Actualmente se pueden hallar, en el mundo, con distribución desigual, alrededor de 240 museos de la farmacia. Pues sepa que en Cuba existen cuatro; uno de ellos, se localiza en la Atenas de Cuba, Matanzas, y se nombra Triolet.
Sin embargo, en la zona del Centro Histórico de La Habana, a muy poca distancia entre sí, se pueden visitar el Sarrá, Taquechel y Johnson. Las tres datan de la segunda mitad del siglo XIX y exhiben útiles de farmacia y laboratorio que permiten explorar como vivían los habitantes de la ciudad en el pasado.
Los inicios de la farmacéutica en Cuba datan de 1598, cuando Sebastián Milanés y López Alfaro fundaron dos negocios ubicados, el primero, en la calle Real, hoy Muralla; y el segundo, cerca del Desagüe (Callejón del Chorro).
En ellas se podía encontrar diversos remedios como, alcanfor, opio, agua de canela, jarabes, ungüentos. Alrededor de 1670 la ciudad contaba con una docena de farmacias que consiguieron un desarrollo mayor a raíz del progreso de la producción azucarera. Uno de los preparados que más se apreciaba era la frucanga, un compuesto de miel de caña fermentada o aguardiente.
A partir de XVIII se comienzan a usar frascos de porcelana y cristal, frutos de la alfarería europea, así como estanterías de caoba en sustitución de los armarios de pino. Sarrá, Taquechel y Johnson se inspiraron así en la moda francesa de su época y hoy siguen exhibiendo su aire de belleza antigua ante los ojos de quienes las visitan.
Farmacias para admirar y también donde comprar
Las tres ofrecen sus interesantes exhibiciones de manera gratuita. Tienen como fin la divulgación de los inicios de la farmacia y sus avances en ese sitio de La Habana.
A la par, se mantienen activas brindando sus cuidados a los clientes. Aún hoy, en ellas, se comercializan medicamentos naturales junto a otros productos no solo centrados en la sanación, sino también en el cuidado del cuerpo. Le invito a conocer las peculiaridades de cada uno en una ruta inigualable.
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El Museo Farmacéutico de La Habana Vieja: Droguería Johnson
Le propongo iniciar el recorrido en la intersección de las calles Obispo y Aguiar, en La Habana Vieja, justamente en el número 260. Este edificio de acero y concreto es la sede de la farmacia creada por los doctores Johnson.
Fue fundada en 1886 en la calle O´Reilly y trasladada, veintiocho años después, a su lugar actual. Luego de un incendio en 2006, reabrió en 2012 como museo bajo el nombre de Farmacia Droguería Johnson. Se encuentra abierto a diario de 9 de la mañana a 5 de la tarde.
Su interior se encuentra adornado con cristalería, bronce y mármol. El salón con extenso mostrador está enchapado en maderas preciosas. En el mezzanine y las vitrinas originales se alternan frascos únicos y reproducciones de época, así como utensilios de laboratorio.
Los Johnson se especializaron en productos de farmacia, pero también en perfumes, desinfectantes e insecticidas que comercializaban dentro y fuera de Cuba. Entre sus especialidades sobresalieron los aceites y elixires del complejo B y fueron famosas también las Aguas de Lavanda, Verbena y Violeta.
Otro de los atractivos del centro se debe al hecho de estar situado en el popular bulevar de Obispo, rodeada así de comercios, restaurantes, hoteles, ferias de artesanías y cafeterías donde se puede apreciar lo mejor de La Habana.
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Museo de la Farmacia Taquechel
Nuestra segunda propuesta es Taquechel. Para llegar hasta ella deberá continuar por la calle Obispo rumbo al mar, en el número 155 entre Mercaderes y San Ignacio.
Abre de lunes a domingo, desde las 9 de la mañana hasta las 7 de la tarde. Surgió en 1898 y era en sus inicios una casa de vivienda adaptada para acoger una botica, nombre destinado a estos establecimientos en La Habana del siglo XIX.
Fue creada por el doctor Francisco Taquechel Mirabal quien logró la preferencia de su tienda y laboratorio gracias a los precios razonables y la calidad de los productos que ofrecía.
Fue reinaugurada en 1996. En la actualidad exhibe una colección de frascos de porcelana francesa del siglo XIX, de farmacia y perfumería, así como útiles de relacionados con esta especialidad hallados en excavaciones realizadas en diversos lugares del Centro Histórico.
