20 lugares representativos de la emigración española en La Habana

20 lugares representativos de la emigración española en La Habana

¿Listo para un viaje lleno de historia y emoción por esta ciudad caribeña? En la impresionante capital de la Isla, cada rincón tiene mucho que contar y buena parte de ese acontecer está profundamente ligado a la emigración española hacia Cuba. Vamos a dar un paseo por 20 lugares que fueron testigos de la influencia de la emigración española en La Habana. Así que prepárate para descubrir cómo los españoles dejaron su huella, aún hoy palpable. ¡Comenzamos nuestro recorrido!

Restaurante “El Baturro”

Emigración española en La Habana

Fundado en los primeros años del siglo XX por Romualdo Lalueza, un emprendedor español con visión de futuro, El Baturro comenzó su andadura en el mismo local donde ya operaba un almacén de vinos y licores. Lalueza decidió expandir su negocio añadiendo un café y una cantina, dando vida a lo que sería uno de los restaurantes más emblemáticos de La Habana.

El Baturro no tardó en convertirse en un éxito comercial, y esto se debió a varios factores. La excelente calidad de sus comidas y bebidas, que además tenían precios muy competitivos al provenir del propio almacén de Lalueza, fue un imán para muchos. La taberna se convirtió en el punto de encuentro perfecto para los inmigrantes españoles, que encontraban en ella un rincón para recordar con nostalgia a su Madre Patria. La cercanía de la entonces recién inaugurada Estación Central de Ferrocarriles también jugó un papel crucial, dinamizando comercialmente toda la zona alrededor del antiguo Arsenal de La Habana y atrayendo a innumerables viajeros y negocios.

Con el triunfo de la Revolución Cubana, El Baturro, al igual que todos los negocios privados, fue nacionalizado. Aunque el almacén de víveres cerró, el restaurante continuó funcionando bajo la gestión del Estado cubano.

Hoy en día, El Baturro es operado por la cadena Habagüanex y ha mantenido su especialización en comida española. El local conserva la atmósfera típica de las tabernas peninsulares del siglo XIX, con dos acogedores salones, un bar y un reservado. El local sigue siendo un testimonio viviente de la rica historia y la influencia de la emigración española en La Habana.

Emigración española en La Habana: Teatro Martí

Teatro Martí. La Habana

El Teatro Martí, inicialmente conocido como Teatro Irijoa, abrió sus puertas el 8 de junio de 1884 gracias al empresario vasco Ricardo Irijoa, quien puso su capital y esperanzas en este ambicioso proyecto. Situado en la esquina de Dragones y Zulueta, este coliseo se ganó rápidamente el apodo de «Teatro de Verano», debido a su excelente ventilación, ideal para los meses más calurosos.

El teatro, de tres pisos de altura y con un área total de 4,100 metros cuadrados, ofrecía una experiencia inigualable. Con una capacidad para 2,500 espectadores, su diseño incluía innovaciones como las «butacas Irijoa» de maple y hierro colado, que eran móviles y adaptables. Esta versatilidad permitió que el teatro fuera elegido para diversos eventos, incluidos mítines y asambleas obreras, como la celebración del Día Internacional de los Trabajadores en 1891.

En 1898, el teatro sufrió los estragos de una bomba en medio de la turbulencia de la guerra de independencia de Cuba y la intervención estadounidense. Sin embargo, al año siguiente, reabrió sus puertas tras su primera remodelación y con un nuevo nombre: Teatro Martí, en honor al prócer cubano José Martí, manteniendo su espíritu popular.

A lo largo de su historia, el Teatro Martí ha sido testigo de innumerables eventos históricos y culturales. En su escenario se han presentado obras emblemáticas como «Tosca» de Puccini, «La Casa de Bernarda Alba» de Federico García Lorca, y «La Ramera Respetuosa» de Jean-Paul Sartre. También ha sido el hogar de clásicos del teatro lírico cubano como «Cecilia Valdés», «Rosa la China», y «Amalia Batista», de maestros como Gonzalo Roig, Rodrigo Prats, Ernesto Lecuona, Jorge Anckermann y Eliseo Grenet.

En febrero de 1935, la inigualable Rita Montaner subió por primera vez a las tablas del Teatro Martí, marcando un hito en la historia del teatro cubano. Hoy en día, el Teatro Martí sigue siendo un símbolo de la rica herencia cultural e histórica de la ciudad, testimonio vivo de la influencia de la emigración española en La Habana.

Escuela Concepción Arenal

Imagen antigua de la actual escuela Concepción Arenal

Ubicada en Prado 575 esquina a Dragones, en La Habana Vieja, el edificio que hoy alberga la escuela primaria Concepción Arenal fue en su día la sede del Centro Gallego. Este inmueble histórico fue donde los inmigrantes gallegos establecieron su primera sede hacia 1880. La fundación de la Sociedad Centro Gallego de La Habana se remonta al 23 de noviembre de 1879, cuando una docena de gallegos se reunieron en el Teatro Tacón con el propósito de crearla.

