Desde hace algunos años, las autoridades cubanas decidieron que la Bahía de La Habana no sería más el principal puerto de carga y descarga de mercancías en el país por dos causas estrechamente relacionadas: la construcción de una nueva y moderna terminal portuaria en el Mariel, a menos de 50 kilómetros al oeste de la ciudad, y el constante aumento de turistas interesados en conocerla a bordo de cruceros y en otras actividades marítimas, que exigen una descontaminación radical y necesaria de las aguas, especialmente en las orillas de su parte más antigua, ubicada a la entrada y alrededor de todo el litoral occidental de la célebre ensenada.
Ante tales propósitos, la Oficina del Historiador de la Ciudad encabeza una serie de proyectos dirigidos a cambiar el rostro del centro portuario e industrial, hacia un aspecto verdaderamente digno, provechoso y atractivo para los visitantes. Por eso se demuelen o transforman viejas e inútiles construcciones, muelles y espigones en desuso, para otorgar espacio a nuevas estructuras que cumplan con el objetivo de convertir a la bahía en epicentro de una capital recientemente bautizada como Maravilla del mundo actual y, a fin de cuentas, se revitalice social y económicamente ese sector urbano en beneficio de los pobladores.
Magníficos resultados
La iniciativa ya ha dado magníficos frutos. Gracias a ese plan de rehabilitación, tanto turistas como paseantes nacionales pueden disfrutar de una remozada Avenida del Puerto, del edificio de los Prácticos del Puerto, una nueva terminal para la embarcación que conecta a la antigua villa con el poblado de Regla, al otro lado de la bahía (popularmente conocida como «Lanchita de Regla»), el Paseo Marítimo de Paula, la Alameda de Paula, que recobró sus aires primigenios, similares a los que exhibía a finales del siglo XVIII; los Almacenes San José, sede para el comercio de artesanías y obras de arte, y el Antiguo Almacén de la Madera y el Tabaco, convertido en fábrica artesanal de cerveza.
Sin dudas, este último resalta entre las nuevas opciones para el viajero. Allí nos podemos resguardar del intenso sol del Trópico, y lo encontramos convertido en espacio perfecto para refrescar con una cerveza bien fría, producida en una de las pocas mini industrias artesanales que existen en la Isla.
Inaugurada en 2014, la cervecería Antiguo Almacén de Madera y Tabaco de poco a poco se ha ganado su prestigio como punto de encuentro obligatorio para todo aquel que se sumerge en el caso histórico de la capital cubana. Es que la cervecería conjuga el valor patrimonial de su entorno vetusto e industrial, con la impresionante vista hacia la ensenada, y los paisajes contrastados y controversiales de la otra orilla.
Lo que antes fue trabajo…
Con el objetivo de albergar estos productos de importación y exportación, se construye el Antiguo Almacén de Madera y Tabaco a principios del siglo XX, y aún se levanta sobre una plataforma asentada en pilotes. Compuesta por dos naves de estructura metálica, la recuperada instalación ocupa un área de algo más de dos mil 700 metros cuadrados y desde su fachada principal es posible tomar la temperatura a la dinámica social y hacer un recorrido visual por diversas épocas arquitectónicas, gracias a las huellas que persisten en la Iglesia de Paula, por ejemplo, construida en el siglo XVIII.
La cervecería, corazón del recinto, está diseñada para recibir y atender hasta un máximo de 500 clientes que tienen a su disposición entrepanes, platos criollos y las cervezas clara, oscura y negra, elaboradas en la propia instalación a la vista de todos con tecnología austriaca, aunque los tres maestros cerveceros son cubanos.
Antiguo Almacén de Madera y Tabaco, una propuesta exitosa
La cerveza «Tropical» hecha en Cuba bajo el método del Antiguo Almacén de la Madera y el Tabaco tiene un periodo de fabricación de tres semanas, pero a partir de la reputación que se ha ganado ante los diferentes públicos y la altísima demanda permanente, se planifica aceleradamente la producción en torno a los 900 litros disponibles diariamente.
La calidad de la cerveza cumple con los gustos más exigentes, y así lo expresan decenas de usuarios satisfechos en TripAdvisor, el portal web de viajes más grande del mundo.
Disfrutar de una cerveza en el también conocido como Espigón de Paula es más que consumir una bebida para refrescar el calor del eterno verano cubano, es vivir una experiencia patrimonial y gastronómica a través de un hábito también añejo, que no pasa de moda. Así, paulatinamente, se transforma el entorno marino de La Habana con ínfulas e intención de bahía turística, como aditivo a un ambiente cargado ya de historia y tradiciones, declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO desde 1982.
Otra cervecería en la parte antigua de la ciudad
La populosa Plaza Vieja de La Habana alberga otra cervecería artesanal. En la intersección de las calles Muralla y San Ignacio se encuentra la otra Taberna La Muralla, hoy Factoría Plaza Vieja donde, además de las cervezas, se fabrican maltas que se sirven con hamburguesas como especialidad de la casa, aunque ofrecen una carta menú mucho más amplia y variada.