Finca Tungasuk: comida orgánica en Cuba

Finca Tungasuk: comida orgánica en Cuba

En múltiples sitios podemos encontrar comida orgánica en Cuba, donde el desarrollo de la agricultura a base de productos naturales, alcanza preponderancia. Máxime cuando la isla se vuelca en una labor medioambientalista que incluye el cultivo de alimentos libres de químicos, y su consumo en su forma natural.

Es así que fincas y patios integrales se entregan a esas labores, con la obtención de exquisitos alimentos, libres de contaminantes, listos para ser llevados a las casas y adornar, apetitosamente, las mesas.

En el municipio Caimito, de la provincia Artemisa, una finca llama la atención por su nombre Tungasuk. Pero cuando quedan al descubierto todos los encantos que ella encierra, resulta difícil no quedar cautivado, prendado de sus cultivos y de los platos que allí se degustan.

Algunos de los exquisitos platos de comida organica en Cuba

Tungasuk alude a una de las primeras ciudadelas de América liberadas del dominio español. El origen de su nombre procede del homónimo tu gasuca, poblado en el Cusco, Perú.

Si desea visitarla como voluntario y sumergirse en un día de trabajo en contacto directo con la naturaleza, o en el aprendizaje de la preparación de la llamada comida orgánica, no lo piense dos veces. Conozca aquí detalles que le serán útiles antes de su llegada.

El origen de un sueño convertido en realidad

Hablar de Tungasuk en el occidente de Cuba, es referirse a una finca familiar orgánica que prestigia la agroecología caribeña desde Caimito, municipio Artemiseño. Un encuentro con su historia, revive los orígenes se sus dueños, enraizados a la tierra que los vio nacer.

Alfredo y Annabelle, los dueños de Tungasuk, posan para la foto en su finca

Alfredo, informático de profesión y Annabelle, chef con probada escuela, extrajeron de sus ancestros, peruanos y nicaragüenses, respectivamente, toda la savia necesaria para nutrir su proyecto en la isla antillana.

Tras visitar África y asentarse posteriormente en Francia, el interés mutuo de fundir el amor que se profesan con el que sienten por la amada tierra, los hizo dejar de ser espectadores y volcar sus sueños en un rinconcito de Cuba, al que llamaron «Tungasuk».

Annabelle en la finca Tungasuk

Fue en el invierno de 2014, época en la que Cuba se abrió al mundo con la visita de Barak Obama, que tomaron sus pertenencias, visitaron sus familiares en Cuba y decidieron echar raíces en el Caribe.

El sembrado y cosecha con el ritmo de la luna, la reproducción de árboles o plantas por gajo, esqueje o semilla y la creación de barreras para impedir la erosión de tierras por las lluvias, fueron algunas de sus primeras acciones. Aprendizaje que se incrementó y hoy se recogen sus frutos.

Granos libres de contaminantes cosechados en Tungasuk

«Tungasuk» es asiento de agricultura sostenible, amor convertido en tierra productiva, en alimentación sana, en escenario donde voluntarios llegan desde muy lejos y viven momentos inolvidables.

Enamorados de la naturaleza

Un grupo de personas, entre ellos voluntarios, laboran la tierra en la finca Tungasuk

Alfredo y Annabelle laboran desde hace varios años en la reactivación de la granja y las tierras destruidas. Herencia de sus antecesores, promueven los métodos indígenas de cultivo y el valor de los alimentos de origen vegetal para la salud humana.

Su finca se ubica a unos 40 minutos de la capital. Pero si decide llegar a ella como voluntario e integrarse a las labores junto al equipo que allí trabaja, puede conectarlos previamente. Para ello utilice facebook o escribir al correo tungasuk@gmail.com.

Annabelle responde a todos los que escriben. Pasar un día en la finca Tungasuk es una oportunidad que bien vale la pena vivir. Allí puede vincularse y aprender sobre el cultivo de frutas, cítricos, hortalizas, viandas y frijolitos, con el empleo de fertilizantes naturales, propios del lugar.