Durante el primer cuarto de siglo, la colonia gallega en Cuba creció significativamente, representando el 37% de la población española en la Isla, seguida por la comunidad asturiana. Aunque los gallegos se destacaron principalmente en el comercio, no dejaron de lado la importancia de la educación y la preservación de su cultura y tradiciones. Con este fin, construyeron escuelas y establecieron planteles educativos en sus centros de recreo, como la escuela Concepción Arenal.

La escuela recibió su nombre en 1906 en honor a Concepción Arenal, la primera mujer española en asistir como oyente a la universidad. Nacida el 31 de enero de 1820 en O’Ferrol, desafió las normas de su tiempo al ingresar en la carrera de Derecho vestida de hombre, ya que las mujeres no podían acceder formalmente a la educación superior. Su vida estuvo dedicada al estudio y la escritura.

Desde sus inicios, el Centro Gallego se comprometió con la instrucción primaria, elemental y superior. Entre 1887 y 1888, la matrícula de la escuela ascendía a 763 alumnos de La Habana y otras provincias de Cuba y Galicia. El ilustre filósofo y maestro Enrique José Varona fue uno de los destacados conferencistas en sus aulas. Un evento notable ocurrió en 1887, cuando el Centro Gallego distribuyó gratuitamente la vacuna contra la varicela para el pueblo.

Hoy en día, la escuela Concepción Arenal continúa honrando la memoria de su homónima, sirviendo como un testimonio de la rica herencia educativa y cultural de la comunidad gallega en La Habana.

Sociedad Juventud Asturiana

La Sociedad Asturiana de La Habana se creó el 2 de mayo de 1886 con el objetivo de fomentar la relación entre los asturianos y sus descendientes en la capital cubana, así como contribuir al prestigio de Asturias en Cuba. Desde su fundación, la Sociedad también buscó proporcionar asistencia médica, instrucción y recreo a sus miembros. En sus primeras juntas, discutieron la adquisición de un edificio que funcionara como su sede.

El 24 de mayo de 1887, se firmó la escritura que declaraba a la Sociedad Asturiana propietaria de un inmueble en San Rafael número uno, entonces ocupado por el Casino Español, que lo cedió mediante un contrato de alquiler. El 23 de julio, la Sociedad habilitó un local en los bajos del edificio para establecer su Secretaría, que funcionó allí hasta el 16 de noviembre de 1890. En diciembre de ese mismo año, el Tribunal Supremo de Madrid ordenó a la Sociedad tomar la casa en propiedad.

En 1914, la Sociedad Asturiana recibió el deteriorado Teatro Albisu, ubicado en su sede, y decidió demolerlo para construir uno nuevo. Este teatro, llamado Campoamor en honor al gran poeta asturiano, fue inaugurado el 17 de noviembre de 1915. Sin embargo, la administración del teatro no fue asumida por el Centro Asturiano, que prefirió arrendarlo. 

En 1923, se decidió demoler el Teatro Campoamor para construir un nuevo edificio, ya que se consideraba que rompía la armonía arquitectónica y estorbaba en la distribución del nuevo proyecto. 

Finalmente, el 9 de noviembre de 1923, se colocó la primera piedra del nuevo edificio, procedente de las canteras de Covadonga, con el escudo de Asturias y una inscripción del Cabildo de Covadonga al Centro Asturiano de La Habana. Así comenzaron las obras del Palacio Social Asturiano, que se completaron tras tres años de labor continua. En el año 2000, esta edificación se convirtió en la sede del Museo Nacional de Bellas Artes, correspondiente a la colección de arte universal.

Cine-Teatro Payret

Cine Teatro Payret

El Cine-Teatro Payret, ícono de La Habana, lleva el nombre de su propietario catalán, Joaquín Payret, quien llegó a Cuba con el sueño de construir una obra memorable. Con este objetivo en mente, se aseguró de dotar al edificio con las innovaciones más avanzadas de su época. Importó desde Europa partes esenciales del teatro, especialmente para protegerlo contra incendios. Según el historiador Carlos Venegas, Payret “…importó una extraordinaria armadura del Palacio de la Industria, en Bruselas. La cubierta de hierro del Teatro Payret resulta ser una imitación de la utilizada en Barcelona poco antes para cubrir el edificio de la Compañía Terrestre y Marítima (…) y (…) utilizó un moderno sistema de ventilación, para dar a la sala una temperatura regulada”.

Las obras del teatro fueron encargadas al maestro de obras catalán Fidel Luna, discípulo del ingeniero Ildefonso Cerdá y participante en el ensanche de Barcelona. Luna incorporó al diseño del Payret características arquitectónicas innovadoras, como la esquina achaflanada y un jardín lateral con verja hacia el incipiente Parque Central. Estas características no solo destacaban la construcción, sino que también reafirmaban la influencia peninsular ante la creciente oposición criolla.

El Teatro Payret se inauguró el 21 de enero de 1877, y en 1878 se le llamó Teatro de la Paz, en honor a la tregua de la Paz del Zanjón durante la guerra hispano-cubana. Sin embargo, fue el nombre de Payret el que perduró en la historia del teatro, que estuvo marcada por una serie de eventos desafortunados, incluido un duelo a muerte en uno de sus salones, la maldición de una amante despechada, y el derrumbe parcial del edificio en agosto de 1882 después de fuertes lluvias.

