Nos vemos en la esquina caliente
Los Astros de Houston acababan de ganar la Serie Mundial a los Dodgers de los Ángeles y la Calle Obispo era una locura. Los fans del beisbol discutían todavía sobre la victoria, otros se fueron cabizbajos por el dolor de la derrota y las ganas de hablar sobre beisbol estaban en su máximo punto.
Pero era tarde ya, de noche en Cuba y al otro día tocaba levantarse temprano para ir al trabajo, llevar los niños a la escuela y encargarse de las asuntos diarios. Tocaba la despedida pero sabían que al otro día la cita ya estaba planeada, como cada día sabían que se verían en la «esquina caliente» del Parque Central para alardear de las victorias y criticar o justificar la derrota de los Dodgers.
La costumbre es la polémica
A los cubanos nos gusta discutir, y cuando lo hacemos bajo el sol en un parque lleno de personas, cerquita de la estatua de Martí los ánimos se acaloran, las ideas salen rápido y por momentos se nos olvidan el civismo y las buenas costumbres. Cualquiera que pase cerca de la «esquina caliente» a las cuatro de la tarde, si no está enterado de su existencia puede asustarse y preferir la lejanía a esta peña que, aunque es oficial desde la década de los 80, casi nadie es capaz de afirmar la fecha o el año en que se creó.
Las cosas cambiaron
A las dos de la tarde decido salir del trabajo, quiero sentarme un rato en el Parque Central a ver la peña. Sé que probablemente no me atreva a opinar pues mis conocimientos de beisbol no son escasos, pero confío en mi habilidad para hablar, hacerles preguntas y pasar un buen rato junto a este grupo de personas que tienen en su memoria una enciclopedia del deporte cubano.
Cuando llego identifico a un grupo sentado, todos son hombres y su edad promedia entre los 30 y 60 años aproximadamente. Enciendo un cigarro, compro un cucurucho de maní y como si estuviera de incógnito me siento cerca de ellos, quiero escucharlos hablar.
«…lo que pasa es que esos americanos son del carajo compadre, quieren hacer lo que le da la gana con el mundo, y nosotros pa’ rriba de ellos.»
Llevo más de dos minutos y el tema sigue siendo la política, me pregunto que habrá pasado con la peña de la esquina caliente, ¿habrá llegado alguna resolución indicando que hay que hablar de política también? Acto seguido miro a mi izquierda y veo a otro grupo, aquí la gente está de pie, mueven mucho las manos y hay algún que otro que no se queda tranquilo, al parecer este le iba a los Dodgers y está defendiendo a los derrotados, porque de la Serie Nacional de Beisbol no habrá juegos hasta el fin de semana.
En lo que me doy cuenta de que este grupo no hablará de deportes durante un buen tiempo una paloma pasa por encima de mí dejando caer unas muestras de lo que comió hace poco. Lo tomo como una señal y me muevo dos bancos a la izquierda, más cerca del otro grupo, donde seguro hablan de deportes.
¿Oye pero esto está un poco vacío eh? Le pregunto. Me responden que son las dos de la tarde y que a esa hora muchos de los de la peña están trabajando, que los que están ahí ahora trabajan cerca o simplemente se quedaron con muchos deseos de hablar de deporte, porque a esa hora el sol es fuerte y desde que podaron los árboles del Parque Central la gente va más tarde, buscando un poquito de sombra.
¡Aquí se habla de todo!
Los de la Peña de la Esquina Caliente son duchos en cualquier deporte, básicamente el cubano y dominan el arte de la retórica y la estadística. Pueden pasar horas discutiendo si un equipo es mejor que otro o pronosticando que equipos de la serie nacional de beisbol ganarán este año.
Los deportes favoritos son el beisbol, el boxeo, el voleibol y recientemente el fútbol. Se las arreglan para dividirse los temas y siempre, siempre se reúnen en círculos, como una especie de consejo de sabios que pronostica, analiza y debate lo que pasa en el deporte a nivel mundial y llega a ellos a través de los medios que consigan.
Hablan emocionadamente, aquí no hay lugar para la calma, se alteran, se enfurecen, pero existe una suerte de acuerdo tácito donde prima el respeto. A los problemáticos los apartan, no están para broncas ¡aquí se viene a hablar! Me dicen, no a fajarse, y tenemos gente de todos los lados y todas las provincias de Cuba.
El punto de la peña es compartir, tienen su reservado en el estadio de beisbol Latinoamericano, donde juegan los Industriales, el equipo de beisbol de la capital y el más ganador de toda Cuba. También van a la sala Kid Chocolate y la Ciudad Deportiva a ver los partidos de voleibol y las peleas de boxeo. El deporte es pasión aquí, y no es cliché. Estos cubanos vibran con un homerun, un gancho en una pelea de boxeo y un remate en cualquier partido de voleibol.
Cuando se reúnen los afiliados a la peña hacen juegos de participación, encuentros de conocimientos y lo que vale es el saber. Las jerarquías se establecen con el conocimiento, los más viejos, al estilo de los gurús siempre guardan el dato para el debate y su memoria es la herramienta más utilizada.
Una esquina de La Habana y de Cuba
La esquina caliente, no es una esquina, es un pedazo del Parque Central, es un foro en vivo y en directo donde tradicionalmente se reúnen los habaneros para polemizar sobre el deporte. Un espacio donde cualquier criterio tiene cabida, siempre que lo sepan defender. Día tras día se encuentran ahí los asiduos de la peña, con ideas nuevas, algunos frustrados porque su equipo perdió, otros dispuestos a hacer leña del árbol caído y destrozar a los perdedores y otros como yo, calladitos escuchando lo que hablan.