El Salto del Caburní

El Salto del Caburní

El ecoturismo es una modalidad en alza en la «Mayor de las Antillas». Cuba posee un entorno natural diverso y atrayente que la distingue en el Caribe.

Aunque el país es reconocido por algunas de las más espectaculares playas de la región, esas no son sus únicas joyas naturales. Hay que adentrarse en las montañas y valles cubanos para conocer otros paisajes paradisíacos, como el salto del Caburní que en Cuba se han abierto paso entre la tierra y los exuberantes bosques que pueblan algunas partes del territorio.

El Salto del Caburní

Entre ellos destaca el Salto del Caburní, en la provincia de Sancti Spíritus, distante a más de 300 kilómetros de La Habana. Hasta allí se llega luego de una caminata muy gustada por senderistas de todo el mundo, pues incluye recorrer una zona de alto endemismo en cuanto a flora y fauna, plantaciones de café, toparse con viviendas típicas campesinas y el arribo a varias piscinas naturales.

En el parque natural de Topes de Collantes

Solo 15 kilómetros separan el Parque Natural Protegido Topes de Collantes, por donde discurre el río Caburní, de la antigua villa de Trinidad, una de las primeras ciudades fundadas por los españoles en Cuba. El cauce recorre parte del macizo montañoso del Escambray, también conocido como «Guhamuaya», y cae al vacío en un punto conocido como uno de los saltos más visitados de la Isla.

Los campesinos de la zona son gente hospitalaria, y desde siempre han cultivado buen café, la infusión más consumida en Cuba. Algo de la historia de esta popular bebida puede conocerse durante el trayecto, sobre todo si se toman un tiempo para visitar la cercana «Casa del Café».

La reserva ecológica se eleva 800 metros sobre el nivel del mar, y se extiende por 110 kilómetros cuadrados. En la zona hay un microclima especial con temperaturas más bajas, una humedad moderada y brisa agradable y constante. Desde hace décadas se construyó allí un sanatorio para tuberculosos que hoy es el Kurhotel, hospedaje especializado en rehabilitación.

El clima y el aislamiento geográfico de la zona, también han posibilitado el desarrollo de una fauna que se precia de tener el 45% de las aves endémicas de la Isla, con más de un centenar de especies. Es otra fuerte razón para emprender el periplo hasta el Salto del Caburní.

El paraíso entre las aguas

El recorrido hacia la zona de las cascadas vale tanto como lo que encontraremos al final. Un paisaje hermosísimo acompaña a los senderistas durante la caminata de casi 50 minutos que comienza en el hotel local, periplo que puede ser agotador.

Aquí y allá se divisan el tocororo, ave nacional cubana pues tiene los colores de la bandera; el gavilán y la cotorra; varios tipos de pájaros carpinteros; el minúsculo zunzuncito; las cartacubas; así como los búhos más pequeños del Caribe. También se encuentran pequeñísimas ranas, cerdos montaraces, jutías, venados de cola blanca, murciélagos y lagartos conocidos en Cuba como «chipojos».

El ropaje del Caburní se completa con las blancas y bellas flores de mariposas, que expiden una fragancia encantadora. Además, hay numerosos árboles maderables; pinos y palmas altísimas; eucaliptos; helechos arborescentes y orquídeas multicolores.

El Salto del Caburní

Arribar hasta el Salto del Caburní es una tarea para senderistas experimentados, o para aficionados que no temen al esfuerzo. No se debe olvidar llevar reservas de agua y ropa y calzado cómodos para un relieve irregular. La subida es algo difícil, sin embargo la recompensa es muy recomendable, y la experiencia volverá contigo a casa en la forma de decenas de fotografías de ensueño.

Desde casi 65 metros de altura se precipita hacia el vacío el cauce del río Caburní. El resultado es un torrente majestuoso, que los lugareños comparan con una enorme cola de caballo. La fuerza del agua hace que en vez de traslúcida parezca algún otro líquido blanco y espeso, pero luego de romper contra las piedras se esparce en varias piscinas naturales y entonces recobra su cristalina condición.

Ningún viajero se marcha de Topes de Collantes sin visitar este sitio, lleno de piscinas naturales cuyas aguas son muy frías, y luego de la primera impresión al sumergirse en ellas, resultan muy relajantes.

Dicen los habitantes de la zona que por allí pasa un rayo de energía universal, así que el atractivo para llegarse hasta el pequeño edén es mayor.

Conocer el salto de agua más hermoso de Cuba

El sendero hacia el Salto del Caburní es altamente recomendado para los amantes del turismo de naturaleza, y para quienes gusten de emplear el tiempo de ocio en estimulantes esfuerzos físicos.

Cientos de personas de muchos países se reúnen en las «pocetas» de agua, por lo que también es un buen sitio para hacer nuevos amigos que de seguro te acompañarán en alguna otra aventura en la cercana y mágica ciudad de Trinidad.

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