El 9 de mayo de 1948, el teatro cerró sus puertas para iniciar una nueva etapa de reconstrucción a cargo de los arquitectos e ingenieros Ernesto y Eugenio Batista y Adolfo Arellano. La prensa reflejaba la tristeza de La Habana ante la pérdida de tan querido lugar: “…el teatro Payret es cada uno de los habaneros; y cuando desaparezca se habrá llevado entre sus escombros y restos, mucho de cada uno de nosotros…”. En septiembre de 1951, el Payret reabrió con una gran función a beneficio de la Liga contra el cáncer.

La decoración del vestíbulo y la sala del renovado teatro incluía obras de la escultora Rita Longa, con la figura de la ilusión en el vestíbulo y las musas inspiradoras de la creación escénica en el escenario. Dotado con el equipo de proyección más moderno de la época, de tres proyectores de 35 mm, y un avanzado sistema de sonido RCA, el Payret ofrecía una experiencia audiovisual inigualable.

El Cine-Teatro Payret no solo se mantiene como un símbolo de la rica historia cultural de La Habana, sino también como un testimonio del espíritu innovador y resiliente que caracteriza a la ciudad y a sus habitantes.

Gran Teatro

Gran Teatro de La Habana

El Gran Teatro de La Habana, inaugurado en 1838 bajo el nombre de Teatro Tacón en homenaje al Capitán General Miguel Tacón, es uno de los más emblemáticos de Cuba y un referente a nivel nacional. Desde su apertura, cuando la compañía Los Ravel danzara por primera vez en su escenario, el ballet ha sido la manifestación artística insignia del coliseo. Hoy, es la sede del prestigioso Ballet Nacional de Cuba.

Este impresionante edificio neobarroco ha sido testigo de grandes acontecimientos culturales, históricos y científicos. En 1849, el italiano Antonio Meucci instaló en el teatro los primeros aparatos telefónicos del mundo, 25 años antes que el escocés Graham Bell. Su diseño único, con un formato italiano de herradura, ofrece a los visitantes una sorprendente belleza arquitectónica.

El teatro se encuentra en el Paseo del Prado, entre las calles San José y San Rafael, frente al Parque Central. Originalmente, en este lugar se encontraba el Teatro Tacón, conocido en su tiempo como el más importante de La Habana y uno de los más lujosos del continente, donde se presentaron figuras míticas del arte.

La construcción del actual edificio comenzó el 8 de diciembre de 1907, cuando se colocó la primera piedra, traída de las canteras de Praga, en Lugo, España. Las obras, a cargo de la firma estadounidense Purdy & Henderson, duraron seis años y costaron 1.8 millones de pesos cubanos. El resultado fue un admirable palacio que se convirtió en la sede de las sociedades españolas en Cuba. El edificio contaba con dos salones de baile, un casino, salones de juegos, oficinas, caja de ahorros, restaurantes y cafés, y albergaba una Academia de Bellas Artes y una de música.

A lo largo de su historia, el edificio ha recibido varias denominaciones. En 1961, fue nombrado Federico García Lorca en homenaje al poeta español. Seis años después, se cambió a Gran Teatro de Ballet y Ópera de Cuba. En 1977, fue llamado Liceo de La Habana Vieja, cuando comenzó a usarse la mayoría de las capacidades del Centro Gallego. En 1981, se rebautizó como Complejo Cultural del Gran Teatro García Lorca y, en junio de 1985, como Gran Teatro de La Habana, reservando el título García Lorca para su sala principal.

Desde la década de 1960, la historia del teatro ha estado estrechamente vinculada a la Prima Ballerina Assoluta Alicia Alonso, quien fuera por muchos años directora del Ballet Nacional de Cuba. En reconocimiento a sus contribuciones a la cultura cubana y universal, se decidió renombrar el teatro como Gran Teatro de La Habana «Alicia Alonso». 

Teatro Campoamor

El Teatro Campoamor, situado en la céntrica esquina habanera de Industria y San José, ha sido escenario de zarzuelas y operetas, y por sus tablas han desfilado notables compañías musicales y artistas cubanos y extranjeros de gran renombre. Fue en este teatro donde se presentaron por primera vez los tambores batá en un espectáculo público y donde Juan Ramón Jiménez convocó a los poetas cubanos para conformar el libro «La poesía cubana en 1936».

El Campoamor también es recordado por su célebre episodio con Lola Flores, quien interpretó sus éxitos «La zarzamora» y «Pena, penita, pena». Su actuación incluyó una serie de chistes subidos de tono que indignaron a las damas de la Liga de la Decencia. Este incidente llevó a que Lola Flores fuera conducida a la Tercera Estación de Policía y multada, un evento que, lejos de perjudicarla, aumentó la popularidad de sus presentaciones en el teatro, atrayendo a multitudes deseosas de escuchar sus irreverentes historias.

