La Habana tras las luces, la cámara y la acción
No voy a hablar sobre esas películas en las que toda la ciudad son parte indiluible de ellas. Es como un todo donde no puedes destacar un sitio por encima del otro. Este artículo como lo indica el nombre pretende resaltar algunos sitios de La Habana perpetuados por el cine cubano.
Destacar esos lugares donde se desarrollaron escenas clásicas, inolvidables, que con solo verlo te remita sin desvíos al largometraje a las que pertenecen. Son en su mayoría lugares entrañables para los cubanos y en especial para los habaneros. Este listado no abarca un top de las películas cubanas más famosas. Algunas de ellas si lo son pero otras no tanto aunque tienen escenas y escenarios que se han incorporado al imaginario popular.
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Malecón de La Habana
El Malecón habanero ha sido uno de los paisajes favoritos para incluir en las películas, quizás por ser parte indisoluble de la vida de los capitalinos y un símbolo identitario de la ciudad. Ha aparecido en múltiples largometrajes sin embargo el que traemos a colación está considerado una de las 10 mejores películas cubanas de todos los tiempos e incluida por el New York Times como una de las 1,000 mejores películas del siglo XX. Hablamos de Memorias del subdesarrollo (1968).
En este filme Sergio es un burgués que vive en la Cuba revolucionaria de 1962. Su familia parte al exilio pero él decide permanecer y convertirse en un espectador pasivo de los cambios vertiginosos sufridos por el país. Es el dilema de un hombre que no puede desprenderse de su tierra pero que al mismo tiempo no puede adaptarse al cambio de los nuevos tiempos.
Hay una escena clásica donde el protagonista camina tranquilamente por el Malecón bajo los embates de fuertes olas y del viento, premonitorios del acercamiento de un huracán. Escena simbólica de la apatía del hombre que no logra incorporarse a su tiempo y los vientos arrasadores y renovadores del huracán/revolución.
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Armería de la Calle Mercaderes
Los historiadores cubanos tienen una deuda con el estudio a profundidad de la lucha clandestina llevada a cabo en las ciudades contra el régimen de Fulgencio Batista. Poco se conoce de esta peligrosa lucha realizada en terreno enemigo y con la amenaza de traiciones y delaciones dentro del movimiento revolucionario. A esta parte de nuestra historia está dedicada la película Clandestinos (1987) que retrata la vida de un grupo de combatientes en la capital.
La película está basada en hechos reales y algunos de los supervivientes contribuyeron con sus testimonios al proceso de realización. Una de sus escenas más logradas se desarrolla en la Armería ubicada en la calle Mercaderes de la Habana Vieja. Durante esta ocurre un atraco por parte de los revolucionarios con el objetivo de recaudar armas para la lucha armada.
Finalmente los planes son frustrados por la intervención de la policía que realiza constantes rondas por la zona, hay un tiroteo y los revolucionarios se ven obligados a retirarse y buscar refugio en lugares seguros. Aquí se presenta el ambiente de peligro y tensión ante el cual debían trabajar los revolucionarios, todo ello perfectamente reforzado por una excelente banda sonora.
En la actualidad dicha Armería funciona como un museo pues en Cuba es ilegal la compra-venta de armas de fuego. Allí pueden contemplarse disímiles tipos de armas tanto blancas como de fuego, algunas de ellas pertenecientes a figuras históricas como Ernesto Guevara o Camilo Cienfuegos.
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Plazoleta del Ángel
En lo que fueran los límites de la antigua Habana y su muralla se alza la Loma del Ángel y en ella la iglesia del Santo Ángel Custodio y su pequeña plaza del mismo nombre. En esta plazuela transcurre una de las escenas finales y más conocidas de la película Cecilia Valdés (1982). La película está basada en la novela homónima, considera la más importante del siglo XIX en Cuba por su ilustración precisa de la época colonial.
Cecilia, la protagonista, es una joven mestiza que vive en La Habana de la primera mitad del siglo XIX en la que por su raza y origen social le están vedadas muchas oportunidades. Incluido el amor pues el objeto de su deseo, Leonardo Gamboa, pertenece a la clase alta. Aun cuando se corresponden en el amor su destino está signado por la desventura pues él está prometido con una joven de su misma clase y raza.
