El arte siempre estimula el alma, es una vía de acceso a muchas sensibilidades, un crítico subliminal de la realidad, del contexto, un camino de escape, un impulsor de sueños…el arte es una forma de vida.
En un país tan pequeño y complejo como Cuba es increíble a veces encontrar tanta cultura, talento y saber. Cuando las grandes industrias como Hollywood acaparan el mercado y la atención del mundo cinematográfico, en La Habana cada año se celebra un Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, una apuesta atrevida por el cine hecho desde la llamada «periferia», por las otredades, una apuesta genuina por el arte.
La historia del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano
Recordemos que entre los principios por los que abogó la Revolución Cubana que triunfó en 1959, estaban la integración latinoamericana como un espacio independiente y pensante, que reivindicara su cultura y su historia.
Ante este contexto surge, en 1979 el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Ya para el momento, parte de la literatura y las artes plásticas producidas en el continente estaban abogando por un discurso más americanista digamos, más ligados a las problemáticas del sujeto latinoamericano, que eran muy distintas a las del resto del mundo, y que quedaban acalladas por la llamada globalización cultural.
Antecedentes
Años antes, específicamente en 1967, un grupo de cineastas del continente se reunieron en Villa del Mar, Chile, y discutieron los cambios y nuevas realidades que estaban marcando el cine hecho en esa parte del mundo. Desde aquel momento continuaron fortaleciendo ese discurso reivindicador y buscando las vías para que el mundo conociera lo que allí estaba sucediendo. Era la primera vez que el cine latinoamericano se convertía en portavoz de un mismo sentir y pensar.
Fundación
Y con ese impulso se celebró en La Habana, del 3 al 10 de diciembre de 1979, el I Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Entre su jurado estuvieron el internacionalmente reconocido Gabriel García Márquez, uno de los grandes escritores e intelectuales del mundo, autor de la ya clásica novela «Cien años de soledad», y el cineasta Santiago Álvarez, pionero y revolucionador de la industria del cine en Cuba y por muchos años presidente del festival.
El Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC) ha sido la institución encargada de organizar y dirigir el festival desde entonces. En la capital cubana se reunieron más de 600 cineastas para difundir sus obras e intercambiar con otros artistas del orbe.
Premio Coral
En este momento también se entregaron los Premios Coral, nombre que simboliza las increíbles barreras coralinas que pueblan el mar caribeño, y máximo reconocimiento que otorga el concurso en las modalidades de ficción, documental, animación y un gran premio. Sin embargo, con el paso de los años también ha convocado a mejores cortometraje, guion inédito, óperas primas y carteles.
Además del Premio Coral, diferentes instituciones cubanas y extranjeras entregan reconocimientos especiales a filmes que se destacan por su calidad artística y su temática.
Durante el festival…
En esos días invernales, La Habana se viste de gala. Una selección de obras del resto del mundo también se exhibe en varios de sus cines. Conferencias, debates, exposiciones de arte, conciertos, presentaciones de libros, son algunas de las actividades que se realizan en el marco del festival y que lo complementan y enriquecen. Por ejemplo, en algunos casos, los clásicos carteles que acompañan cada película se han convertido en referentes mundiales de las mismas, como las cintas cubanas «Fresa y Chocolate» o «Lucía».
Se ha hecho inmortal también la música de presentación que ha acompañado el evento desde sus inicios, compuesta por el importante músico cubano José María Vitier, titulada «En la aldea».
Se dice que en diciembre de cada año, Cuba recibe alrededor de 500 000 visitantes de todo el mundo que sienten el privilegio de estar en La Habana durante el festival. Uno de los atractivos evidentes de este certamen es la afluencia de todo tipo de público. Los cines son muy baratos, y lejos de convertir el evento en un concurso de élites, el festival abre sus puertas a todos, visitantes y cubanos.
Por eso, la calle de 23, en la elegante barriada del Vedado se repleta de personas caminando de arriba abajo, de una película a otra, y se forman grandes filas a la entrada de los cines, sobre todo cuando se estrenan películas cubanas.
El festival, sobre todo, es un momento ideal para el intercambio, para empaparse con lo que está ocurriendo en materia cinematográfica en América Latina y el Caribe. Su prestigio y calidad ha ido aumentando con los años hasta convertirse en uno de los eventos más importantes del séptimo arte en el continente.
Por los cines de La Habana han pasado reconocidas figuras, directores, productores, actores y actrices como Robert Redford, Francis Ford Coppola, Harry Belafonte, Geraldine Chaplin, Victoria Abril, Gael García Bernal y Pedro Almodóvar, por solo mencionar unos pocos. La realidad en la que se convirtió el festival fue atrayendo cada vez con más fuerza la mirada del mundo.
Tópicos y realidades
Las cintas, de manera general, intentan reflejar la identidad propia del latinoamericano, sin tintes ni maquillajes. Temáticas que pasan por la migración, la violencia, la pobreza, la desigualdad, la corrupción, los problemas de raza y etnicidad y la política, constatan la complejidad de las sociedades latinoamericanas, sus avatares históricos y actuales y la relevancia de las culturas autóctonas.
El contenido se une a la forma para entregarnos un producto de valor artístico, aunque muchas veces no se tengan los mejores recursos para filmar, ni los presupuestos millonarios de Hollywood. Estas cintas salen del anonimato y se exhiben al mundo desde su sinceridad en el festival de La Habana.
Diciembre de Festival
Convertido en uno de los eventos más importantes del cine latinoamericano, el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, en Cuba, continúa aunando amantes de la gran pantalla, discutiendo la realidad del continente y siendo portavoz de las producciones cinematográficas de un espacio a veces preterido por las grandes industrias del mundo.
Pero sobre todo es una gran fiesta, 10 días dedicados al cine y al arte, días propicios para el debate y el ocio, para conocer un poco más sobre Cuba y Latinoamérica.