Construido por los productores de cine y empresarios del circo Santos y Artigas, el teatro tuvo un costo de 300,000 pesos y capacidad para 2,000 espectadores. Inaugurado el 20 de octubre de 1921 bajo el nombre de Teatro Capitolio, nombre que aún se advierte en lo alto de su fachada, se convirtió en un punto de referencia en el entramado de la ciudad, justo al costado del actual Capitolio y detrás del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.

El Campoamor, con su rica historia y ubicación privilegiada, fue un punto neurálgico de la vida cultural de la ciudad, rodeado de emblemáticos lugares como el ahora demolido Hotel Regina y el famoso Palacio de Cristal, reconocido por su especialidad en cocina francesa. Este lugar sigue siendo un símbolo de la rica herencia cultural de La Habana, habiendo sido testigo de importantes eventos artísticos y sociales que marcaron la historia de la ciudad.

Centro Asturiano

Centro Asturiano de La Habana

El Centro Asturiano de La Habana, una de las más importantes instituciones de la diáspora asturiana en Cuba, comenzó su trayectoria en la zona del Aplech. Este lugar, ubicado en la calle habanera de Neptuno entre Zulueta y Monserrate, sería más tarde el sitio donde se construiría el actual Hotel Plaza. Sin embargo, el terreno definitivo para el Centro Asturiano se adquirió en la calle San Rafael No. 1, celebrando su primer aniversario en junio de 1887. En 1914, el Centro compró la mitad restante de la manzana que compartía con el Teatro Albisu, el cual fue demolido para dar paso a una expansión significativa.

A pesar de un incendio en su sede social, la construcción del Centro continuó y en octubre de 1927 se inauguró un majestuoso palacio frente al Centro Gallego de La Habana. Este edificio se convirtió en un símbolo de la presencia asturiana en la capital cubana y albergó numerosas actividades sociales, culturales y educativas.

Con el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, todos los centros regionales, incluido el Centro Asturiano, fueron intervenidos, lo que provocó un significativo movimiento migratorio y afectó a la directiva del centro, compuesta por industriales, comerciantes, obreros, amas de casa y estudiantes. 

Tras su incautación, el edificio del Centro Asturiano tuvo varios usos: primero, como sede de la Asociación de Amistad Cubano-Española, luego como el Palacio Nacional de Pioneros ‘José Martí’, y más tarde como sede del Tribunal Supremo. Desde el año 2000, el edificio alberga las colecciones de arte universal del Museo Nacional de Bellas Artes.

El gobierno cubano, que había expropiado el edificio original, entregó un nuevo local, previamente sede del Club Alemán y después del Club Americano. Aunque este nuevo local no rivaliza en tamaño con la antigua sede del Centro Asturiano, ahora pertenece a la Federación de Asociaciones Asturianas de Cuba, que agrupa a 34 asociaciones representativas de distintas regiones de Asturias.

El Centro Asturiano sigue siendo un testimonio vivo de la rica herencia cultural y social de los asturianos en Cuba, adaptándose a las transformaciones históricas y manteniendo vivo el espíritu de sus fundadores.

Hotel Monserrate

Ubicado en la esquina de las calles Monserrate y Obrapía, el Hotel Monserrate era uno de los numerosos hoteles «decentes» que se encontraban en las inmediaciones del Paseo del Prado hasta 1952, cuando los ómnibus interprovinciales iniciaban y concluían sus recorridos en esa zona. Aunque no era un hotel suntuoso, el Monserrate mantenía una digna estructura arquitectónica original, caracterizada por discretas líneas neoclásicas. 

El edificio del hotel contaba con cuatro plantas de habitaciones con balcones y toldos verdes. En su planta baja, albergaba un bar-restaurante que desde los años 30 se había convertido en un atractivo gastronómico de la zona, ofreciendo una excelente cocina. En 1936, durante la Guerra Civil Española, el Hotel Monserrate, junto con el Hotel Lincoln, se convirtieron en centros de contacto y concentración de voluntarios movilizados por el partido comunista para combatir en España. Estos voluntarios, reclutados por figuras como Ramón Nicolau, se beneficiaron del apoyo de casas de empeño de la calle Suárez, cuyos propietarios republicanos españoles proporcionaron uniformes y recursos.

En la actualidad, el antiguo Hotel Monserrate es un edificio residencial en un lamentable estado constructivo y arquitectónico, reflejando el paso del tiempo y las transformaciones sociales y económicas que han marcado su historia.

Restaurante “La Zaragozana”

Fundado en 1830, el restaurante La Zaragozana es reconocido como el más antiguo de La Habana. Estratégicamente ubicado en La Habana Vieja, goza de una excelente localización y cuenta con un amplio y ambientado salón principal que ha atraído a visitantes y locales durante décadas. Es considerado un referente en la gastronomía española de la ciudad, destacándose por su variado menú que incluye carnes, pescados y exquisitos mariscos como camarones, langostas, cangrejos y almejas.

Originalmente inaugurado como «La Fonda de la Muralla», el restaurante se estableció apenas cinco años antes de la apertura de las Puertas de Monserrate, un hito que transformó la ciudad al permitir la conexión entre sus áreas intra y extramuros, aumentando así el valor comercial de la zona. Desde sus inicios, La Zaragozana ha servido como un lugar crucial para satisfacer a los transeúntes, que dejaban sus vehículos frente a la cercana ermita de Monserrate.