En el Museo Farmacia Taquechel pueden apreciarse asimismo antiguas arañas de cristal, un esqueleto y un purificador de agua, además de proponer exposiciones transitorias, como la muestra Arqueología y Farmacia.
En Taquechel le será posible encontrar productos naturales con fines terapéuticos, a la par de medicamentos homeopáticos, cosméticos, suplementos dietéticos y otros productos cubanos.
Le aconsejo probar las esponjas naturales para el baño, algunas de las nutritivas cremas de alga para el cuidado de la piel, mieles, vitaminas y minerales antioxidantes, allí comercializados a precios asequibles. Son muy apreciados también, por sus propiedades, los productos derivados del cartílago de tiburón y la caléndula.
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Museo de la Farmacia Habanera: ¿Sarrá o La Reunión?
Sarrá se ubica en la calle Teniente Rey # 41 entre Habana y Compostela. Puede seguir por Mercaderes hasta toparse con Teniente Rey. Créame que disfrutará mucho el viaje por esta arteria repleta de ofertas y sitios interesantes. Otra opción podría ser regresando por Obispo hasta encontrar la calle Habana, doblando hacia la izquierda y caminando alrededor de 4 cuadras.
Sarrá está abierto de martes a sábado de 10 de la mañana a 5 de la tarde y los domingos de las 9 de la mañana hasta las 12 del mediodía.
Fue inaugurada en 1853 y progresivamente se amplió hasta alcanzar su tamaño actual. En sus inicios fue la más grande del mundo y a principios del siglo XX se consideraba la botica de más importancia en Cuba y la segunda a nivel mundial.
Su nombre original es La Reunión pero todo el mundo la conoce por Sarrá, a causa del apellido de algunos de sus cuatro fundadores. José Sarrá Valdés Ulí, uno de ellos, en 1880, fue el primer presidente del Colegio de Farmacéuticos de La Habana. El rey español, Alfonso XII otorgó: “…al Dr. José Sarrá el título honorífico de Farmacéutico y Droguero de la Real Casa”, así como la facultad de utilizar el Escudo de Armas Reales en las muestras, facturas y etiquetas de su Droguería.
Existe la leyenda de que en ella se preparaban los mejores remedios de la Habana colonial, a causa de un manantial de aguas puras que se hallaba bajo su suelo y que los boticarios mantenían en secreto.
Actualmente, desde su reinauguración en 2004, es el Museo de la Farmacia Habanera. Se conservan intactos el piso de mármol, los vitrales, algunas lámparas o lucernarias y los estantes de madera. Dicha institución recibió, en 2006, el Premio Nacional de Restauración.
Cuenta con varias salas donde es posible encontrar paneles impresos con propaganda de la época. En la primera, donde se hallaba la antigua botica se conserva todo el mobiliario de estilo neogótico con influencia morisca.
Actualmente se venden medicamentos de origen natural, como Spirulina, y Emulsión de Scott. Está integrado además por la rebotica y dispensario donde es posible apreciar morteros, balanzas, microscopios así como pildoreros y reproducciones de frascos de medicamentos con el emblema de La Reunión.
En la segunda sala se exhibe la colección de frascos de medicina, algunos hasta con restos de aquellos medicamentos, libros antiguos donde aparecen copiadas fórmulas de la farmacopea cubana, instrumentos de medición ocular, y jeringuillas arcaicas. Todos estos elementos proceden de excavaciones realizadas por el Gabinete de Arqueología de La Habana.
El tercer salón está destinado a la venta de plantas medicinales secas para remedios, y sazones, que además contribuyen con su agradable olor a ambientar el lugar. Le recomiendo no dejar de comprar una deliciosa y reconfortante tizana para regalar o disfrutar luego, o especias como recuerdo de este viaje por el pasado habanero.
Tres joyas para no perderse
Estos seductores lugares resultan muy céntricos gracias a su ubicación en el Centro Histórico habanero. Cabe destacar que si bien parecieran detenidos en el tiempo, combinan lo mejor de la sabiduría ancestral, con la ciencia actual para proporcionar salud y belleza a través de productos cubanos naturales y de excelente calidad.
Compruébelo por sí mismo y viaje en el tiempo a través de frascos, fragancias e instrumentos que en alguna ocasión contribuyeron a mejorar la salud de los habaneros de antaño.