El chocolate es un producto y bebida precolombina, admirada y consumida por los primeros habitantes del continente americano, que sorprendió a los colonizadores españoles y les cautivó por su aroma, sabor, valores energéticos y nutritivos. Sobradas evidencias dan cuenta de que la planta del cacao es oriunda de los territorios tropicales de la América Central y del Sur, por lo que la cercanía con las islas del Caribe también hizo que gozaran de tal privilegio.
No es un secreto que Cuba también fuese bendecida con el crecimiento de ese árbol, principalmente en la región de Baracoa y los territorios montañosos adyacentes, al oriente de Cuba. El consumo del cacao como bebida o golosina se fue extendiendo a lo largo del país, constituyéndose en parte importante de las costumbres gastronómicas y como sutil ingrediente de la identidad nacional.
El chocolate en un museo
Semejantes realidades justifican la creación del Museo Casa del Chocolate en la capital cubana, en el recinto que antiguamente fuese morada de los ilustres condes de Lagunilla. Además, este sitio es conocido como la «Casa de la Cruz Verde» de La Habana Vieja, pues en siglos anteriores marcaba una de las estaciones del Vía Crucis que tenía lugar cada Viernes Santo. Todavía puede observarse la cruz doble de cedro barnizada con polvo verde, incrustada en la misma esquina de Amargura y Mercaderes.
El inmueble, de dos plantas, tuvo un uso doméstico hasta la década del 20 del siglo pasado, cuando se instauró allí una bodega que cerraría en los años 70. Durante un largo periodo el local estuvo en desuso, hasta que comenzó una etapa de reparación y restauración radical, respetando los planos originales. Desde 2003 la planta baja abrió sus puertas como Museo Casa del Chocolate; mientras el piso superior se destinó a viviendas particulares.
Saborea, observa y aprende en el museo del chocolate
En el Museo Casa del Chocolate de La Habana el visitante consume deliciosos productos, visualiza y conoce las técnicas que propician su obtención. Desde el exterior sentimos el aroma intenso, una de las cualidades más importantes para valorar el chocolate cubano, que invita a la degustación y a través de los cristales se divisan elegantes mesas dispuestas para dos o cuatro personas, en un área cerrada con climatización asegurada.
Las paredes están adornadas con muestras de grabados y textos ubicados en orden cronológico, donde se ofrece una noción de la historia del cacao, su cultivo, distribución y venta dentro de Cuba y hacia el extranjero. En las vitrinas que armonizan con el decorado pueden observarse, además, utensilios que antaño eran empleados en la obtención del chocolate, así como tazones de cerámica, porcelana o loza, elaboradas especialmente por añejas firmas británicas, alemanas, italianas y francesas, para su consumo. A esto se suma una exposición de variedades de semillas y algunos complementos, que inciden en los tantos matices de los sabores que nos seducen.
El procedimiento que siguen los especialistas de este museo de chocolate para la elaboración de las bebidas, se visualiza a través de unos cristales. Los comensales encuentran una carta menú heterogénea, que incluye el chocolate frío o caliente, espeso o ligero, negro o blanco, amargo o dulce, picante o aromático. Un bombón o galleta artesanal acompaña al elixir.
Chocolate creativo
En este atípico museo Casa del Chocolate, una puerta de cristal brinda acceso a un patio al aire libre, con plantas ornamentales, donde los amantes del ambiente natural pueden sentarse a beber o comer chocolates. Un espacio contiguo se dedica a la comercialización exclusiva de bombones o tabletas producidas allí mismo. Ofertan golosinas de chocolate negro y blanco en diversas formas, desde las tradicionales cuadradas, redondas, rectangulares u ovaladas, hasta representaciones artísticas y comestibles de tabacos, imitaciones de ranas, caballos, osos o cestas. El precio depende de las dimensiones y el diseño seleccionado.
El museo de La Habana Vieja es único de su tipo en Cuba, a pesar de que en otras regiones existen instalaciones similares, que bajo el nombre de «Casa del Chocolate», comercializan la deliciosa bebida y sus parientes sólidos, siempre empleando el cacao local.
Los martes y los viernes, a las once de la mañana, el Museo Casa del Chocolate ofrece un servicio especial. Durante esas jornadas se prepara el chocolate mezclado con pimienta dulce y nuez moscada, como hacían los aztecas, y muestran cómo se elaboran los bombones de manera artesanal.
Maridajes con chocolate
Durante los últimos años, con el auge de la gastronomía Gourmet en Cuba, el chocolate ha sido objeto de maridajes singulares que ganan adeptos por doquier. Su fuerte sabor, la extensa permanencia en el paladar y la ductilidad para asociarse con otros productos insignes de la Isla, como el café y el ron, han permitido una pujante creatividad. Para que se tenga una idea, en un evento turístico recientemente finalizado se presentó el bombón Escambray, manufacturado a base de chocolate amargo y relleno con trufa de pasta de café Turquino, que se maridó con el ron Havana Club 7 años: un manjar fino y a la vez poderoso.
Baracoa, la meca del cacao en Cuba
Cuba se encuentra en los límites de la franja ideal para el cultivo del cacao: unos 20 grados por encima y otros tantos por debajo del ecuador. Según datos recientes, en Baracoa se obtiene cerca del 85 por ciento de todo el cacao que se produce en Cuba, y desde allí se esparce como materia prima o productos elaborados hacia el resto de ese país y al extranjero.