Granos cosechados en la Finca Tungasuk

Muchos viajeros se interesan, además, en visitar la casa de campo con techo de guano, espacio donde entrarán en contacto con un hongo de gran demanda en la zona. Incluso, de él se dice que «puede hacerle vivir por cien años».

No es extraño verlos recoger leguminosas y desyerbar canteros, siempre con las vestimentas propias del campo, como se les sugiere vía internet, antes de sus viajes como voluntarios. El hecho de vivir un día diferente fuera del turismo convencional hace más agradable la estancia en Cuba.

Cosecha de alimentos organicos en Tungasuk

Hasta Tungasuk han llegado personas gracias a Give A Day Global, una organización que no cobra por ser voluntario. Una de las experiencias que se vive en la finca se relaciona con la elaboración de ricos platos, enseñanzas a cargo de Annabelle quien se reafirmó como chef en Francia.

Exquisitos platos de comida organica elaborados por Annabelle en Tungasuk

Aguacates rellenos, frituras de malanga y de maíz, postre de frutos del huerto, sin lactosa, a base de fresas y mangos, así como jugos de maracuyá, guanábana o mamey, son solo algunos de los alimentos que los voluntarios degustan con agrado. No obstante, conocerá recetas que deleitarán los más exigentes paladares.

¿Cómo llegar a hasta Tungasuk?

No lo piense dos veces, aproveche la experiencia, disfrute del campo y sus bondades. Seguramente querrá regresar.

Eso no es problema, pues el mecanismo de acceso es muy eficiente. Un vecino del lugar se encarga de recoger a los visitantes en La Habana y después lo devuelve, por un precio de 30 CUC.

Las explicaciones durante el viaje son fabulosas. Momentos en que puede tomar fotografías del paisaje y admirar una parte diferente de la geografía cubana. Una vez en la finca tropezará con vistas maravillosas que incrementan la motivación por vivir la experiencia.

El almuerzo se elabora con productos frescos del sitio y el costo es de aproximadamente 20 CUC. A decir de algunos: «un sabroso y variado menú».

Voluntarios opinan

Voluntarios ayudan en las labores de la finca Tungasuk, una de ellas desyerbando canteros

Finca Tungasuk ha sido visitada por voluntarios de disímiles puntos del orbe. Sus opiniones avalan la energía y salud del proyecto.

«¡Fue lo más destacado de nuestra semana en Cuba! Fue un cambio de vida para nosotros. Pudimos ver la hermosa campiña, aprender sobre sostenibilidad, ayudarnos en las tareas diarias y comer algunos de los mejores alimentos que hemos probado directamente desde la granja.

«La propietaria Annabelle y Alfredo son gentes super simpáticas. Muy amables y hablan inglés muy bien, así que la comunicación fue muy fácil.

«Estuvo bien organizado y nos prepararon de antemano con qué materiales traer, y se estableció un conductor para que nos recogiera en La Habana, que llegó puntualmente.

«Saqué las malas hierbas de las hileras de plantas de pimiento y cebolla, mientras que los otros dos voluntarios ataron las hojas de las plantas de alubias. Después del almuerzo, hicimos un recorrido por la granja.»

Son solo algunas de las miles encontradas. Lo cierto es que la vivencia convierte a muchos en mejores personas y contribuye a la reafirmación de la conciencia medioambiental y sobre la salud que cada ser humano debe poseer.

Lléguese a Tungasuk, no lo piense dos veces

Orquideas en la Finca Tungasuk

La finca Tungasuk y la familia que allí vive, apuestan cada día por un mundo sin contaminación donde prevalezca lo orgánico, las bondades de la naturaleza. Un día diferente donde ampliará sus conocimientos sobre agricultura sostenible. Una experiencia para contar a familiares y amigos.

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