En 1930, el zaragozano José Currais adquirió este establecimiento centenario y decidió rebautizarlo con el nombre de su ciudad natal, convirtiéndolo en un bastión de la comida tradicional española en La Habana. Desde entonces, ha sido frecuentado por numerosos personajes célebres, entre ellos Federico García Lorca, quien lo visitó en 1930, así como Ernest Hemingway, Rocky Marciano y Javier Sotomayor.

Este restaurante no solo es un tesoro gastronómico de La Habana, sino también un testigo vivo de la rica historia cultural y social que envuelve a la ciudad desde hace casi dos siglos.

Plazoleta Albear

Plazoleta Albear

La Plazoleta de Albear, antes conocida como Plazoleta de Monserrate, se encuentra estratégicamente ubicada a pocos metros del Parque Central de La Habana, en una zona de intenso tránsito y significado histórico, donde también se erige la estatua del héroe nacional cubano, José Martí.

El monumento y la plazuela fueron inaugurados con gran pompa, convirtiéndose en un evento popular que atrajo a multitudes. Las calles y azoteas se llenaron de personas, los edificios circundantes estaban adornados con banderas tricolores y una profusión de coronas florales testimoniaba el reconocimiento a la labor del ingeniero cubano.

El monumento, esculpido en mármol blanco de Carrara, presenta una figura de tamaño natural de Francisco de Albear y Fernández de Lara. En esta representación, Albear aparece en uniforme, en una pose reflexiva y sosteniendo un cuaderno en su mano izquierda, simbolizando su dedicación y contribución al desarrollo ingenieril de Cuba.

Francisco de Albear y Fernández de Lara, nacido el 11 de enero de 1816, tuvo una vida profundamente ligada al agua y su gestión óptima. Como Brigadier del Real Cuerpo de Ingenieros y director de Obras Públicas de la isla de Cuba, Albear fue responsable de importantes proyectos, entre ellos el célebre Acueducto de Albear, aún en funcionamiento y vital para el abastecimiento de agua en La Habana.

Reconocido internacionalmente por sus contribuciones, Albear recibió distinciones en exposiciones en Filadelfia y París, y fue objeto de títulos nobiliarios durante y después de su vida. 

En 1895, en honor a su legado y contribuciones, se erigió el monumento a tamaño real en la Plazoleta de Albear, ubicada en los inicios del bulevar de Obispo, justo en el corazón histórico de La Habana. La obra fue realizada por el escultor cubano José Villalta de Saavedra, asegurando que la figura de Albear continúe inspirando admiración y respeto entre los habaneros y visitantes por igual.

Centro Canario

El Centro Canario de Cuba, situado en un elegante edificio de dos plantas en la calle Monserrate, en el Centro Histórico de La Habana, es un símbolo de la conexión entre las Islas Canarias y Cuba. Este edificio también alberga la sede de la Sociedad Cubana de Ingenieros, destacándose como un centro de actividad cultural y social en la capital cubana.

La casa canaria Leonor Pérez Cabrera, ubicada en el municipio de La Habana Vieja, ha desempeñado un papel fundamental en la promoción y difusión de la cultura canaria en Cuba. Este espacio ha sido históricamente un punto de encuentro para los canarios residentes en la isla, proporcionando un lugar para conectar con sus raíces y preservar sus tradiciones.

Rodeado de importantes puntos culturales, recreativos y turísticos como el Centro Comercial Harris Brothers, el Museo de Bellas Artes, la Manzana de Gómez, el Hotel Parque Central, la calle O’Reilly, el Paseo del Prado y el Bulevar de Obispo, el Centro Canario se encuentra en una ubicación privilegiada que facilita el acceso y la participación de la comunidad.

La emigración canaria hacia Cuba tuvo un impacto significativo en la historia demográfica y cultural de la isla. Entre 1835 y 1850, aproximadamente 50,000 isleños emigraron, con un tercio de ellos eligiendo Cuba como destino. Para 1862, la población canaria en la isla había aumentado notablemente, reflejando la importancia de esta comunidad en el tejido social cubano.

Desde 1992, la Asociación Canaria de Cuba «Leonor Pérez» ha ocupado su actual sede en la calle Monserrate número 258, entre Ánimas y Neptuno, en La Habana Vieja. Este nombre honra a la madre del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, originaria de Santa Cruz de Tenerife, subrayando aún más los lazos históricos entre Canarias y Cuba.

Federación de Asociaciones Asturianas

Federación de Asociaciones Asturianas de Cuba (FAAC)

La Federación de Asociaciones Asturianas de Cuba (FAAC) fue establecida en 1960 como la heredera directa de la historia, las tradiciones y el legado del Centro Asturiano de La Habana. Su misión principal es unificar y apoyar a los clubes, asociaciones y sociedades asturianas dispersas en la isla, proporcionando un organismo consultivo y de ayuda mutua.