Cecilia presa de los celos y la desesperación acude a un antiguo enamorado a quien encomienda el asesinato de la joven el día de la boda. En venganza por el desprecio sufrido, el enamorado termina matando a Leonardo en la escalinata de la iglesia de la plazoleta del Ángel. Cecilia, testigo de lo acontecido, en medio del caos y la tragedia, enloquece y acaba con su vida arrojándose desde la torre de la iglesia.
Actualmente en la mencionada plazoleta y frente a la iglesia se halla una estatua personificando a Cecilia Valdés, representante de la mujer mestiza cubana, y de una época donde se forjó la identidad nacional.
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Heladeria Coppelia
Coppelia o la catedral del helado, es la mayor heladería de Cuba y sin dudas la más conocida. Cita en pleno corazón de El Vedado capitalino, en la esquina formada por las calles 23 y L. Fue creada gracias a la idea de la heroína de la revolución Celia Sánchez en cuyo honor se levanta un monumento en el interior del edificio. Se caracteriza por una edificación desestructurada, compuesta por un edificio central de dos pisos rematada por un domo y áreas exteriores, todo integrado con una profusa vegetación tropical. También se caracteriza por largas colas de cubanos para quienes tomar helado se vuelve una excusa para conversar o romancear.
En sus áreas o «canchas» exteriores se filmaron dos escenas de la afamada película Fresa y Chocolate (1993), precisamente donde se conocen y despiden los personajes protagónicos. Esta es la única película cubana nominada a los premios Oscar. En ella David y Diego son dos personas totalmente diferentes, el primero estudiante universitario, con una férrea formación comunista y el segundo un artista homosexual, ya maduro, cuestionado por sus ideas «liberales».
Su denominador común es sentir un hondo amor por su país, su historia y su cultura. Ambos irán construyendo una amistad fuera de lo común pero verdadera a través de obstáculos y aciertos, exponiendo y confrontando sus experiencias vitales. Magnífico filme que habla de la amistad y la tolerancia.
Si pasas por el Coppelia no olvides pedirte, siempre que lo haya, una ensalada de Fresa y Chocolate dos sabores de los más populares. Los dos que remiten al contraste entre lo femenino y lo masculino del que hacen gala los personajes de la película homónima pero que al final combinan muy bien.
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Cementerio de Colón
¿Una película filmada en el Cementerio de Colón? Sí señor, y nada más y nada menos que una tragicomedia. Un género y un escenario ideales para el filme titulado La muerte de un burócrata (1963). Este filme en cuya historia se narran los avatares de un sobrino que lucha contra el burocratismo para poder rescatar el carnet de trabajador de su finado tío, necesario para obtener la pensión de la que vivirá la tía, esposa del fallecido.
El asunto se complica puesto que el tío ha sido enterrado con su carnet según su petición y las cuestiones burocráticas irán apareciendo y dificultando el proceso hasta que el sobrino hastiado tomara el asunto entre sus manos y se sucederán una serie de situaciones del más connotado humor negro. Como parte de esto varias escenas se desarrollan en el cementerio, desde el enterramiento inicial hasta la exhumación y entierro clandestinos realizados por el desesperado sobrino.
El Cementerio de Colón está considerado uno de los mayores exponentes de arte fúnebre en el mundo. Clasificado entre los cinco cementerios más importantes por sus valores arquitectónicos y escultóricos. En 1872, fue inaugurado irónicamente por su diseñador, Calixto de Loira. Ha sido declarado Monumento Nacional y en su interior alberga alrededor de 10,000 obras de arte entre esculturas y pinturas en un espacio de 560,000 metros.
Reescribiendo películas
Ahora que conoces estos lugares de La Habana, cuando los visites podrás sentirte parte de una historia llevada a las cámaras. Podrás imaginarte los hechos, ficticios o reales, y quizás escribir tu propia historia donde Cecilia no muere sino que puede casarse con su galán en la misma iglesia, o donde Diego y David pueden seguir tomando helado en Coppelia y no tienen que separarse por pensar diferente. Los escenarios siguen estando allí, depende de ti la historia que se escriba.