Una gran fiesta de las artes visuales constituye la Bienal de La Habana coinciden cientos de artistas, críticos y espectadores para debatir sobre la interpretación de la realidad a través del arte contemporáneo.
La Bienal habanera se distingue por su carácter plural e inclusivo, la alta calidad de los proyectos que se exhiben; una amplia agenda de encuentros teóricos, presentaciones de textos, intervenciones públicas y aperturas de muestras en casi todas las galerías y estudios de la capital cubana.
Llegarán artistas de más de veinte países de América Latina y el Caribe y de una decena de Europa. Entre las obras de La Bienal de La Habana hemos escogido tres:
Para traducir a Cuba en palabras
¿Cabe en una palabra el futuro de todo un país? ¿Cuba podría traducirse en un color, un sentimiento, un verbo? Esta es la provocación que trae a la Bienal de La Habana la artista española Esther Aldaz: representar a través de una instalación la imagen que tienen los cubanos del futuro.
Esta creadora presentará su obra en la azotea del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales (en la Plaza Vieja), un espacio muy atractivo donde tal vez la artista tendrá que lidiar con las inclemencias del tiempo e incorporar a su poética el sol fuerte del Caribe o las lluvias de abril. Aquí se puede disfrutar de arte y de las hermosas vistas del centro histórico habanero.
Esther Aldaz creó su proyecto usando un formulario que presentó a 250 cubanos, quienes entre una lista de palabras, debían elegir la que expresara el futuro de su país y luego comentar algunas de las características visuales o sensoriales que les trasmitía. Emergieron palabras como esperanza, sueño, alternativas… Entre las descripciones predominaron colores y tonos: verde, azul, blanco, gris, luminosa e intensa.
Con estos datos se creará la instalación ¿De qué hablamos cuando hablamos de futuro?, donde la artista tratará a las palabras como lugares donde uno pueda detenerse y habitar por un momento.
Según su autora:
«Tiene el reto de intentar agarrar lo próximo como utopía. Todos los materiales de la producción han sido localizados en Cuba, y en el estreno me gustaría llevar a cabo unas sesiones fotográficas con las gente que ha colaborado o con cualquier otro cubano que se quiera apuntar a participar (…), estando dentro de este espacio que han contribuido a imaginar y a construir.»
El curioso Taller de Reparaciones de un artista famoso
René Francisco Rodríguez integra una generación de creadores que dinamiza y propone un estética donde se desdibujan los límites entre arte y vida. Desde hace unos diez años, tanto en su obra en solitario como la realizada a dúo con Eduardo Ponjuán, se identifica con el estallido de ideas, a veces polémica.
Es uno de los artistas cubanos más famosos y ganó muy joven el Premio Nacional de Artes Plásticas (2010). Sobre su trabajo ha dicho el artista, ensayista y curador Antonio Eligio (Tonel):
«Ha insistido en el privilegio de cultivar su parcela de riesgo.»
Este año una de sus obras más celebradas volverá a la Bienal de La Habana. “Taller de reparaciones”, exhibida ya en la sexta edición de este evento celebrada en 1997, anclará esta vez en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA)como parte de una exposición colectiva. La pieza, devenida resumen de varios de los momentos de trabajo del prestigioso autor y maestro desde que era casi adolescente, hasta los realizados durante la crisis económica de los años 90, contendrá sonidos, timbres y objetos reciclados.
René Francisco explicó en el canal de YouTube del Museo Nacional de Bellas Artes que el relanzamiento de su obra será:
«Un taller de reparaciones que se está reparando así mismo.»
A través de su poética el artista asume la memoria como un espacio donde conviven lo público y lo privado, la historia personal y la de todos. Es una memoria de acumulaciones hecha de objetos, materiales, obras de arte suyas y de otros, de reparar y de ensamblar.
El artista ha explorado con profundidad la supervivencia de los cubanos en su vida cotidiana y a escala urbana en los barrios habaneros. En lugar de traer la “materia prima” hacia su taller, para reelaborarla con “materiales de arte”, se traslada a los espacios de producción del chapista, del soldador, del herrero, e interactúa con ellos y con sus materiales habituales.
Las esculturas de jabón
Emmanuel Tussore (Francia, 1984) ha transitado de la fotografía al cine, el performance, la escultura e instalaciones. Su discurso estético y conceptual se ocupa de la migración y el exilio de poblaciones que viven bajo un riesgo constante.
En su trabajo es visible su historia de vida por varios países, su libertad para atravesar fronteras. Desde Sirenas, video-performance filmado en Senegal donde varias personas caminan hacia el mar hasta desaparecer en el horizonte, Emmanuel Tussore cada vez es más famoso en el mundo del arte. Sus piezas han sido presentadas en eventos como el Festival de la Joven Fotografía Europea, Festival Internacional de Cine de Berlín, y en otros países como Japón y Francia.
A la Bienal de La Habana llegará con el proyecto Study for a soap, que será expuesto en la Fototeca de Cuba. Esta obra instalativa está relacionada con los conflictos de supervivencia humana.
El jabón de Alepo, el más antiguo producido desde hace milenios en esa región siria, es utilizado como material para cientos de esculturas que conforman la instalación. Este componente dota de gran impacto sugestivo a la pieza que alerta sobre la destrucción global, a la vez que invita a pensar en la posible y necesaria reconstrucción del planeta.
Una fiesta de las artes visuales
La Bienal de La Habana es una oportunidad excepcional para acercarse a proyectos pujantes, obras experimentales, heterogéneas, en formatos diversos como pintura, instalaciones, dibujos, videos y fotografía. Entre otros proyectos de exposiciones colectivas e individuales se podrá ver la obra de varios ganadores del Premio Nacional de Artes Plásticas en MNBA, y regresar a otra edición del proyecto Detrás del Muro en el Malecón habanero. Es una cita irrechazable si quieres disfrutar del arte contemporáneo.