¿Qué significa hacerse santo en Cuba?

¿Qué significa hacerse santo en Cuba?

Los caminos de la fe son muchos, las búsquedas de bienestar interior y prosperidad pasan por cada ser humano que despunta en este planeta que llamamos Tierra. Lo inasible, lo inefable y lo maravillo del mundo ha intentado explicarse desde los primeros tiempos. Esa «verdad» absoluta a la que siempre queremos arribar se diluye muchas veces ante nuestros ojos.

Las ciencias sociales, la antropología, la filosofía, la etnología o la historia han intentado explicar comportamientos, costumbres, creencias que a veces van más allá de los métodos científicos y analíticos. Lo cierto es que la religión en sentido general ha acompañado a la humanidad desde sus inicios, y hasta hoy sigue siendo una necesidad, un acto de subjetividad y espiritualidad. El proceso de hacerse santo en Cuba es una certera muestra de ello.

La religión en Cuba

hacerse santo en cuba

En Cuba se han profesado muchas creencias. Los aborígenes adoraban a sus divinidades aunque esa religión no haya pasado de forma íntegra a otras generaciones, como tampoco la propia presencia aborigen. Los españoles portaron su religión católica que legaron a los criollos aplatanados; los esclavos africanos viajaron también con sus sistemas religiosos; los asiáticos, árabes e hindúes asentados en Cuba trasladaron igualmente sus dioses, aunque en menor medida.

Es decir, que si hablamos de mestizaje cultural en Cuba, hay que incluir a la religión. El cristianismo fue una de las que, como en el resto de América, alcanzó mayor preponderancia. Sin embargo, es prácticamente imposible no hablar del «llamado del tambor», de la religión yoruba asentada y reinterpretada en la isla cubana durante siglos.

La religión yoruba

Mujer, vestida toda de blanco, camina por las calles de Centro Habana

Con la llegada de los españoles a Cuba, la masiva devastación de los nativos y la entrada de esclavos procedentes de diferentes regiones de África, el país pasó por largos procesos de conformación y búsqueda de una identidad propia. En el caso de los esclavos, mayormente llegados desde Nigeria, portaron sus creencias religiosas y mitos, creencias que tuvieron que ocultar ante los ojos de los colonizadores que pretendían evangelizarlos.

Ante las trabas que suponía el cambio de clima, de vegetación, fauna y las imposiciones clericales, los negros esclavos buscaron variantes para adaptar su religión, o más bien, esconderla. Adoptaron santos católicos en paralelo con sus deidades, proceso conocido como sincretismo religioso y que con los años también se denominó «santería».

¿Qué es la santería?

Habanera se toma selfie vestida de 'santo'

La santería es practicada no solo en Cuba, sino también en muchos países caribeños, latinoamericanos y en grandes regiones de habitantes hispanohablantes como Florida o Nueva York. Es heredera de los preceptos de la cultura yoruba, aunque se ha «cubanizado» con los años.

El término tuvo un matiz despectivo por mucho tiempo, porque así los españoles se referían a los cultos que realizaban los esclavos. Todavía hoy hay quienes le atribuyen ese mismo sentido. Por eso algunos practicantes prefieren llamarla Regla de Osha, o también Lukumi, que significa «amigo mío» en lengua yoruba.

Señora, 'vestida de santo', pasea con un niño por la calles de La Habana Vieja

Esa religión, a pesar de adorar a una especie de «dios todopoderoso», Olodumare, se considera politeísta. Dicha deidad suprema, creador de todo lo existente, tiene sus extensiones en un panteón de divinidades llamadas orishas, que relacionan a los seres humanos con Olodumare y velan por la vida en la Tierra.

Existe una jerarquía que considera a los sacerdotes de Ifá, los llamados «babalawos», en la punta de la pirámide. Luego viene la Regla de Osha, de donde salen los santeros, después los «iyawos» que se encuentran en su primer año de consagración y los «aleyos» que creen en los orishas, pero que aún no han sido consagrados. Esta jerarquización es respetada en toda ceremonia que realizan los yorubas.

De manera general, dicha religión se basa en un sistema de adivinación apoyado en tres oráculos: el oráculo de Ifá que solo usan los babalawos, los caracoles que utilizan los santeros y el coco con que ambos profesan. En sus cultos y rituales al hombre se le aconsejan maneras o hábitos a cumplir según sus caminos en la vida, su destino. El propósito, como en toda religión, es alcanzar la paz interior y el bienestar espiritual para afrontar los debates de la cotidianidad. El seguimiento de esos consejos, o no, dependerá del practicante y su fe.

Hacerse santo en Cuba

Habanera con sombrilla blnaca camina por las calles de Jaimanitas en La Habana

La llamada religión afrocubana es ampliamente practicada en Cuba y se considera uno de sus signos identitarios y autóctonos. Si ha caminado alguna vez por las calles cubanas, seguro habrá escuchado a muchos llamarse entre ellos padrino, madrina o ahijado, o ha visto a hombres y mujeres vestidos completamente de blanco con collares y pulsos coloridos en sus cuerpos.

Estos personajes de blanco son los iyawos, o yabós como se llaman popularmente. Ellos pasan por un proceso riguroso de consagración para convertirse en santeros, alcanzar el máximo vínculo con su ángel de la guarda, el santo que los protege.

