Dada su intensa vida cultural, la provincia de Matanzas es conocida de antaño como la «Atenas de Cuba». Su capital, rodeada de una hermosa bahía, se funde con el eclecticismo de sus edificaciones y los disímiles pasaderos que le han otorgado otro sobrenombre: «Ciudad de los Puentes».
Fundada en el año 1693 bajo el título de San Carlos y San Severino de Matanzas, sus encantos son incontables. El más conocido se ubica a unos 18 minutos de su ciudad: la Playa Varadero, considerado el destino de sol y mar más importante del país.
Los paisajes matanceros destacan también por la singularidad de su belleza. A ello se le suman diversos atractivos como el Teatro Sauto, el Museo Farmacéutico Triolet, el Mirador de Monserrate y la Iglesia de San Carlos. Pero un singular sitio atrae también la atención de nacionales y foráneos.
Se trata de las populares Cuevas de Bellamar, de gran valor turístico, científico e inusitada hermosura. Asiento de numerosas leyendas, lugar de visita obligada en la zona noroccidental de Cuba que hoy le propongo recorrer.
El gran descubrimiento
Si hoy las Cuevas de Bellamar representan uno de los escenarios turísticos que atrae un número significativo de visitantes, resulta prudente adentrarse en su historia y descubrimiento.
Un vuelo rápido hacia el pasado, específicamente al mes de febrero de 1861 permite el encuentro con un hecho que cambió la vida del español Don Manuel Santos Parga, dueño de la finca La Alcancía, en Matanzas.
Cuentan que uno de sus esclavos cavaba el duro suelo de la hacienda y de pronto su barreta «se la tragó la tierra». El inexplicable evento hizo que el dueño se llegara al sitio tras no obtener una explicación certera del suceso por parte del esclavo y del mayoral.
Ordenó entonces que perforaran en las rocas del lugar, pero cuando se había cavado alrededor de una vara de diámetro, del agujero salió una enorme corriente de aire repugnante, humoroso y caliente. Fue entonces cuando Parga, libre de temor, bajó al lugar para cerciorarse de que el hallazgo correspondía a una cueva.
Una vez comprobada la valía del descubrimiento, Don Parga se dedicó a preparar las condiciones del lugar. Se construyeron escaleras de mampostería con pasamanos, hoy día en uso. Cuando fue posible se instaló la luz eléctrica. Así los visitantes descendían bajo la orientación del guía y disfrutaban de la belleza del singular sitio.
Particularidades de la cueva
De unos 300 mil años data la formación de sus galerías y pasadizos. Se estima que con el paso del tiempo las cavernas que formaron parte de la bahía de Matanzas se secaron con el posterior desarrollo de filtraciones entre las rocas.
El agua con el carbonato de cal disuelto dejó residuos al gotear, estableciéndose de esa forma sus famosas estalactitas desde el techo y las estalagmitas en el suelo. Pero no menos importantes son las helictitas con sus caprichosas formas horizontales, burlando la fuerza de la gravedad.
Por lo tanto, las Cuevas de Bellamar, son el resultado del laborioso trabajo de las aguas que durante siglos han creado un verdadero bordado pétreo en un contexto donde se funde el arte, la hermosura, la armonía y el justo equilibrio de la naturaleza.
Atractivos interiores
Con más de un centenar y medio de peldaños, una escalera adentra a quienes la visitan en las interioridades de un mundo subterráneo fabuloso. Desde que se pisa el primer escalón sentirá que su imaginación vuela por un fascinante escenario de figuras insólitas, cuentos y leyendas.
El encargado de dar la bienvenida es El Manto de Colón, nada más y nada menos que una estalactita con 32 siglos de vida. Es la formación más grande y antigua de las Cuevas de Bellamar que semeja una cascada con una altura de 12 metros.
Trazados por la naturaleza, el hombre ha dado nombre a singulares espacios que representan atractivos por su belleza e historias tejidas a su alrededor.
