A Santa María del Puerto del Príncipe, tercera villa fundada por el adelantado Diego Velázquez, desde hace muchos años se le conoce por Camagüey. A unos 540 kilómetros al este de La Habana, es una de las ciudades más grandes de Cuba y capital de la provincia del mismo nombre, la más extensa de cuantas existen para los que viven en aquella isla caribeña con forma de caimán dormido.
Es tierra de vaqueros, al estilo criollo, de famosos criadores de ganado en sus enormes pastizales llanos que han perdido con el tiempo su color verde intenso y donde el número de cabezas se ha reducido drásticamente, pero la cultura rural se mantiene latente con las fiestas campesinas y el rodeo, exhibiciones de monta de toros, enlace de animales y otras habilidades rancheras tradicionales.
Ciudad turística, religiosa y patrimonial
La capital territorial, con más de medio milenio de existencia, ostenta un aire colonial imperecedero. La ciudad de Camagüey merece ser recorrida a pie, si es preciso, entre sus plazas y calles angostas y laberínticas, las casonas señoriales con tejados a dos aguas, sin portales, patios interiores al modo sevillano, y ventanales abalaustrados que alguna vez sirvieron para explayar serenatas románticas a las mujeres más lindas de Cuba, según afirman algunos.
La Plaza de la Solidaridad, el Parque de las Leyendas y el de los Gatos, la Avenida de los Mártires, las calles Cuba y Padre Felipe, palpitan llenas de las personas que mejor hablan el castellano en Cuba, según dicen, y están ambientadas con el arte mural de artistas locales y de algunos consagrados, como Nelson Domínguez.
En algún momento, se le llamó la «Ciudad de la iglesias» por la abundancia de estos templos religiosos, en su mayoría católicos, y los espacios urbanos generados en sus alrededores, que se sobreponen al bajo perfil que prima en las edificaciones imperantes.
Resaltan la Catedral Metropolitana, para rendir culto a la Virgen de la Candelaria, patrona de la ciudad, las Parroquias de la Soledad, de Santa Ana, la del Santo Cristo del Buen Viaje, las Capillas de la Merced, el Sagrado Corazón de Jesús, del Carmen y de San Juan de Dios, donde se cuentan historias del Beato José Olallo Valdés o simplemente el Padre Olallo, cuya labor pastoral ha trascendido en el tiempo.
Unas 54 hectáreas del centro histórico, y núcleo más antiguo de la urbe, fueron declaradas por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad en el 2008, que incluye los cinco sitios originarios: Parque Agramonte, Plaza del Carmen, Plaza de San Juan de Dios, Plaza de los Trabajadores y Parque Martí.
Ciudad de tinajones y mitos
Pero, indiscutiblemente, el elemento más representativo y simbólico que caracteriza a la ciudad entre sus similares es el tinajón. Son vasijas de cuerpo redondo y boca estrecha de barro cocido en hornos rudimentarios, de diversos tamaños según las necesidades y funciones.
En sus inicios, era la solución doméstica para los grandes periodos de sequía siglos atrás, donde se acumulaba agua o se recolectaba la lluvia y siempre se mantenía fresca para el consumo humano y animal, a pesar de la rudeza del sol. Aún se utilizan para esos fines, pero mayormente resulta común hallarlos como ornamento de alfarería, en los patios privados, plazas públicas, y donde algunas familias preparan el casabe, el pan de yuca heredado de los indios nativos.
Cuenta uno de los mitos más extendidos, que quien beba agua de uno de estos recipientes permanece para siempre en la ciudad. Otros, para suavizar la sentencia, argumentan que el bebedor siempre regresa al lugar como un impulso irrefrenable, así que piénselo bien antes de hacerlo.
Café Ciudad, lugar de moda
Por estos tiempos se ha puesto de moda el Café Ciudad, un complejo gastronómico localizado a un costado del Parque Agramonte y reconocido recientemente con el Certificado de Excelencia de la web de viajes TripAdvisor. Allí se mezclan decorados e imágenes fundacionales de Camagüey con gigantografías en sepia entre barras y paredes, con la estructura de un café europeo, abocado a la calle.
A las características tradicionales de cafetería metropolitana con mesas, se añade un restaurante con cava, un patio colonial que aporta agradable frescura y una casa de tabacos.
Combinar ciudad y playa en Santa Lucía
Camagüey es ideal para una visita combinada entre la ciudad y la playa. En Santa Lucía, uno de los destinos turísticos más célebres de Cuba, podemos regodearnos con 20 kilómetros de arena fina adornada de cocoteros, aguas azules, y una infraestructura hotelera muy aceptable. Además, frente a las costas hay 35 de los sitios de inmersión más llamativos de Cuba, entre pecios, corales y escualos. Alimentar a los tiburones como ejercicio cotidiano, es la aventura más excitante y enloquecedora de la zona para buzos profesionales y aficionados.
El San Juan Camagüeyano
Esa ciudad es muy famosa culturalmente por acoger a una de las compañías más importantes del ballet clásico en Cuba y Latinoamérica, con temporadas maravillosas, pero ningún suceso es tan popular y aclamado como el «San Juan Camagüeyano», los carnavales que se celebran alrededor del 24 de junio, para bailar desenfrenadamente en las calles, degustar el ajiaco, los quesos y el matajíbaro.
