¿Un puente fabricado con leche de burra…? Pues mire que está a 348 kilómetros de La Habana, en la villa del Espíritu Santo, o Sancti Spíritus, como se le conoce en todo el país.
La cuarta villa fundada en Cuba es la única que conserva su nombre en el latín originario, como la denominó Diego Velázquez el 4 de Junio de 1514. Este es otro de los espacios que cuando desande sus calles, irregulares y adoquinadas, tendrá la sensación de haber viajado en el tiempo.
La villa del Espíritu Santo llegó a ser tan esplendorosa que las casas y edificaciones que aún conserva, hablan de la opulencia de la sacarocracia criolla que las habitaron, gracias a la producción de los más de 40 ingenios azucareros existentes en toda la zona. Declarado Monumento Nacional, Sancti Spíritus es una ciudad de encantos excepcionales:
Puente sobre el Río Yayabo. Devenido en símbolo incuestionable de la ciudad. Construido hacia 1825 por los españoles es el más antiguo del país, además de ser único en su tipo en Cuba y América Latina. De estilo romano, tiene 5 arcos que facilitaron el cruce de volantas, carruajes y carretillas. En él se emplearon materiales todos propios del lugar. Ahí nace la leyenda de la leche de burra, aunque eso no se ha podido comprobar, el puente aún está en activo y es considerado por muchos como un museo a la intemperie.
Muy cerca de él la Quinta Santa Elena (1858), edificación desde la que podrá contemplarlo. La mansión atesora más de 150 guayaberas de múltiples personalidades del mundo en un museo único de su tipo en Cuba. La guayabera es una camisa abotonada, de mangas largas o cortas, que en sus inicios era elaborada con tela blanca de hilo puro. Tiene cuatro bolsillos amplios y cinco hileras de alforzas: dos en la parte anterior y tres en la posterior.
La prenda nacional cubana es oriunda de Sancti Spíritus y tiene una singular historia. En sus inicios fue nombrada como yayabera, por aquello del Río Yayabo; sin embargo, los campesinos utilizaban sus grandes bolsillos para guardar guayabas. De ahí que su nombre cambiara por el de guayabera.
La Casa de la Guayabera cuenta con una sala museable en la que se exhiben prendas de afamadas personalidades (Fidel Castro, Alicia Alonso, García Márquez) y entre ellas la guayabera más grande del mundo con 5 metros de largo por 3 de ancho (Record Guiness). Se incluye un taller en el que puede apreciar la confección de estas y adquirir una de ellas hecha a su medida y según el color de su preferencia.
Iglesia Parroquial Mayor: (Siglo XVIII) Es una obra representativa del barroco del XVIII. Posee un campanario de 20 metros de altura y en su tiempo fue el más alto de la isla. Su escalera interior fue construida con maderas preciosas y tiene 103 escalones. Las 4 campanas fueron fundidas en oro, plata y bronce en el XVIII y XIX.
Alberga la curiosidad de haber sido construida 4 veces: en 1514 cuando se fundó la villa; en 1522 al ser trasladada hacia el Yayabo; en 1612 por orden del Obispo Almendáriz y en 1680 como quedó definitivamente. ¿Conoce alguna otra así? (Jesús Menéndez 1 entre Honorato y Agramonte)
Plaza Serafín Sánchez: (Siglo XVII) Conocida también como Plaza San Francisco, es considerada el centro de la villa del Espíritu Santo. Su nombre actual es en honor al insigne patriota de las tres guerras de independencia Serafín Sánchez Valdivia. En los inicios del siglo XX se demuelen las antiguas construcciones, otras quedaron como el Teatro Principal (1839 y que no debe dejar de visitar), y se remodela adquiriendo la elegancia que hoy posee.
A su alrededor importantes edificaciones neoclásicas y eclécticas como el Hotel Plaza, y la Sociedad El Progreso (hoy Biblioteca Provincial). Como parte de las restauraciones por el 500 aniversario, las excavaciones que se realizan exhiben restos de enterramientos y ajuares allí sepultados. Buena oportunidad para conocer los “antecedentes” de la localidad.
Otros espacios que pueden ser contemplados son la Plaza de Jesús, (Siglo XVII) creada con el triste fin de castigar, con la horca, a todo aquel que cometiera algún delito, y la Plaza de la Caridad (Siglo XVIII) rodeada de varias construcciones que fueron residencias de notables personajes de la sociedad espirituana.
Sancti Spíritus, también conocida como la ciudad de los murales por la presencia de estos por toda la villa, exhibe importantes museos. Los tres más significativos son el Museo de Arte Colonial (ubicado en el centro histórico) con muebles y piezas de porcelana francesa, española, entre otros objetos todos pertenecientes sociedades de otrora; el Museo Provincial (Céspedes No. 11) en el que se destacan piezas de la etapa aborigen encontradas en la región y la Casa Natal Serafín Sánchez. Pero lo patrimonial y artístico no es su único atributo…
Justo a la entrada de la ciudad se encontrará con una casa (a la izquierda) cuyas paredes están “revestidas” por expresiones tomadas del refranero popular. Decenas de años ha dedicado Tomás Álvarez a la recopilación de parte de la sabiduría popular en más de 4 mil proverbios, frases, apotegmas escritos en las paredes de que hoy constituye el Museo de los Refranes.
Un encanto específico de la ciudad de Sancti Spíritus es la música trovadoresca que la identifica desde los tiempos más remotos. No hubo una historia de amor que no se alimentara de una bella serenata tras la reja de una ventana. Hermosas canciones nacieron bajo este pretexto, entre ellas, la mundialmente conocida «Pensamiento» compuesta por el trovador espirituano Rafael Gómez Mayea (Teofilito) y que puede disfrutar en la Casa de la Trova, una institución que ameniza las noches espirituanas con lo mejor de su repertorio.
Pero lo más singular lo encontrará en la calle Maceo, casa no. 1 sur, entre Dollz y Avenida de los Mártires: Se escriben cartas de amor a cualquier hora. Cartas de negocios y cartas de suicidas de 8.30 a.m. a 3.00 p.m. Estoy segura de que su reacción será la misma que la de cientos de personas hacia los años 90, momento en que surgió la Escribanía Dollz, uno de los proyectos más originales de Cuba.
Toque, espere ser atendido y sin vergüenza alguna cuente la historia que culminará en una singular carta de amor, reconciliación, arrepentimiento y para muchos otros fines. Un bonito recuerdo, una obra de arte que podrá atesorar desde el centro del país. Por cierto, desde allí la puede enviar vía postal y le llegará a cualquier destino a la manera del correo tradicional.