Ubicada actualmente en la Avenida de Prado, número 309, la sede de la FAAC fue inaugurada por Antonio Trevín en 1994, quien en ese momento ocupaba la presidencia del Principado de Asturias. Este espacio se ha convertido en un punto de encuentro vital para la comunidad asturiana en Cuba, donde se promueven y celebran diversas actividades culturales.

Desde su creación en 1994, la FAAC ha sido un centro activo de difusión cultural. Se estableció el primer cuerpo de baile, se formó una banda de gaitas y se comenzaron a ofrecer conferencias impartidas por destacados científicos, académicos y periodistas. Estos eventos no solo atraen a los asociados de la federación, sino también al público en general interesado en la cultura asturiana.

La sede social de la Federación alberga una imagen de la Patrona de Asturias, venerada desde hace muchos años en la capilla de la Casa de Salud Quinta Covadonga del antiguo Centro Asturiano de La Habana. Este gesto simboliza la continuidad y el respeto por las tradiciones religiosas y culturales de Asturias, que han perdurado a través de generaciones en Cuba.

La presencia asturiana en la Isla tiene profundas raíces históricas. La Sociedad Asturiana de Beneficencia se fundó en La Habana en 1877, seguida por el Centro Asturiano en 1886, la Quinta Covadonga a finales del siglo XIX y el Plantel Jovellanos en el siglo XX. Estas instituciones han jugado un papel crucial en la integración y el bienestar de la comunidad asturiana en Cuba, manteniendo vivas sus tradiciones y valores a lo largo del tiempo.

Hotel Sevilla

Hotel Sevilla de La Habana

El Hotel Sevilla de La Habana ha sido un ícono de elegancia y belleza desde su inauguración hace 112 años, en 1908. Ubicado en la calle Trocadero número 55, entre Prado y Zulueta, este hotel histórico captura la atención de los viajeros por su arquitectura mudéjar y los eventos significativos que han tenido lugar en sus salones a lo largo de los años.

El hotel fue construido por la compañía cubana El Guardián, durante el período colonial español, bajo la presidencia de Perfecto López y la administración de Felipe Beltrán. Inicialmente iniciado en 1880, el Sevilla se encuentra estratégicamente ubicado en el Paseo del Prado, una de las principales arterias de La Habana.

Las influencias arquitectónicas moriscas del Hotel Sevilla se inspiraron en el famoso Patio de los Leones del Palacio Alhambra en Granada, España. Este estilo se refleja en sus arcadas, columnas y paredes decoradas con azulejos sevillanos, que le otorgan un encanto único y distintivo.

Además de su espléndida arquitectura, el Hotel Sevilla ha sido uno de los cuatro grandes hoteles históricos de La Habana, junto con el Hotel Inglaterra, el Hotel Plaza y el Hotel Saratoga. Su proximidad al Parque Central y a la zona antigua de la ciudad lo convierte en un punto de referencia para los visitantes que exploran la rica historia y cultura de la capital cubana.

A lo largo de los años, el Hotel Sevilla no solo ha sido reconocido como el más lujoso y confortable de su época, sino también como un centro de eventos y encuentros significativos. Su legado perdura como testigo de la historia y la sofisticación que caracterizan a La Habana, atrayendo a turistas y residentes por igual con su encanto atemporal y su ubicación privilegiada en el corazón de la ciudad.

Centro Dependientes de Comercio

Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana

La Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana, conocida por su rica historia y su impacto significativo, se formó tras una cálida y agitada asamblea celebrada el 11 de abril de 1880 en Payret. Los dependientes del comercio de La Habana lograron constituir oficialmente la asociación el 1 de agosto de ese mismo año. La asociación, que comenzó con 500 miembros, aprobó su primer reglamento social el 12 de octubre de 1880.

El 18 de diciembre de 1881, se inauguró el Centro sobre la Base de Instrucción y Beneficencia, conocido como “Ateneo del Comercio”. Poco antes, el 3 de agosto de 1881, coincidiendo con el aniversario de la salida de las naves de Palos hacia América, se inauguró la Casa de Salud “La Purísima Concepción” con un único pabellón. Esta casa de salud se ubicaba en el pintoresco barrio de Jesús del Monte, entre las avenidas Jesús del Monte y Buenos Aires. Con el tiempo, se erigieron más pabellones y se adquirieron terrenos aledaños, lo que incrementó considerablemente el número de inscripciones.

La Asociación de Dependientes del Comercio, con su obra, ha sabido enlazar el pasado con el presente. Su actual edificio, un magnífico palacio situado en la esquina de Prado y Trocadero, abarca un área de 3871 metros cuadrados. Este emblemático edificio fue inaugurado el 4 de agosto de 1907, y sigue siendo un punto de referencia importante para la asociación y la comunidad en general.

Esta organización no solo ha contribuido significativamente al comercio, sino que ha reflejado un compromiso duradero con el bienestar y el progreso de sus miembros y la sociedad cubana en general.

Centro Andaluz

Centro Andaluz de La Habana

El Centro Andaluz de La Habana se erige como uno de los principales exponentes del movimiento andalucista fuera de España desde principios del siglo pasado. Fundado el 11 de febrero de 1919, hace más de 100 años, este centro ha sido un lugar vital para los andaluces y sus descendientes en Cuba.

