Entre todo el bullicio, la muchedumbre, los pregoneros, los autos clásicos, los bicitaxis y la música por todos lados, hay una zona de la Habana Vieja que parece sacada de una novela romántica, o parte de una de las terrazas francesas.
Entre toda la exuberancia y el barroquismo preponderante en la céntrica Habana Vieja, es interesante darse una pequeña escapadita hasta un espacio más tranquilo, donde las brisas del mar pretenden adormilar el ambiente. Parecería que realmente algún ángel vaga por allí y le imprime una expresión diferente.
El Ángel y el romanticismo en la Habana Vieja
La Loma del Ángel es uno de esos sitios sui generis de la ciudad habanera. Con el Malecón refrescando sus aires, la belleza del Museo de Arte Cubano o el Museo de la Revolución en sus alrededores y la presencia de pequeñas cafeterías y restaurantes, esta zona es la preferida por muchos viajeros que prefieren la calma de sus calles.
Una esquina en la cúspide de la zona es el motivo de las siguientes letras. Tres sitios con nombres de ángel, ¿simbolismo, tradición o realidad?
Una iglesia, una plazuela y un café en la Loma del Ángel
Todo empezó con una iglesia construida sobre una ermita franciscana en 1604, declarada más tarde Parroquia Mayor. Esta se consagra al Santo Ángel Custodio y constituye una de las más importantes construcciones religiones de la época colonial cubana. Su estilo neogótico es el producto de varias reconstrucciones y remodelaciones a lo largo de los años.
La Iglesia del Santo Ángel Custodio fue el lugar de bautizo de importantes personalidades de la historia y la cultura cubanas. El Padre Félix Varela por ejemplo, uno de los maestros e intelectuales que más aportaron a la forja del pensamiento nacional cubano; el Héroe y Apóstol cubano José Martí, el poeta modernista Julián del Casal o la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, por solo mencionar algunos de los ilustres cubanos allí bendecidos.
Plazuela del Ángel y sus encantos escondidos
La Plazuela del Santo Ángel Custodio alcanza su nombre por estar ubicada en el frente de la iglesia, situada en las calles Compostela y Cuarteles de la Habana Vieja. Por tanto, durante años se vinculó fundamentalmente a los quehaceres y actividades de la iglesia.
Evolucionó junto a la iglesia y las pequeñas edificaciones de los alrededores curiosamente se adaptaron a los desniveles de la loma. Según muchos investigadores estas inclinaciones provocan ilusiones ópticas, cambios de perspectiva según el lugar de donde se mire, por lo que las vistas del sitio se hacen más atrayentes para cualquier aficionado a la fotografía.
Pero los bautizos que auspició la iglesia no fue lo único que inmortalizó la zona. Es la leyenda, la ficción alrededor del sitio lo que mayormente interesa al visitante. La mítica figura de Cecilia Valdés que descansa en la plazuela atrae a enamorados y curiosos de todo el mundo.
La joven Cecilia es la protagonista de la novela de Cirilo Villaverde, Cecilia Valdés o La Loma del Ángel, que se convirtió en una de las novelas más importantes del siglo XIX latinoamericano. Cuenta la historia de amor y desamor de la mulata Cecilia, que se ve inmersa en un triángulo amoroso de consecuencias trágicas.
El autor, a la manera de los mejores costumbristas, describe La Habana del siglo XIX, pasando por todo el abanico de clases sociales, costumbres y vida de la época. Cecilia, al recrear la figura del criollo, de la mujer cubana, apasionada y alegre, se convirtió en un símbolo de cubanía. Como tal, ha sido motivo de novelas, obras de arte, poemas, películas y hasta zarzuelas. Algunos afirman que realmente existió el personaje, y que está enterrada cerca de Villaverde en el Cementerio Colón de La Habana.
La escultura que se encuentra en la Plazuela del Ángel, hecha por el artista Erig Rebull reproduce, según el libro, la voluptuosa y delicada Cecilia, con su chal y su abanico. Incluso mantiene el pequeño tatuaje de media luna en el hombro que le hizo su abuela antes de entregarla a la familia Valdés.
Según su autor, ella siempre caminaba contoneándose por allí, cuando salía de la Iglesia del Santo Ángel. Esa zona es muy mencionadas en la novela. En una de las callejuelas de los alrededores se encontraba la casa de Cecilia y en la plazuela se celebraban las Ferias de San Rafael, que el autor describe detalladamente. La última escena de la novela tiene lugar justamente en la entrada de la iglesia.
Un café, entre modas y sabores
Toda esa sensualidad y atractivo de Cecilia se trasmite muchos años después a un café que ha fijado el ambiente romántico del sitio. El Café del Ángel y su dueña Jaqueline Fumero, le dan un ambiente novelesco y moderno a la plazuela.
Como diseñadora de modas, Jaqueline ha trasladado su gusto por las telas a la gastronomía. Un salón climatizado y una terraza al estilo francés, con grandes sombrillas, se suman a sabores mediterráneos estilizados y sugerentes. Es un espacio muy agradable para un buen desayuno, donde le sugiero las crepes de salmón y los wafles de chocolate.
Sus platillos como el turnado de langosta al café, muestran recetas arriesgadas y diferentes, como el diseño de moda que realiza su dueña. Ella afirma que su objetivo es darle al café ese sello femenino y sublime que tiene también el ambiente alrededor de la Loma del Ángel.
Conozca otra zona de la Habana Vieja, diferente y novelesca
Tres sitios con nombre de ángel. Una iglesia consagrada al Santo Ángel que da nombre a una Plazuela inmortalizada por una novela, cuya protagonista es una mujer típicamente cubana. Esa cubanía y romanticismo se afianza a través de un café que mezcla el buen gusto y los sabores mediterráneos.
Un ambiente de relax, de hermosas vistas citadinas, de leyendas literarias y con sazones diferentes, le introducirá en una parte de la Habana Vieja cautivadora y distinta, romántica y exclusiva.