Fuimos a verificar lo que todos comentaban y sólo habíamos visto en fotos. De magnífica, sutil y monumental, se puede catalogar la nueva estatua ecuestre de José Martí, Héroe Nacional de Cuba, que adorna La Habana desde hace unos días.
Está emplazada en el Parque 13 de Marzo, frente a la terraza norte y entrada principal del Museo de la Revolución, antiguo Palacio Presidencial. De lejos, sigue los pasos del conjunto escultórico dedicado al «Generalísimo» Máximo Gómez, a tono con lo que indica el devenir histórico.
Con 10.7 metros de altura, el recién llegado conjunto contrasta su color negro y brillante del metal y el granito pulido en el gran pedestal de 5.03 metros, con el blanco que impera en las construcciones a su alrededor. Adosado a la piedra en letras doradas, se lee el siguiente texto en inglés y español por caras opuestas de la base:
«Apóstol de la independencia de Cuba: Guía de los pueblos americanos y paladín de la dignidad humana. Su genio literario rivaliza con su clarividencia política. Nació en La Habana el 28 de enero de 1853. Vivió 15 años de su destierro en la ciudad de Nueva York. Murió en el combate de Dos Ríos, provincia de Oriente, el 19 de mayo de 1895.»
De Nueva York a La Habana
Fue transportada a inicios de octubre pasado desde Nueva York, tras varios años de esfuerzos por parte de la habanera Oficina del Historiador de la Ciudad (OHCH) y el Museo del Bronx. La obra y montaje fueron financiados por amigos de Cuba en el extranjero que siempre prefirieron el anonimato, según declaraciones a la prensa de Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad de la Habana.
Se dice que la empresa KC Fabrications realizó cuatro fundiciones hasta encontrar la réplica perfecta del original emplazado en un área de la plazuela sur del Parque Central de la famosa metrópoli estadounidense, con 8.5 toneladas de peso. Allí comparte espacio con las estatuas consagradas a Simón Bolívar y José de San Martín, para marcar el inicio de la Avenida de las Américas.
De esta forma se inmortalizó la efigie de Martí, desde mediados de la década del 50 del siglo pasado, como regalo del pueblo cubano al pueblo norteamericano. Fue una creación de la artista Anna Hyatt Huntington, a sus 82 años, y se cuenta que fue la última que realizó de grandes dimensiones.
El último instante
Hyatt tuvo que estudiar mucho sobre los últimos momentos de Martí y de ese período en la historia de la Isla. Pero, especialmente, se inspiró en el cuadro del pintor cubano Esteban Valderrama sobre la muerte del Apóstol en combate. Por eso resulta la única escultura donde no tiene una pose triunfadora. Es el último instante de la vida de Martí y por demás, a caballo. Ambos figuran inclinados, en pleno descenso hacia el suelo de donde el hombre no se levantaría más, vestido de chaqueta como siempre, en una escena poética y dramática.
Esa sensación de caída atrapa al observador y muestra, según las propias palabras del héroe, que:
«La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida.»
Según Eusebio Leal, es la única escultura que conoce donde Martí está transfigurado con la idea que él mismo expresara alguna vez:
«Mi verso crecerá un día, (…) y yo también creceré.»
El caballo está encabritado, tensa en extremo la crin por el contexto y el viento agreste, justo antes de desplomarse por la andanada de disparos y el peso del jinete herido. Aún está parado sobre sus miembros traseros, con uno de los delanteros en el aire y el otro sobre vegetación campestre, que en la práctica aporta estabilidad física a la mole hueca de bronce.
Símbolo de amistad
El historiador Leal también declaró a la prensa que este solidario y artístico hecho:
«…reafirma que más allá de los extravíos, de las políticas erráticas, más allá de los que tratan de destruir los puentes, de destruir la comunicación, persiste entre las naciones y entre los hombres algo que (el mexicano) Benito Juárez señalaba con intensidad: el respeto al derecho ajeno es la paz.»
Unos 60 años después, el pueblo estadounidense y varios contribuyentes, incluyendo a la alcaldía de Nueva York, cuya autorización fue esencial para este proceso, retribuye el presente ofrecido por el pueblo cubano para que la figura de Martí les acompañara como símbolo de libertad y dignidad americana.
Esculturas de la discordia
Otras figuras del escritor y político cubano han provocado severas discordias entre Estados Unidos y Cuba. En 1949, el monumento ubicado en el Parque Central de La Habana fue mancillado por varios marines norteños y la reacción de los cubanos a todos los niveles fue bastante fuerte.
También la escultura ubicada en la «Tribuna antiimperialista», frente a la Embajada de Estados Unidos y muy cerca del Malecón, ha sido objeto de las más profundas fricciones debido a su pose e intención. Durante el proceso legal y las escaramuzas políticas a causa del «balserito» Elián González, llegó aquel Martí pétreo con un niño sostenido sobre un brazo y con el otro señalando en gesto acusador hacia la sede diplomática.
Pero ahora no fue así. A pesar de los 22 años de espera e innumerables gestiones, la estatua de Martí esculpida por Hyatt y fundida en Filadelfia, se trasladó con éxito hacia La Habana para orgullo de ambas orillas y satisfacción de los que amamos el buen arte realista y significativo.
En homenaje al natalicio de José Martí
Según las autoridades del gobierno de La Habana y la Oficina del Historiador de la Ciudad, el 28 de enero de 2018 quedará develada oficialmente la estatua ecuestre de José Martí en La Habana Vieja, en honor a su natalicio, mientras la montan sólida y definitivamente en su sitio, corrigen algunos detalles tipográficos, sustituyen parte del pavimento y la jardinería.
Hermosa edificación, mis respetos a tan noble caudillo y a su pueblo valeroso…viva Cuba
Viva Cuba !