A veces parece demasiado trillado el tema de las tradiciones y las raíces culturales de un país. Parece un discurso llevado y traído durante siglos para llamar la atención de los foráneos. Cuba no se desliga de ese exotismo o misticismo atribuido a «lo cubano».
Visitantes de todo el mundo se acercan a la isla cubana buscando esa rareza, esas esencias que la hacen única. Arquitectura, religión, historia, política, cultura… la entremezcla cubana, palpable en todos los aspectos de su sociedad, tiene un sello diferente.
Una bodega y un mojito
Y entre esas marcas distinguibles, se encuentra el «Mojito», esa refrescante mezcla de ron, zumo de limón, hierbabuena y azúcar. Se dice que su origen se remonta a Francis Drake en los tiempos de la conquista española en Cuba. Se le llamaba «Drakesito» y se utilizaba para aliviar problemas estomacales. Con el tiempo adquirió fama y de Drakesito pasó a Mojito, tal y como lo conocemos hoy.
Sin embargo, se inmortaliza para el mundo a través de una bodega y un personaje célebre.
La Bodeguita del Medio en La Habana
La Bodeguita del Medio, ubicada a un costado de la Plaza de la Catedral en la calle Empedrado de La Habana Vieja, nació como una pequeña bodega de venta de víveres. Algunos intelectuales de la época comenzaron a frecuentarla debido a su cercanía con una imprenta de la zona.
Sus servicios mejoraron con el tiempo, su comida criolla y sus bebidas comenzaron a ganar fama hasta que un día, un periodista de la época, decide imprimir su nombre en una de las paredes del establecimiento. El acto fue repetido por los muchos intelectuales y personalidades que lo visitaban.
Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Errol Flynn, Brigitte Bardot, Nat King Cole, por solo mencionar unos pocos, fueron personalidades que prestigiaron el sitio con los años. Pero fue el escritor norteamericano Ernest Hemingway, el que acuñó la celebridad del local por sus visitas diarias y por su frase:
«Mi daiquirí en El Floridita y mi mojito en la Bodeguita.»
Muchos años han pasado y aLa Bodeguita del Medio se ha convertido en punto de referencia mundial, el auténtico sitio donde consumir uno de los cocteles cubanos más sabrosos y reconocidos.
Tal ha sido su popularidad que se ha reproducido su esencia y estética. Cuenta con once franquicias en todo el mundo.
Con el objetivo de expandir la fragancia del mojito y el ambiente de la Bodeguita, se abrieron en las ciudades de Varadero, Trinidad y Santiago de Cuba nuevas sedes de «Bodeguitas del Medio». ¿Conservan su esencia? ¿Aportan nuevos servicios? ¿Qué las hace diferente?
La Bodeguita de Varadero
Sin lugar a dudas, el balneario de Varadero es uno de los mayores paraísos de recreación y descanso que ostenta la isla cubana. Por tanto, muchos de los sitios clásicos de la cultura cubana, han sido reproducidos en esa ciudad. Tal es el caso del bar Floridita, el cabaret Tropicana y La Bodeguita del Medio.
Situada en el centro de Varadero, la Bodeguita oferta un amplio menú de comida criolla, típico en todas sus sedes. Lo que distingue a esta es la variedad de pescados y platillos del mar que su situación geográfica privilegiada le permite ofrecer al cliente.
Mantiene la estética de la bodega, con sus inscripciones en las paredes, las fotos de las personalidades que afamaron el sitio, con sus taburetes y aspecto sencillo. Sin embargo, se encuentra al aire libre, para impregnarle el sabor marítimo y veraniego de Varadero.
Cientos de personas llegan hasta aquí cada día, para cenar o simplemente para degustar un sabroso mojito. El lugar siempre está lleno y la mayoría de los tours lo incluyen en su recorrido, como visita obligada.
La Bodeguita de Trinidad
Esta reproducción de «La Bodeguita» es una de las más encantadoras. Ubicada en el centro de la villa colonial de Trinidad, esa instalación se adecua perfectamente al estilo y el ambiente del lugar.
El color azul, las paredes con firmas de personas de todo el mundo, la música tradicional en vivo, el bullicio y el gentío, el agradable aroma de la hierbabuena y el mojito predilecto del escritor de la generación perdida, conforman el atractivo especial que tiene la Bodeguita de Trinidad.
Y para aderezar, en este sitio se sirve también la «Canchánchara», trago tradicional cubano compuesto por aguardiente, miel y limón, típico de la ciudad y el Oriente de Cuba.
Trinidad, joya de la arquitectura colonial en Cuba, capta también la esencia de la Bodeguita del Medio y le imprime su propio sello. Lo más importante es mantener la tradición.
La Bodeguita de Santiago de Cuba
La ciudad de Santiago de Cuba es la segunda en importancia en ese país, después de La Habana. No era de extrañar que en ella también surgiera otra Bodeguita, otro espacio para inmortalizar la cocina y la coctelería cubana.
Es la última de las filiales que hasta ahora se han inaugurado en Cuba. La bodeguita de Santiago continúa con la saga, y lo hace desde la autenticidad.
El lugar está dedicado a un legendario músico cubano, un personaje muy importante para la música y la cultura santiaguera y cubana: Ñico Saquito. Curiosamente, en los años 60, este popular compositor de guarachas ofrecía conciertos en La Bodeguita del Medio de La Habana.
Es un espacio más amplio, en comparación con las otras sedes, concebido como un restaurant. La comida cubana en menú es excelente.
Muchos visitantes que han podido comparar una y otra Bodeguita, siempre afirman que en Santiago se come mejor que en ninguna. Por supuesto, el mojito bien frío es el anfitrión, sobre todo para refrescar en esa ciudad, una de las más calurosas de Cuba.
Tanto en La Habana como en Santiago, la B del M es Cuba
Siempre es placentero constatar que las esencias culturales de un país no se pierden ante los nuevos tiempos. Cuando viajamos, esperamos encontrar signos diferentes, espacios y rasgos que tipifiquen y hagan realmente valiosa nuestra estancia.
La B del M, en cualquiera de sus sedes en Cuba, muestra la permanencia de esa tradición. Puede encontrar mojito en cualquier restaurante o bar del país, pero ese sitio marca su cuna. Desde la simplicidad, cautiva a sus miles de visitantes. Un mojito, la buena música, la comida cubana y un ambiente muy particular, confirman la fama y la autenticidad de esta pequeña bodega en todo el mundo.