Al transitar por la rotonda que conforma la intersección de las avenidas Vía Blanca e Independencia (Boyeros), sean enamorados o neófitos al deporte en Cuba, todos reconocen inmediatamente con orgullo la Ciudad Deportiva. La extensa tradición de eventos de habilidades y músculo en la Isla, ha posicionado esa imagen en sus corazones y emociones. Una parte la observa con cariño nostálgico por haber sido parte de su infancia.
En el municipio habanero del Cerro se rompe con la estructura habitual de construcciones amontonadas, concatenadas y se inserta un amplio espacio verde, saludable y de esparcimiento para muchos dentro de la urbe. Cuando arribamos allí nos percatamos de que siempre está poblada. Unos la utilizan como atajo en su recorrido diario, otros llegan para correr o ejercitarse en su pequeño gimnasio al aire libre, en una rutina personal que les permite mantenerse en forma. La mayoría juega al fútbol o al béisbol por pura distracción o como integrantes de equipos que se alistan para las competiciones oficiales. Algunos, no muy lejos, se adentran en el complejo de piscinas.
En ocasiones frecuentes y siempre especiales, la Ciudad Deportiva convoca a multitudes para convertirse en escenario de grandes acontecimientos. El majestuoso Coliseo, edificación central de grandes proporciones, acoge en su tabloncillo torneos nacionales e internacionales de varias disciplinas deportivas.
La gran casa del deporte cubano
La Ciudad Deportiva comenzó a construirse en noviembre de 1952 para sustituir las funciones del antiguo Palacio de los Deportes, una institución antiguamente ubicada frente al Hotel Habana Riviera. En ella, según recoge la historia, se celebraban peleas de boxeo y lucha, competiciones de baloncesto, voleibol y natación. Sin embargo, su emplazamiento interfería con los planes de desarrollo urbanístico y la expansión del malecón, por lo que fue necesaria su demolición once años después de inaugurada.
El nuevo proyecto comprendía la creación de un Estadio Olímpico con grandes espacios al aire libre y un gran centro techado, el Coliseo, considerado actualmente como una de las obras de mayor relevancia de la ingeniería civil cubana y un signo distintivo de la ciudad capital.
El Coliseo es una edificación redonda de 103.2 metros de diámetro total, levantado con unos 20 mil metros cúbicos de hormigón y soportado por 48 columnas, que se distribuyen en dos círculos concéntricos de 24 columnas cada uno. Resalta el sistema de acceso a los diferentes niveles desde el exterior, con amplias rampas lisas que garantizan la evacuación total en cinco minutos, a la vez que funcionan como mirador de la ciudad.
En su interior posee una cúpula de 88 metros de diámetro, sostenida por una viga circular de hormigón que se apoya en las mencionadas columnas exteriores. La arena es de 38 metros de diámetro, con amplias zonas de asientos y bancadas duras que dan cabida a 25 mil personas. La cúpula se caracteriza por exhibir 44 tejas translúcidas de dos metros de longitud, que garantizan la iluminación natural durante el día, un elemento muy moderno para su época. Desde la distancia, el gran techo es punto de referencia singular. La construcción de la obra tuvo un coste de cuatro millones de pesos, un presupuesto muy elevado para su tiempo.
Inauguración y obras finales
La inauguración oficial del Coliseo se efectuó el 26 de febrero de 1958. Para la ocasión se pactó una pelea de boxeo entre el estelar campeón mundial estadounidense de pesos ligeros Joe Brown y el cubano Orlando «El Zurdo» Echeverría. La disputa fue sumamente divulgada y había sido pactada para diez asaltos, con transmisión televisiva en todos los Estados Unidos. Sin embargo, el ímpetu con que el local salió al cuadrilátero obligó al visitante a mostrarse más activo de lo previsto, concluyendo en muy poco tiempo la contienda y el divertimento inaugural.
Después de esa fecha continuaron las obras en las 26 hectáreas de la Ciudad Deportiva. Se creó un tabloncillo de baloncesto, voleibol, gimnasia rítmica y musical aeróbica, un campo de fútbol, un terreno de bola criolla, uno de béisbol infantil y el estadio beisbolero oficial Changa Mederos, áreas de cultura física y para tenis de campo, pistas de atletismo, un complejo de piscinas y un área múltiple. Dentro del perímetro, además, está la sede del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), que rige estas actividades en Cuba.
Otras ocasiones especiales
El deporte es la esencia y razón de ser de esa «ciudad»; sin embargo, su historia pasada y reciente recoge otros motivos de celebridad. Durante un tiempo, por ejemplo, se realizó allí la elección de la Reina del Carnaval, evento público que reunía a miles de espectadores, y regularmente se ofrecen presentaciones circenses.
Quizás la más antigua y pintoresca anécdota sea aquella historia que alude a la aparición de un extraño artefacto en 1957, justo el 28 de diciembre, cuando se celebraba el Día de los Inocentes en Cuba. Un platillo volador amaneció en uno de sus terrenos para sorpresa de todos. Curiosos, prensa, científicos, policía… nadie quedó sin correr a ver con sus propios ojos y cierta prudencia, la novedad acaecida en la Ciudad Deportiva. La sorpresa llegó al límite cuando, después de un rato, el platillo se abrió y de él salieron actores vestidos con disfraces «extraterrestres», bailando y cantando:
«Los marcianos llegaron ya, y llegaron bailando el Cha cha chá…»
Un tema musical muy popular de esa época. Todo fue un truco publicitario del Canal 4 de la Televisión Cubana y la cervecería Cristal, que sin dudas atrajo a multitudes, elevó los ratings de teleaudiencia, los niveles de venta de la bebida e inmortalizó la obra musical.
Más recientemente un hecho destaca sobre el resto y puso a Cuba en el centro de atención mundial. Ocurrió en el mes de marzo del 2016. La banda británica The Rolling Stones se presentó por primera vez en la Isla y El Caribe, con un descomunal concierto que movilizó a fanáticos y nostálgicos de todo el país y un poco más allá. Un millón 300 mil personas, según las cifras estimadas, colmaron la Ciudad Deportiva en todos sus espacios, elevando al estrellato una vez más y sin dudas, a esa gran construcción de La Habana moderna.
La Meta del Coliseo de La Habana
El Coliseo de la Ciudad Deportiva también está adornado por la escultura llamada «La Meta», una llamativa estatua de bronce que representa a una mujer corriendo con los brazos abiertos. Se ubica en el jardín delantero y fue realizada por el artista Fernando Boada Martín entre 1936 y 1937.