Cinco estatuas de famosos en Cuba

Cinco estatuas de famosos en Cuba

Estatuas para la posteridad de Cuba

Si bien la función de adornar y embellecer es inherente a las esculturas, también lo es su capacidad para perpetuar un hecho, concepto o figura. En esta última característica se centra este artículo pues ya son varias las esculturas de personajes famosos y populares que pueblan la geografía cubana. No sé si podríamos llamarle tendencia, moda o simple deseo de homenajear a aquellos cuya obra se ha destacado, a la proliferación de estatuas acontecida en el país durante las últimas décadas.

Estas no solo se limitan a personalidades locales sino que han abarcado figuras de diversas nacionalidades y profesiones, desde músicos y escritores hasta locos maravillosos. Como características pueden mencionarse las de ser a tamaño natural, tener poses naturales cual si estuvieran casualmente posicionados esperando por algún interlocutor, y ser lo más apegadas posibles al modelo real.

Es en la capitalina ciudad de La Habana donde más muestras de esta manifestación pueden ser contempladas por el viajero de forma espontánea, quizás sorpresiva, en los más inesperados sitios. Entre las más conocidas y ya con cierta fama acumulada en sus espaldas están:

  1. Estatua de El Caballero de París

    En una esquina de la Plaza de San Francisco, en la Habana Vieja puede encontrarse una de las estatuas más célebres de Cuba. Tan célebre como el personaje al que representa, el mítico Caballero de París. José María López Lledín era el nombre de dicho caballero y no de París sino de Galícia, España era oriundo.

    Estatua de Cuba El Caballero de París

    Llegó a Cuba como muchos otros inmigrantes españoles a principios del siglo XX. No se sabe a ciencia cierta cómo fue a parar a la cárcel por un delito del cual siempre se dijo inocente. Lo que si se conoce es que allí perdió la cordura comenzando a padecer de parafernia y luego de salir en libertad comenzaron sus vagabundeos por la ciudad. Tampoco están muy claros los orígenes de su título de caballero pero si se lo oyó decir con frecuencia que La Habana era «muy parisién» y que él era «mosquetero, corsario y caballero de Lagardere». A esto se le suma su indumentaria con su sempiterna capa negra y sus largas guedejas. De esa forma empezó a colocarse en el imaginario popular.

    Viajeros posando para una foto junto a la estatua de el Caballero de París

    Gustaba el Caballero de recorrer la ciudad y a su paso ir regalando pequeños obsequios a quienes lo saludaban: flores, dulces, estampitas de santos o cualquier detalle sacado debajo de su capa. Los niños y los perros eran sus compañeros favoritos. Figura quijotesca, llena de la extraña sabiduría de los locos, en su homenaje fue erigida una estatua en 2001 por el artista cubano José Villa Soberón. La creencia popular de que para la buena fortuna uno debe fotografiarse tocando a la vez la barba, el dedo índice y la puntera del zapato izquierdo han provocado que esos sitios de la estatua muestren una brillantez y pulimiento muy diferenciados.

  2. Estatua de John Lennon

    Desde el año 2000 La Habana cuenta con una estatua dedicada a John Lennon, uno de los integrantes de la legendaria banda inglesa The Beatles. Ubicada en el barrio El Vedado en las calles 17 y 8 en el parque que desde entonces se ha dado en llamar como el famoso exbeatle. Este sitio fue escogido para homenajear a Lennon puesto que en el año 1990 fue realizado un multitudinario concierto con importantes músicos cubanos para recordar la célebre banda y en particular la figura de Lennon asesinado por un fanático 10 años antes.

    Estatua de John Lennon en el parque del mismo nombre en Cuba

    La estatua de John Lenon fue elaborada por José Villa Soberón y develada por el músico cubano Silvio Rodríguez insigne representante de la Nueva Trova en Cuba y también admirador de Lennon. Con sus clásicos espejuelos redondos, sobre los cuales existe una surrealista historia de robo, las piernas cruzadas y el brazo apoyado en el respaldo del banco, está Lennon sentado en un banco del parque. Como si se hubiera detenido a contemplar la vida y dispuesto a escuchar a quien quisiera sentarse a su lado. Al lado de la estatua pueden leerse en la propia caligrafía del artista un verso de su conocida canción Imagine:

    «Dirás que soy un soñador, pero no soy el único.»

    Detalles de los espejuelos de la estatua de John Lennon en La Habana Cuba

    Es muy común encontrar flores junto a él, ver a alguien fotografiándole o sencillamente sentado a su lado, contándole su historia o en silencio. Seguramente Lennon agradece cada uno de estos gestos que no permiten caiga en el olvido.

  3. Estatua de Ernest Hemingway

    De todos los escritores norteamericanos del siglo XX ninguno está más asociado a Cuba que Ernest Hemingway. Figura mítica, un personaje de novela él mismo, escogió La Habana para vivir casi hasta su muerte. Es por ello que la ciudad está llena de recuerdos suyos, incluida su casa en la Finca Vigía. Pero si algún otro sitio está vinculado a la vida del escritor sin dudas es el restaurante bar El Floridita.

    Estatua de Ernest Hemingway en El Floridita

    Dicho sitio fue catalogado como uno de los mejores bares del mundo y cuna de uno de los diez tragos más famosos del orbe: el daiquirí. En relación a este último y a Hemingway hay toda una historia pues se dice que fue creado por Constantino Ribalaigua, barman del Floridita, para el escritor. Hemingway era asiduo al bar a donde gustaba de llevar a sus famosos amigos, y cuya popularidad acrecentó con una ya célebre frase:

    «Mi mojito en la Bodeguita, mi daiquirí en el Floridita.»

