en Cuba. Por eso, si es amante del snorkeling y del buceo, esta ocasión es ideal para sentirse como en el paraíso. Existe la posibilidad de alquilar el equipo para estas prácticas, justo en el kiosco, a la entrada de la caverna.
Es un área donde la diversidad de la fauna no es tan rica como en los arrecifes coralinos de las costas de la isla, pero algunas especies de peces y camarones ciegos, podrá contemplar en esos parajes.
Pero, si además es amante de la geología, allí encontrará un excelente lugar. El agua deslizándose por las rocas, es una clase de ciencias. Podrá disfrutar, casi en cámara lenta, de la formación de ese tesoro natural, que precisó de miles de millones de años de caídas de agua para que hoy se pudiera disfrutar a plenitud.
Cerca de la Cueva de Saturno, Playa Coral
Esta es una de las playas más hermosas de Varadero, propicia para los amantes del snorkeling y el buceo. Se ubica en el centro del camino entre Varadero y Matanzas. Cuenta con una de las barreras coralinas más grandes de Cuba y Latinoamérica, con un total de 2 kilómetros de coral que regala el escenario perfecto para practicar deportes acuáticos y unas arenas blancas que maridan genialmente con el azul del mar.
Este lugar no cuenta con un gran centro turístico debido a que su explotación aún no está generalizada. Por supuesto que esta particularidad permite que aún se conserven alrededor de 500 especies de peces y moluscos en esta zona. De ahí el interés de muchos fotógrafos submarinos en esta playa, como destino, para la práctica de este tipo de entretenimiento.
La Cueva de Saturno en Matanzas y sus alrededores
Sólo me queda decir que el silencio y la belleza del lugar son abrumadores, tanto que al atravesar sus galerías y al sumergirme en sus frías aguas, me sentí fuera del mundo, casi a la expectativa de la aparición del conejo blanco de Alicia, alertándonos del paso del tiempo, que parecía haberse detenido en aquel lugar.
