Museo Farmacéutico de Matanzas

Museo Farmacéutico de Matanzas

La Atenas de Cuba posee varios sitios de interés para todo el que decide visitarla y recorrerla. Uno de ellos está ubicado en la calle Milanés, entre Santa Teresa y Ayuntamiento, frente a la antigua Plaza de Armas, hoy parque de la Libertad. Hablamos del Museo Farmacéutico de Matanzas, primero de su tipo en Latinoamérica y, según se afirma, la única botica francesa de finales del siglo XIX que aún persiste en el mundo entero. Así que no lo pensemos dos veces y acerquémonos a sus tesoros.

La botica francesa de Ernesto Triolet

Detalle de antiguos medicamentos en exposicion en el Museo de la Farmacia Francesa de Matanzas

La edificación erigida con piedra de cantería, fue construida por encargo de su propietario y fundador, el Dr. Ernesto Triolet Lefevre, y especialmente diseñada para albergar a la botica. Por tanto, se ajusta perfectamente a las funciones que allí se desempeñaban. Según los expertos, resulta un fiel exponente de la arquitectura neoclásica doméstica de fines del siglo XIX, con dos plantas y otra parcial a nivel de la azotea, que rodean al patio central.

Detalles de la decoracion de la Botica Francesa Dr. E. Triolet de Matanzas

Fue inaugurada en 1882 y por casi un siglo, hasta el 16 de enero de 1964, cumplió con su cometido original. En esa fecha fue nacionalizada y reabierta unos meses más tarde, el primero de mayo del mismo año, como el primer museo farmacéutico de toda Latinoamérica. Evidencia de su historia, es la inscripción que aún puede leerse en los altos de sus relucientes y antiquísimos anaqueles: «Botica francesa de E. Triolet».

Bellos anaqueles y medicamentos de la Farmacia Francesa de Matanzas

El 20 de noviembre de 2007 ocurrió un nuevo acontecimiento que marcaría la vida del sitio. Fue declarado Monumento Nacional, con Grado de Protección I, lo que garantiza su perdurabilidad en el tiempo bajo la mirada atenta de la Dirección Municipal de Cultura de Matanzas.

Museo Farmacéutico de Matanzas¿ Qué ver?

Laboratorio de la Farmacia Francesa de Matanzas

Irremediablemente, cuando accedemos al Museo Farmacéutico de Matanzas nos imbuimos inmediatamente en la atmósfera de una botica del siglo XIX. En él podemos disfrutar de colecciones de ciencias médicas, artes decorativas y documentos que se hallan distribuidos por las salas expositivas permanentes. Estas se ubican en los espacios que antaño ocuparan el área de ventas, la rebotica, el laboratorio, el zaguán, dos almacenes y el patio. Resaltan las muestras de porcelana policromada, las variadas etiquetas de cristal y papel, los frascos, utensilios, dispositivos, fórmulas, productos naturales utilizados en otras épocas para la fabricación de medicamentos y libros de asentamiento de recetas.

De inmediato llama la atención la más bella y vistosa de las colecciones, en la primera sala. Dentro de los grandes estantes de madera tallada, resaltan los frascos de porcelana y cristal, con sus formas curiosas y sus misteriosos contenidos. Los imaginamos colmados aún de las más de 150 fórmulas para ungüentos, pomadas, esencias, tinturas, elíxires y píldoras que se confeccionaban en el propio establecimiento. En el exterior de algunos recipientes puede leerse: Hojas de Acónito, Triaca Magua, Lúpulo, Raíz de Belladona, Anís Estrellado, Copal…

Parque de Matanzas visto a travez de las ventanas de la Farmacia Francesa de Matanzas

Además de los objetos que resguarda, permanecen allí todos los elementos muebles e inmuebles originales, entre los que destaca el laboratorio. Se muestran intactos sus lixibiadores, alambiques y percoradores; incluso, como dato curioso, en la segunda sala puede observarse la mesa dispensarial diseñada por el propio dueño de la tienda, y que fuera merecedora de la medalla de bronce en la Exposición de París de 1900. ¿Qué le parece? Sin embargo, uno de los elementos por los que más destaca el museo es por su colección documental.

Joyas documentales

Tarros y morteros de la Botica Francesa Dr. E. Triolet de Matanzas

En la actualidad, por los tesoros que protege y la historia que representa, sobre todo en su fondo documental, sus administradores trabajan arduamente para que el museo sea declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Como joyas excepcionales, la institución posee 55 gruesos volúmenes de fórmulas de medicina tradicional y natural que en conjunto encierran, según su directora Marcia Brito, algo más de un millón y medio de recetas de productos de la farmacopea española, francesa, norteamericana y cubana. En el presente, todos están digitalizados.

Mostrador de marmol de la Farmacia Francesa de Matanzas

Además, conservan los libros de recetas de la farmacia anterior a la fundada por Triolet, así como de su red de boticas en ciudades como Cárdenas, en la propia región de Matanzas, y Sagua la Grande, en la actual provincia de Villa Clara. Todos estos registros conforman una invaluable fuente que permite conocer la evolución de las enfermedades y el desarrollo de las ciencias farmacéuticas a lo largo de un siglo.

Puertas abiertas

Salon principal y mostrador de la Botica Francesa Dr. E. Triolet de Matanzas

De martes a sábados, por un precio de 3.00 CUC (2.70 Euros), el Museo Farmacéutico de Matanzas tiene sus puertas abiertas entre las diez de la mañana y las cinco de la tarde. Los domingos permanece abierto entre las nueve de la mañana y las dos de la tarde. Además, por un precio adicional, puede tomar fotos de los diferentes espacios y objetos que atesoran, y solicitar los servicios para una visita dirigida o una asesoría especializada.

Así que ya sabe. Visitar Matanzas, «La Atenas de Cuba», tiene un aliciente especial en el patrimonio y las ciencias farmacéuticas. Allí se conjugan el pasado y el presente para crear una atmósfera diferente, que sin dudas nos hace apreciar mucho más a la distinguida urbe antillana.

Museo Farmacéutico de Matanzas, el Farol de la Guardia

Otra vista del Museo de la Farmacia Francesa de Matanzas

Testigo mudo del paso del tiempo, aparece en la fachada exterior del Museo Farmacéutico de Matanzas el «Farol de la Guardia». Cada lunes desde 1882, ilumina la ventanilla de la guardia, la calle de la ciudad y señala la ubicación del centenario Monumento Nacional de Cuba, que también es Premio Nacional de Conservación.

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