Las razones por las cuales una persona escoge «hacerse santo» son variadas. Muchos lo hacen por motivos de salud o cuando el santo le indica que ya es momento de que se consagre. Otros para evitar posibles problemas, porque sienten que necesitan una guía espiritual o una protección. También sucede que cuando se pertenece a una familia religiosa por generaciones se realiza, por tradición, la ceremonia.

Santero cede el paso en una esquina de La Habana

Realmente los motivos son muchos, en dependencia de la economía, porque son consagraciones caras, donde se requieren instrumentos, animales, vestimenta, alimentos de todo tipo y una larga lista que varía según el santo. Se dice que también se ha convertido en una moda, que algunos lo hacen para afirmar o mostrar una buena posición económica o que los padrinos consagran para lucrar y enriquecerse.

Puede haber algo de verdad en todos los reproches que se le hacen actualmente pero, lo cierto es que su práctica sigue aumentando y no solo en Cuba, sino también en diversos países del mundo.

La ceremonia Kari Osha

Santero camina por las calles de La Habana de la mano de un niño

Con anterioridad a recibir santo es imprescindible determinar el orisha tutelar o ángel de la guardia, ya que las ceremonias varían según el santo. Se escoge un padrino (babalawo) y una madrina (santera) con conocimientos, que son simbólicamente los «padres» de los que la persona nace. Estos, junto a la «oyugbona» guían la consagración y la vida religiosa del iniciado. La dirección estará a cargo del Obá Ení Oriaté, el santero que va a comunicarse directamente con los santos.

Se reciben los cinco collares que representan a los orishas principales: Shangó, Obbatalá, Yemayá, Ochún y Eleggua, aunque también, si no se tienen con anterioridad, se reciben los santos guerreros Oggún, Oshosi, Ozun y Eleggua. La ceremonia se denomina Kari Osha y dura 7 días.

En esos días el iniciado experimenta una suerte de renacimiento, un ritual de purificación y espiritualidad mayor, se le lee el Itá de santo, donde habla Orula, y su nombre de santo que lo identificará en la familia religiosa.

Muchacho, vestido de 'ssanto', conversa con un amigo en las calles de La Habana Vieja

Luego de saber el orisha regente se hacen los preparativos para el santo. Siete días el «aleyo», o aspirante, debe estar dentro de un cuarto, durmiendo en el piso, sin conexión con el mundo exterior. Se considera que el iniciado es un niño y se le hace todo, incluso, se le rapa la cabeza como símbolo de renacimiento y coronación.

El primer día se le informa a Oloddumare que una nueva cabeza se presenta para consagrarse. El segundo, se hace una gran ceremonia donde se presentan los fundamentos secretos del santero. Al día siguiente se le llama «día del medio», donde se corona al aleyo en una gran fiesta. La coronación o santo coronado es el ritual mediante el cual el santo corona su cabeza, es decir le da sus secretos y la bendición para practicar la religión.

A algunas personas se les realiza el santo lavado, que es solo un día y no requiere un año de iniciación. Se les aconseja a aquellos que no pretenden ejercer las labores del santero, como consultas y trabajos espirituales.

La coronación del santo en el día del medio se convierte en toda una fiesta, con tambores y gran cantidad de comida. Los familiares y amigos pueden asistir a esta ceremonia y se adornan y visten los santos con hermosas telas, velas e instrumentos.

Santera espera por clientes para predecirles el futuro

La ceremonia permite que al día siguiente se le pueda leer el Itá a los aleyos, es decir, los consejos de Orula y los santos que tendrá en cuenta toda su vida. Es como la lectura del porvenir, de un signo que le va a acompañar por siempre y que es una responsabilidad llevar. En ocasiones, según el santo, se marcan algunas restricciones de comidas, bebidas o comportamientos que el iniciado debe cumplir para evitarse problemas.

Después vienen varios días de descanso hasta la ceremonia de la plaza, donde los iniciados van al mercado junto a su Oyugbona para comprar frutas. Según el santo regente, el aleyo tiene que hacer diferentes actividades. Por ejemplo, los hijos de Eleggua, santo que se considera un niño, reparte caramelos y dulces a la gente en la calle. Más tarde, el «iyawo» regresa a su casa con sus orishas y cumple un período de un año como iniciado.

En ese año se deben cumplir ciertas normas: vestir de blanco, no salir por la noche, la cabeza siempre va cubierta para no develar el secreto del santero, se come en el piso con cuchara, no se debe mirar al espejo y evitar los excesos. Es un período difícil de confirmación de fe para el iyawo que finalmente se convertirá en santero o santera.

Hacerse santo en Cuba, un acto de fe y espiritualidad

Santera consulta el futuro para dos turistas en la Plaza de Armas de La Habana Vieja

Así que si ve a alguna persona vestida de blanco completamente, con los collares que representan a su santo, estará en presencia de un iyawo que está pasando un año de prueba para hacerse santero. Es un proceso largo, en una religión muy simbólica y representativa. Cada color representa algún santo, cada herramienta se asocia a ellos, desde piedras hasta hierbas de todo tipo.

Es una ceremonia muy llamativa y secreta, donde varían algunos pasos dependiendo de la familia religiosa a la que pertenezca, pero que en línea general, mantiene los mismos preceptos. «Hacerse santo» en Cuba es toda una revelación y un acto profundo de afirmación religiosa para los cubanos. Entonces, detrás de toda la vestimenta hay mucha historia, muchos cultos y ceremonias, pero sobre todo, mucha fe.

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