    Se convirtió en uno de los atractivos del lugar y tanto es así que en la década del 50 del siglo XX fue instituido un busto en bronce por Fernando Boada y más recientemente en 2003 se erigió una estatua a tamaño real por el escultor José Villa Soberón.

    Viajera posando para foto junto a la estatua de Ernest Hemingway en El Floridita de La Habana

    La misma se encuentra al final de la barra, en posición recostada como dicen gustaba beber sus tragos, donde según cuenta la leyenda se tomó 16 daiquirís dobles en un día, todo un record, y donde esperaba le prepararan el «Papa Special», una variante del coctel hecha sólo para él. Cada día el barman de turno le prepara su trago y lo deposita al frente de su estatua en espera quizás de que sirva como conjuro para que el escritor se materialice.

    El Floridita además de un excelente bar es un sitio de homenaje a Hemingway no solo por su estatua y fotos colgadas en la pared sino por la admiración y respeto que sienten sus trabajadores hacia esta figura del mundo de las letras, ganador del Premio Nobel el cual dedicó al pueblo cubano.

  4. Estatua de Federico Chopin

    En el 2010 fue inaugurada en la Plaza de San Francisco de Asís una estatua dedicada a Federico Chopin. Formaba parte este acto de los festejos realizados en todo el mundo en honor al pianista y compositor polaco en su bicentenario.

    Estatua de Federico Chopin en la Plaza de San Francisco de Asis

    La escultura se haya en una esquina de la plaza, sentada en un banco cercano a una de sus antiguas edificaciones. En ella Chopin están sentado con un brazo reclinado sobre el banco, en actitud pensativa y un poco taciturna, muy propia de su espíritu romántico. Muestra al artista en la etapa final de su vida donde ya era presa de la tuberculosis que lo llevaría a la muerte pero donde aún se mantenía componiendo y creando algunas de las más bellas piezas de su obra. Para hacer la estatua el escultor polaco Adam Myjak se inspiró en los dibujos hechos durante su último año de vida así como en la única foto conocida del artista tomada tres años antes de fallecer a la joven edad de 39 años.

    Esta estatua fue emplaza en la Habana gracias a la colaboración entre la Asociación de Cineastas Polacos y el Instituto Adam Mickiewicz, y por la parte cubana de la Oficina del Historiador de la Ciudad y el Ministerio de Cultura. Todo esto en el marco del Año de Chopin como fue declarado mundialmente el 2010 ya que Chopin es considerado una de la figuras más importantes del mundo de la música y uno de los mayores exponentes del romanticismo. Son muchas las generaciones conmovidas por la lírica de su música, su dulzura, su tristeza y la belleza poética de sus composiciones capaces de expresar los más profundos sentimientos humanos. Su obra ha influido marcadamente en numerosos compositores posteriores.

    Viajeros tomando fotos con la estatua de Federico Chopin en la Plaza de San Francisco de Asis, La Habana

    En palabras de la encargada de negocios de la embajada de Polonia en Cuba, Anna Pienkosz, dicha estatua esperan se convierta en un punto de referencia de la ciudad, donde las personas se citen para encontrarse y donde las quinceañeras pueden tomarse fotos según la costumbre. De esta manera quedará preservada la memoria de quien llevó el sentir humano a una excelsa forma de expresión.

  5. Estatua de Ignacio Villa Fernández «Bola de Nieve»

    Estatua al piano del genial Ignacio Villa Fernández 'Bola de Nieve'

    El ultramarino poblado de Guanabacoa ha dado al país grandes figuras del arte, entre ellas una de las más carismáticas es Ignacio Villa Fernández más conocido por «Bola de Nieve». Nacido en 1911 en una familia humilde, desde pequeño se inclinó por la música, específicamente el piano, mostrando grandes aptitudes también para la composición y el canto. Paseo la música cubana por los grandes salones de su época en ciudades como París, Nueva York, Ciudad México o Caracas. Sus creaciones intimistas, llenas de pasión como él mismo son clásicos del repertorio cubano. Su personalidad y su forma de interpretar la música, especie de showman e improvisador, lo ganarían para el recuerdo y la admiración de su pueblo.

    Estatua de Ignacio Villa Fernández 'Bola de Nieve' en Guanabacoa

    A petición del Ministerio de Cultura fue realizada una estatua a tamaño real del artista, la cual se encuentra en una extensión del Museo Municipal de Guanabacoa. Dicha estatua fue realizada por el escultor cubano Félix Madrigal. Representa al músico sentado en una banqueta frente a un piano real cual si estuviese entonando una de sus canciones. Se tomaron como modelo fotografías y grabaciones de Bola de Nieve así como las declaraciones hechas por su hermana Raquel Villa y varios amigos que facilitaron el proceso creativo. El resultado nos habla de una figura con un aire muy personal, llena de cubanía y autenticidad.

Quedar eternizado en La Habana

 

Una obra de arte es una forma de eternizar un hecho, un concepto, una persona. Una estatua viene siendo una forma más concreta, más visible, más evidente para hacerlo. Una estatua en La Habana es una forma especial de recordar para los cubanos, porque no olvidamos fácilmente, porque nos gusta mostrar nuestro afecto y respeto. Y si el recordatorio es en bronce o piedra pues mejor. No es de extrañarse entonces que usted caminando por la ciudad encuentre alguna flor ante una estatua o a alguien hablándole quedamente cual si fuese un amigo.

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