La historia comenzó a principios del siglo XX, cuando un grupo de emigrantes andaluces, bajo la iniciativa de D. Francisco Cuenca Benet (Adra, 1872 / La Habana, 1943), estableció esta emblemática institución a orillas del Paseo del Prado de La Habana, en el número 34 entre las calles Genio y Refugio. Con el paso del tiempo, el Centro Andaluz se trasladó a su sede actual en la misma avenida, en los números 356-358, muy cerca de la famosa esquina de Prado y Neptuno.

En los primeros años del siglo XXI, la estabilidad arquitectónica del Centro enfrentó desafíos, lo que llevó a iniciar el proyecto de cambio de sede. La Junta de Andalucía y el propio Centro Andaluz fueron responsables de este esfuerzo, completado en 2010. El nuevo edificio, un ejemplo del neoclasicismo habanero con toques de eclecticismo, es de carácter residencial y cuenta con un pequeño patio interior y un patio trasero decorado con murales modernos que destacan la peregrinación más emblemática de Andalucía, «El Camino del Rocío». Consta de dos plantas accesibles tanto por una escalera en el fondo del edificio como por un moderno ascensor.

La fachada del edificio sigue los modelos decimonónicos característicos del Paseo del Prado de La Habana, con un pórtico adintelado y una terraza en la primera planta que originalmente estaba destinada a exhibir los símbolos de Cuba, España y Andalucía, reflejando así la conexión histórica y cultural entre estas regiones.

El Centro Andaluz de La Habana no solo ha sido un centro de encuentro para la comunidad andaluza en Cuba, sino también un bastión de preservación de las tradiciones y la identidad andaluza en tierras caribeñas, manteniendo viva la llama de la cultura y el legado de sus fundadores hasta el día de hoy.

Sociedad Catalana

La Sociedad Catalana de Beneficencia y Construcción en La Habana tuvo un rol fundamental en el desarrollo urbano y cultural de la ciudad desde finales del siglo XIX. Fundada en 1882, la sociedad se destacó no solo por su labor benéfica, sino también por su marcado impulso hacia el nacionalismo catalán en Cuba.

Desde sus primeros años, la Sociedad Catalana mostró un fuerte compromiso con la promoción de la autonomía de Cataluña, lo cual se manifestó en sus actividades y proyectos. Uno de los hitos más importantes fue la organización de los Juegos Florales en La Habana en 1887, 1922 y 1944, eventos que celebraban la cultura catalana y sus tradiciones literarias.

Bajo la presidencia de Josep Conangla Fontanilles, quien fue líder de la sociedad en tres ocasiones, la Sociedad Catalana se reestructuró en 1911 y aprobó nuevos estatutos que reafirmaban su compromiso con los principios independentistas y organizativos. Durante el siglo XX, continuó siendo un bastión del nacionalismo catalán en la diáspora, buscando fortalecer los lazos culturales y sociales entre los catalanes en Cuba.

Además de su activismo cultural y político, la Sociedad Catalana de Beneficencia y Construcción desempeñó un papel crucial en el desarrollo físico de La Habana. Entre sus proyectos más destacados se cuenta la construcción de la Farmacia Sarrá en 1853, ubicada en la calle Teniente Rey. Esta farmacia llegó a ser la más grande de América en su época, ocupando una manzana entera y empleando a más de 300 personas. Su edificio imponente se convirtió en un punto de referencia en la ciudad.

Asimismo, la Sociedad Catalana estuvo involucrada en la construcción de la Lonja del Comercio de La Habana, ubicada en la plaza de San Francisco. Esta estructura, erigida en 1908, se convirtió en un centro neurálgico para las actividades comerciales y empresariales de la ciudad, reflejando la influencia catalana en el ámbito económico de La Habana.

Otro proyecto emblemático fue el edificio Bacardí, construido bajo la presidencia de Narcís Macià, un emigrante de Lloret de Mar. Este edificio, adornado con mármol rojo y cerámica amarilla en su fachada art decó, se convirtió en un símbolo del éxito de la marca Bacardí, fundada por el catalán Facundo Bacardí Massó en 1840.

Casa de Cantabria

La Casa Cantabria de La Habana, inicialmente conocida como Centro Montañés, fue fundada el 20 de noviembre de 1910 por un grupo de emigrantes provenientes de la región de Cantabria, en el norte de España, establecidos en Cuba. Desde entonces, ha desempeñado un papel crucial como punto de encuentro y preservación de la cultura cántabra en la isla caribeña.

Ubicada en la emblemática calle Neptuno de la capital cubana, la Casa Cantabria cuenta en la actualidad con 762 asociados. A lo largo de sus 113 años de historia, la asociación ha desarrollado un extenso programa de actividades dirigido especialmente a sus miembros y a la comunidad cántabra y sus descendientes en Cuba.

