En el extremo sureste de La Habana, a unos 25 kilómetros del centro y dentro de la demarcación del municipio Cotorro, existe un pequeño poblado donde aguardan sorpresas dignas de admirar. Santa María del Rosario es una «Ciudad Condal», entre las pocas que existen en Cuba, que se fundó el 14 de abril de 1732 a solicitud de la Casa Bayona y por orden del Rey Felipe V.
Desde entonces ha acumulado riquezas, anécdotas e historia suficiente para deleitarnos durante una visita, rodeados de gente humilde y hospitalaria. Detenidamente, merecen la pena su lujosa iglesia, sus construcciones coloniales, la presa del Cacao, un balneario con aguas minero medicinales, la finca de los espiritistas, el restaurante «El Mesón», ubicado en la Casa de los Condes de Bayona y una vista de La Habana desde la Loma de la Cruz, escenario y testigo de motines de esclavos africanos, de la rebelión de los vegueros de Jesús del Monte y bastión de las tropas españolas contra los mambises.
Nuestra Señora del Rosario
La «Catedral de los Campos de Cuba», como la llamó el Obispo de Espada y Landa en 1766 por considerarla rural y exuberante, es una iglesia con categoría de Patrimonio Nacional desde 1946 por sus sobrados valores arquitectónicos, artísticos y religiosos.
La Iglesia Parroquial de Santa María del Rosario es un hermoso templo de estilo barroco criollo, construido de cantera y teja, amplio, sobrio, con una sola torre campanario. Posee en su fachada una agradable y singular asimetría, techos de alfarje decorados, imágenes soberbias, integración equilibrada con su medio ambiente y altares barrocos con columnas salomónicas recubiertas de oro. El altar mayor impresiona por sus 10 metros de ancho y 15 de alto, mientras que la nave central tiene 55 metros de largo y 25 de ancho. Los techos y las cúpulas están recubiertos de armaduras de madera tejida, como muestra del estilo colonial cubano.
Debemos resaltar las pinturas de las pechinas de la cúpula, creadas por el artista Don Nicolás de la Escalera, el pionero de la pintura cubana. Destacan las escenas «La donación de Nuestra Señora a Santo Domingo», «La Glorificación de Santo Domingo», «La Rosaleda de Nuestra Señora» y «Santo Domingo y la Noble Familia de Casa Bayona», piezas al óleo recientemente restauradas. Con tema religioso y aristocrático, la última de las mencionadas prevalece por ser la primera en mostrar a un hombre de raza negra en lugar protagónico dentro de un conjunto familiar de la nobleza. Las obras en gran formato triangular miden casi cuatro metros y medio de largo, por cada lado.
Además, en la iglesia se conservan una copia manuscrita de la Real Cédula fundacional con la firma del Rey Felipe V, otras pinturas del artista Antonio Bach, y el «Libro del Becerro», un documento muy antiguo que recoge las compras y ventas, poderes y escrituras de los primeros pobladores de Santa María del Rosario. Como dato adicional, podríamos decir que el templo fue cumplimentado por la Reina Sofía en 1999.
Baños medicinales y fundación
Dicen que el hombre negro que aparece en la mencionada pintura «Santo Domingo y la Noble Familia…» fue descubridor de los baños y salvador de su amo. La leyenda explicaría por qué aparece en la obra y en una pose demasiado íntima y desenfadada, con exceso de confianza implícito.
Durante años, la oralidad ha enriquecido este supuesto. Algunos afirman que el esclavo, acostumbrado a sanar vertiginosamente sus heridas y las de sus compañeros de dotación con fangos y aguas sulfurosas y bicarbonatada sódicas existentes en las tierras de su señor, regularmente cargaba barriles enteros hasta la casa habanera de Don José de Bayona y Chacón, donde se ubica hoy el Museo de Arte Colonial, en la Plaza de la Catedral. El gentilhombre estaba aquejado de un pie, en muy mal estado a causa de la enfermedad de la gota.
Dice la tradición que con el tiempo el conde sanó completamente y el esclavo ganó su libertad. El pintor, por su parte y conociendo la historia, asocia la hazaña del liberto con la imagen del Santo Domingo español, quien resucitó a un ahorcado. Por tanto, estos baños están profundamente vinculados al origen del asentamiento poblacional, que por demás son los únicos de su tipo en la capital de la isla.
Otros refieren que la fundación de Santa María del Rosario se dio a raíz de una gran sublevación de esclavos en el ingenio y corral del conde. Para que no volviera a suceder, pidió permiso a la Corona para establecer una villa con protección para sus colonos.
De una manera u otra, con argumentos documentales o míticos, resulta maravillosa la oportunidad de escuchar tales historias en un pueblito así, a las afueras de una ciudad capital como La Habana, y bendecido por tan preciados valores. Anímese. Lo esperamos en Santa María del Rosario.
A Santa María del Rosario en busca de sosiego y sanación
No seríamos los primeros en llegar al poblado en busca de sosiego y sanación. Célebres figuras cubanas de la ciencia y el arte han luchado por su vida y su salud en los baños medicinales de Santa María, con el apoyo espiritual de una hermosa y magnífica iglesia parroquial.
