El poeta y dramaturgo cubano Virgilio Piñera hablaba en su extraordinario poema «La isla en peso» de la «terrible circunstancia del agua por todas partes», una cuestión que determina, no solo en el caso de los cubanos, la identidad de su pueblo.
El carácter insular históricamente ha condicionado, entre otras cuestiones, la jovialidad y la hospitalidad de los habitantes del archipiélago cubano. La búsqueda de puertos idóneos para garantizar el transporte, el comercio y la comunicación con tierra firme, hicieron de las bahías de Cuba, especialmente aquellas llamadas de bolsa, las ideales para el desarrollo de ciudades y pueblos, los cuales hicieron, y hacen, su vida de frente al mar.
Cuba fue bendecida con diversas bahías. La singularidad de cada una, mas no su belleza, viene determinada por la población que a sus orillas se ha desarrollado, las cuales poseen una identidad casi genéticamente vinculada a estos accidentes naturales.
Desde sus inicios estos lugares han sido las puertas para recibir y despedir a los visitantes, a la vez que son puntos neurálgicos del comercio y el intercambio cultural. Aquí le relaciono cuatro bahías de Cuba, fundamentalmente las más bellas e interesantes.
La Bahía de La Habana, en la capital de todos los cubanos
Haciendo el recorrido de Occidente a Oriente comenzamos por la más famosa de las bahías de Cuba, la de La Habana.
San Cristóbal de la Habana fue fundada como una de las siete primeras villas, en 1514, por Diego Velázquez, pero no sería hasta 1519 que se estableció en su ubicación actual. Su bahía adquirió, en gran medida, su importancia gracias al impulso de la corriente del golfo que posibilitaba la rápida navegación entre España y sus colonias americanas, específicamente el Virreinato de México.
Debido a los persistentes ataques de corsarios y piratas, e incluso un año de dominación inglesa, la corona española se vio obligada a desarrollar un sistema de fortificaciones para la defensa de la ciudad desde la bahía.
Las industrias los comercios crecieron alrededor de este accidente geográfico. Los poblados marítimos de Regla y Casablanca son resultado del aprovechamiento de esa característica natural para el comercio, la pesca y la navegación bajo el resguardo de la estatua del Cristo de La Habana y Casablanca.
Del otro lado se extiende, hasta el Vedado, el famoso Malecón habanero construido a lo largo y ancho de la misma durante los primeros cincuenta años del siglo XX y desde entonces se ha convertido en lugar de culto para aquellos de aman el mar y, por supuesto, la bahía.
La Atenas de Cuba y su rada
La ciudad de Matanzas es también conocida como la «ciudad de los puentes», la «Venecia cubana», la «Bella Durmiente» y la «ciudad de los ríos». San Carlos y San Severino de Matanzas, fundada hace más de 300 años, debe su nombre al primer enfrentamiento entre aborígenes y españoles que tuvo un desenlace violento. Este suceso provocó en 1513 que el conquistador Pánfilo de Narváez la declarara como la bahía de la Matanza, apelativo que luego sería parte de la denominación de la futura ciudad.
La notoriedad beligerante de este accidente marítimo alcanzó fama mundial en 1628. El 8 de septiembre de ese año, una escuadra holandesa al mando de Piet Heyn, capturó en ella a la «Flota de la Plata» proveniente de Veracruz, México, que transportaba las riquezas de América para la monarquía hispana.
Actualmente solo el nombre nos regresa a esa naturaleza sangrienta, pues esta bahía abierta es el portal marítimo de una de las ciudades más cultas y hermosas de Cuba. De ahí su apelativo de «Atenas de Cuba», recordándonos al período clásico de la capital de la Antigua Grecia.
«El abra del Yumurí» es uno de los espectáculos naturales más bellos de Cuba. Su importancia económica quedó determinada desde 1818, en que se habilita el puerto para el comercio marítimo, y actualmente cuenta con uno de los más importantes portales comerciales de Cuba. A sus orillas, singulares poblados, centros nocturnos y pequeñas playas nos muestran algo de su fondo arenoso y poco profundo.
Esta es una de las bahías más hermosas para disfrutar en las noches. Desde ambos extremos de la misma se divisa las luces de las casas e instalaciones que dan un halo mágico a la majestuosa ensenada.
Cienfuegos es la ciudad que más me gusta a mí…y su bahía también
La ciudad natal del «bárbaro del ritmo» Benny Moré, tiene una bahía bañada por el Mar Caribe. Cienfuegos se ubica al sur de la región central de Cuba, limita al norte con la provincia de Villa Clara, al oeste con la de Matanzas y al este con la de Sancti Spíritus.
El descubridor de América, Cristóbal Colón, en su segundo viaje a la isla en 1494, al divisar a la actual bahía de Cienfuegos le llamó «Puerto de Misas». Otros como Sebastián de Ocampo o Diego Velázquez reconocieron su valía. Este último finalizó la conquista de Cuba en las proximidades de la Bahía de Jagua.
La población que daría origen a la actual ciudad fue fundada por colonos franceses a finales del siglo XVIII, su nombre se debe al capitán general de la isla José Cienfuegos que dio el autorizo para la colonización de la zona.
Adornan la bahía, además de su hermoso Malecón, un faro que fue construido por el ingeniero Francisco de Albear y la Fortaleza Nuestra Señora de los Ángeles de Jagua, construida para defensa de la costa sur de los ataques de corsarios y piratas en el 1745.
La actividad deportiva náutica es muy practicada en sus costas. La ciudad florece económicamente desde las iniciativas cuentapropista, con opciones gastronómicas variadas, además de ser el mejor palco para disfrutar de amaneceres y ocasos en el Mar Caribe.
La Primada de Cuba y su bahía baracoesa
Asunción de Baracoa fue la primera de las villas fundadas en Cuba y 1511 quedó registrado como el año de su fundación por el mismísimo descubridor de América. Debido a la forma elíptica de su bahía, Colón la describió como una escudilla, o una verdadera herradura, con dos puntas rocosas.
En su centro hay una pequeña playa de arenas finas donde emergen rocas a los que la población local llama «galletas» y al fondo se divisa el imponente Yunque. Cuando baja la marea emerge en el medio de la rada una antiquísima piedra plana, a la que llaman «burén», como la piedra que utilizaban los indios taínos para elaborar el «casabe» y que aseguran está en su mismo centro. Fue descubierta por Colón cuando en noviembre de 1492, realizó el reconocimiento de la zona.
El muelle se comenzó a construir a inicios del siglo XIX, momento en el que se dota de aduana al puerto de Baracoa. La bahía había sido perfecto resguardo para naves de corsarios y piratas, durante los anteriores siglos.
Año tras año este refugio es azotado por ciclones y fenómenos meteorológicos, pero seguidamente resurge el verde, como invocado por el Yunque a lo lejos. Lo, cierto es que esta bahía, probablemente la última de Cuba, es una de las más bellas de todo el archipiélago.
Hermosos abras que distinguen ciudades cubanas
Quedan muchas otras bahías con historia, como la de Nipe, en Holguín, que recibió en sus aguas a la Patrona de Cuba: la Virgen de la Caridad del Cobre; la Bahía de Cochinos, en Matanzas, que vivió un ataque mercenario en 1961; la de Santiago de Cuba que la convirtió en la primera capital cubana o la tristemente célebre Bahía de Guantánamo donde se encuentra la base naval norteamericana.
En cada una, la historia del lugar aporta a la cimiente de la nación cubana. Magníficos sitios en los que la naturaleza fue muy generosa para deleitar a cubanos y visitantes en todo su esplendor.