Así descuellan el Túnel del Amor, el Pasadizo de Hatuey, la Garganta del Diablo, el Paso de la Lluvia, la Capilla de los Doce Apóstoles, el Salón de las Nieves, el de las Damas y Los Templos a San Pedro y el Gótico o Salón Principal, de 80 metros de largo y 25 de ancho.
Muy populares resultan, la piedra Si me tocas no me olvidas, las Fuentes del matrimonio, el divorcio y la juventud, la Galería de los Enanos, el Huerto de las Zanahorias, las Salas del Coco Rallado y de la Bendición y el Lago de las Dalias. Encantos accesibles durante un recorrido de 700 metros y 45 minutos de duración, a desandar entre las 9:00 AM y las 5:00 PM.
Sin lugar a dudas, bajar al mundo cavernario de Bellamar es una experiencia inolvidable. Deambular por los túneles asequibles a los excursionistas, y disfrutar de sus bellas formaciones cristalinas, no deja de ser una aventura emocionante en el universo subterráneo del occidente cubano.
No por gusto el viajero norteamericano Samuel Hazard, expresó en 1866:
«Quien no ha visto las Cuevas de Bellamar, no ha visto Cuba».
Leyendas en Bellamar
Un sitio tan interesante como Las Cuevas de Bellamar, considerado Monumento Nacional desde 1996, no podía estar exento de leyendas. La más conocida se relaciona con La Fuente Misteriosa.
Cuenta que en cierta ocasión una estadounidense se bañó en sus aguas y desapareció sin dejar rastro. A partir de entonces se le conoce como El Baño de la Americana. Con el decursar del tiempo varias féminas se han bañado en ella, y hasta donde se sabe, ninguna ha desparecido.
Pero esta es sólo una de las leyendas. La más reciente se relaciona con la posible existencia de un güije en el lugar. Dicen que en una fotografía que se tomó una pareja de jóvenes apareció la sombra de un güije detrás de ellos.
Según Jesús Castellanos, trabajador de Las Cuevas de Bellamar, él estuvo presente en el momento en que se tomó la fotografía y afirma no haber montaje, aunque también valora la posibilidad de que pudiera corresponder a «un problema de las luces».
Lo cierto es que por sí o por no, le recomendamos mantenerse junto al grupo y cerca del guía, no vaya a ser que le toque un inesperado encuentro con este personaje, fruto de la mitología popular cubana.
De todo un poco
Antes de comenzar la bajada los visitantes pueden disfrutar de un viaje en 3D a las intimidades del lugar. Esta proyección es una opción que el público disfruta mucho por la fidelidad del material que se proyecta y las consideraciones científicas que lleva implícito.
Los más pequeños tienen a su disposición un parque infantil en los alrededores de este centro turístico. Las ofertas gastronómicas sobresalen por la calidad de su elaboración, otorgándole gran popularidad al restaurante de comida criolla.
Una tienda de souvenires y kioscos con venta de confituras, jugos, refrescos, refuerzan la gastronomía del complejo Bellamar. Una estancia placentera es posible en este sitio donde se mezcla naturaleza, historia y leyendas.
Un rico chapuzón
Teniendo en cuenta que las Cuevas de Bellamar se localizan en las afueras de la ciudad de Matanzas, más exactamente a unos 2 kilómetros, darse un rico chapuzón en una de sus playas es muy recomendable como colofón del viaje.
Refrescar el calor del Trópico es el motivo principal para llegarse a la Playa Tenis enclavada en la parte sur oriental de la bahía de la ciudad. Es una pequeña y popular ribera de arena blanca y fina, con sombrillas de guano en toda la orilla para guarecer a los bañistas del sol caribeño.
No obstante, si la tentación que genera la cercanía a Varadero es muy fuerte, no es mala idea partir hacia la que muchos consideran «la playa más linda del mundo».