La Habana renacentista: La Lonja del Comercio

La Habana renacentista: La Lonja del Comercio

En el centro histórico de La Habana, cerca de su sitio fundacional, múltiples espacios esperan al visitante curioso y atento. Cada esquina regala una historia, cada plaza convida al paseo, cada edificación, con sus puertas abiertas, invita a recorrerla. Entre los tesoros de la Ciudad Maravilla, hoy les proponemos acercarnos a una de sus más bellas construcciones, La Lonja del Comercio.

Y se hizo la Lonja

Vista del fronton de la Lonja de Comercio de La Habana

Corrían los primeros años del siglo XX en La Habana. El desarrollo de los negocios y las inversiones marchaban en aumento evidente. A la par, se consolidaba la necesidad de concretar un espacio desde el que se pudiera coordinar y estimular el auge comercial naciente. Es entonces que el arquitecto, escultor, poeta y dramaturgo valenciano Tomás Mur, en colaboración con el arquitecto cubano José Toraya Sicre, gana un concurso convocado en 1903 para levantar La Lonja del Comercio.

Monumento en la esquina de la Lonja de Comercio de La Habana

La construcción inició en 1907 y estuvo a cargo de la compañía norteamericana Purdy & Henderson, la misma que construyó el Banco Nacional de Cuba, el Capitolio Nacional y el Centro Asturiano de La Habana, actual Museo Nacional de Bellas Artes.

Cafe en los bajos de la Lonja de Comercio de La Habana

Fue erigida frene a la Plaza San Francisco de Asís, en una pequeña manzana de dos mil 370 metros cuadrados, que antaño había pertenecido a las acaudaladas familias Aróstegui y Armona, cerca de la aduana, donde desde 1878 se ubicaba La Lonja de Víveres. En este enclave, constituido como el centro de negocios de La Habana colonial, los comerciantes, mercaderes y propietarios examinaban productos, acordaban precios y establecían contratos.

Vista de la Plaza San Francisco de Asis, al fondo la Lonja de Comercio de La Habana

Así se inauguró el 28 de marzo de 1909 como uno de los proyectos más sobresalientes de inicios de siglo en la Isla, cuya dirección sería el No. 2 de la calle Lamparilla, ocupando una pequeña manzana comprendida entre Oficios, Baratillo y Obrapía.

Arquitectura

Fachada norte de la Lonja de Comercio de La Habana

La Lonja del Comercio es un sólido edificio de seis plantas. Resalta por su carácter ecléctico y decorado típico de la arquitectura renacentista, por el amplio portal que guarece al viajante de sol intenso y la cúpula de bronce en su parte más alta. El proyecto original comprendía cinco pisos, distribuidos en un área total de unos 12 mil metros cuadrados, pero con el paso del tiempo ha sido objeto de diversas obras de restauración y ampliación, siempre respetando sus atributos esenciales.

La zona frontal destaca, además de su amplio zaguán con arcadas, por la presencia de referencias icónicas al comercio. Cuernos de la abundancia, caduceos y figuras humanas en actitud de concertación, son visibles en la fachada, en cuya construcción se emplearon bloques fundidos de cemento producidos por la compañía Cuban Concrete. Estos ornamentos se inspiran en los de las columnas del Palacio de la Señoría en Florencia, Italia.

Fachada sur de la Lonja de Comercio de La Habana

Para el interior se utilizaron estructuras de acero que soportan el peso de las paredes, los pisos y los techos, y se empleó el hormigón armado para los entrepisos y cubiertas. Estos elementos, que figuraban entre los adelantos tecnológicos más importantes de la época, convirtieron a La Lonja en un hito en la construcción civil y una obra de mucha relevancia para la ciudad. En el momento de su apertura, exhibía el punto más alto entre los inmuebles de la capital y fue el primero en utilizar ascensores. Estos elementos le hicieron ganar el mote de «El primer rascacielos de Cuba».

La decoración interior, con influencia morisca, tiene como núcleo un patio central, alrededor del cual se ubican los pisos. En la parte superior, la cúpula con claraboyas garantiza iluminación y ventilación.

El Mercurio de La Lonja

Coche de caballos frente a la Lonja de Comercio de La Habana

En la cima de La Lonja del Comercio, coronando su domo, se halla desde el primer día una escultura de Mercurio, dios griego (Hermes) del comercio que con sus cuatro metros de altura identifica al edificio incluso desde la distancia. El de La Habana, con sus tobillos y cascos alados, es una copia de la obra del artista italiano Juan de Bolonia, atesorado por el Museo del Louvre, en Francia. Como dato curioso, a lo largo de los años ha debido ser desmontado y restaurado en varias ocasiones, pues su posición lo ha hecho objeto de los embates naturales del clima y los huracanes.

Objeto social y restauraciones

Coche antiguo transitanto frente a la Lonja de Comercio de La Habana

Tras su inauguración, la planta baja de la Lonja del Comercio de La Habana se empleó como almacén y bolsa; el segundo piso, como área oficinas; el tercero, en operaciones y los dos restantes fueron alquilados por agentes de aduana y casas importadoras. Para 1939 se construyó el sexto piso.

A lo largo del tiempo, varias restauraciones han añadido tabiques, modernas oficinas, nuevos salones y entresuelos. En 1995 se le realizó la primera rehabilitación capital que dotó al edificio de los adelantos tecnológicos característicos de este tipo de instalaciones, entre los que destacan algunos servicios «inteligentes». Al mando de esta última inversión estuvieron la Oficina del Historiador de La Habana y la Corporación Bancaria Española Argentaria.

Viajeros y Habaneros en la plaza al frente de la Lonja de Comercio de La Habana

A partir de ese momento se convirtió en un novedoso complejo de franquicias en cuyos espacios radican, entre otras, empresas turísticas nacionales y extranjeras, la agencia de noticias CNN y la emisora Habana Radio, entre otras. En el portal, el restaurante cafetería El Mercurio también forma parte de los servicios de La Lonja, ideal para hacer una parada en los recorridos por La Habana Vieja, Patrimonio Cultural de la Humanidad.

¿Por qué Lonja?

Entre sus múltiples definiciones, el término «lonja» hace referencia a un edificio público que sirve de mercado, centro de contratación o bolsa de comercio, razón por la cual desde su inauguración se nombró al primer «rascacielos» cubano como Lonja del Comercio, en base a sus funciones pasadas y quizás las presentes.

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