Uno de los aspectos destacados de la Casa Cantabria es la gestión de su Escuela de Baile, dirigida por la profesora Marta Egusquiza. Esta escuela ofrece un variado repertorio de danzas tradicionales cántabras, como «Cantabria y sus gaitas», «Andabanba» (bulerías) y el pasodoble «Te quiero». Estas actividades culturales no solo promueven y preservan las tradiciones de Cantabria, sino que también enriquecen la vida cultural de La Habana con eventos que celebran la música y la danza de esta región española.

Además, la Casa Cantabria ha sido un espacio de integración y apoyo mutuo entre la comunidad cántabra en Cuba, recibiendo respaldo tanto de instituciones cubanas como españolas, así como del Gobierno de Cantabria, que apoya a sus colectividades en el exterior.

Con más de un siglo de historia, la Casa Cantabria de La Habana continúa siendo un símbolo de la identidad cántabra y un lugar vital para la comunidad que celebra y fortalece sus raíces culturales en un entorno lejano pero acogedor como lo es Cuba. 

Restaurante Centro Vasco

El Restaurante Centro Vasco es un ícono gastronómico en La Habana que celebra la rica cultura y tradiciones culinarias del País Vasco, una comunidad española cercana al Mar Mediterráneo. Estratégicamente ubicado cerca de la intersección de la Avenida Paseo con el Malecón habanero, en el Vedado de La Habana, este restaurante ofrece una experiencia culinaria única con un servicio a la carta que destaca por sus platos vasco tradicionales.

Fundado por Juan Azerzabaitoria, conocido cariñosamente como «Juanito», quien llegó a La Habana como polizón escondido en un barril de sardinas. Inicialmente intentó abrirse camino como pelotari en el Frontón Jai Alai, pero pronto descubrió su verdadera pasión en la cocina. En 1954, Juan Saizarbitoria tomó una decisión audaz al trasladar su restaurante al Vedado, en la calle 4, esquina a 3ra, una zona que en aquel entonces empezaba a transformarse en el centro turístico de La Habana, impulsado por la construcción de grandes hoteles y casinos.

El nuevo Centro Vasco fue construido en un edificio que evocaba la arquitectura tradicional de su tierra natal, manteniendo así la autenticidad de su propuesta gastronómica vasca que ya lo había distinguido en su anterior ubicación en el Hotel Miramar. Es conocido por especialidades como mariscos frescos, caldos reconfortantes y la famosa fabada, servidos con un toque de glamour que lo diferenciaba de su modesto local original en la calle Prado.

A lo largo de las décadas, el Centro Vasco ha resistido los desafíos económicos, incluso en los momentos de mayor escasez, manteniendo su reputación como uno de los mejores restaurantes de La Habana. Aunque desde la década de 1990 y especialmente con la aparición de las paladares, que elevaron los estándares gastronómicos en La Habana, el Centro Vasco ha continuado siendo valorado por su autenticidad, calidad y servicio excepcional.

Con su legado de más de medio siglo, el Restaurante Centro Vasco sigue siendo un lugar de referencia para aquellos que buscan disfrutar de la genuina cocina vasca en un ambiente acogedor y tradicional en el corazón de la capital cubana.

Casa de Castilla y León

La Casa de Castilla y León en La Habana es el hogar de la Agrupación de Sociedades Castellanas y Leonesas de Cuba, conocida como ASCYL, que tiene sus raíces en el antiguo Centro Castellano de La Habana. Fundada el 2 de mayo de 1909 en los salones del Centro Gallego, esta entidad ha tenido diversas sedes a lo largo de su historia.

Desde su establecimiento en 1909 hasta 1961, la sede social de la agrupación estuvo en el Palacio de Villalba, ubicado en la calle Egido 504. Tras la revolución de 1959, los locales fueron incautados y la Agrupación tuvo que trasladarse temporalmente a la Calzada del Diez de Octubre 17 entre 1961 y 1968, y luego a San Rafael 609 de 1968 a 1988. Finalmente, el 5 de abril de 1998, inauguraron su sede actual en la calle Neptuno 519, donde reside la Casa de Castilla y León.

La historia de la Casa de Castilla y León refleja la integración de la Colonia Leonesa y otras sociedades sobrevivientes que compartían la matriz del antiguo Centro Castellano. Gracias a las gestiones del último presidente del Centro Castellano, Francisco Sánchez Tamame, la agrupación pudo asegurar un nuevo local que ahora alberga a las comunidades castellanas y leonesas en Cuba bajo el nombre de Casa de Castilla y León.

Hoy en día continúa siendo un centro de encuentro y promoción de la cultura, tradiciones y vínculos entre los descendientes de Castilla y León en Cuba, manteniendo viva su herencia a través de diversas actividades y eventos que fortalecen los lazos comunitarios y culturales.

La Habana, con su rica y variada historia, es hogar de numerosas instituciones y asociaciones españolas que han dejado una huella perdurable en su tejido cultural y social. Las diversas casas regionales, como la Casa de Cantabria, la Federación de Asociaciones Asturianas, el Centro Andaluz, la Casa de Castilla y León, y la Sociedad Catalana, reflejan la diversidad de influencias españolas que han moldeado la ciudad. Estas instituciones, con sus ricas historias y tradiciones, continúan siendo puntos esenciales en la preservación y promoción de la cultura y el patrimonio de la capital cubana.

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