A unos trece kilómetros de la ciudad de Trinidad se alza un valle que simboliza la importante tradición colonial cubana. El Valle de los Ingenios, declarado por la UNESCO en 1988 Patrimonio de la Humanidad, constituyó un fructífero asentamiento de grandes plantaciones azucareras que alcanzó la cúspide entre los siglos XVII y XIX en Cuba.
Con el paso de los años, se ha logrado la conservación de varias de sus haciendas e ingenios. Por eso dicho valle se ha convertido en un provocativo encuentro entre naturaleza e historia para aquellos que deciden visitarlo.
Un recorrido por la historia y la tradición del Valle de los Ingenios
Si usted se encuentra en la dama colonial de Cuba, la ciudad de Trinidad, no deje de visitar el Valle de los Ingenios. Le invito entonces a recorrer su historia y misterios escondidos. Le invito, a dejarse llevar por sus sabores, su pueblo, sus maravillosas vistas, su pasividad y encanto.
Había una vez un valle…
Todo comenzó a partir de las culturas originarias del país que cultivaban tabaco y algunos frutos en la zona central de Cuba. La proximidad del valle a varios ríos, a la costa y la fertilidad de sus tierras favorecieron el desarrollo de la industria azucarera con la llegada de los españoles a la isla. En los siglos XVII y XVIII Trinidad se convierte en una de las ciudades más productivas y adelantadas del país, gracias al azúcar y a la explotación de esclavos.
El Valle de los Ingenios vio florecer la cultura y sociedad trinitaria hasta que, a mediados del siglo XVIII, decae la industria azucarera debido a la producción del azúcar de remolacha en Europa. Para ese entonces las tierras ya no eran tan fértiles y muchos de los hacendados van hacia la capital en busca de fortuna. Así el valle se sumerge en la decadencia y el deterioro.
Actualmente, la Oficina del Historiador de Trinidad ha transformado el sitio en todo un museo natural. La restauración y conservación de sus riquezas arquitectónicas y naturales descubren un valle diferente, abierto a viajeros y a su pueblo, hermoso y peculiar.
¿Cómo llegar hasta el Valle de los Ingenios?
Las opciones son diversas. Si escoge alguno de los clásicos almendrones, lo llevará hasta el mirador de la Torre Iznaga donde puede comenzar su recorrido tomándose un refrescante guarapo de caña de azúcar.
Otra sería utilizando un tren de vapor que sale todos los días de Trinidad y recorre las diferentes haciendas y lugares de interés histórico. Y una tercera es el tren local que atraviesa el valle.
La Hacienda Manaca-Iznaga, toda una leyenda trinitaria
Uno de los primeros sitios del valle, hasta donde llegan diariamente viajeros de todo el mundo, es la Hacienda Manaca-Iznaga. El conjunto arquitectónico, construido en el siglo XVIII es uno de los baluartes fundamentales del estilo colonial trinitario. Se conservan aún la hacienda, parte de los barracones y la gran torre de 45 metros de altura que presta servicio como mirador.
En este lugar encontrará una de las tradiciones más legendarias de Trinidad. La venta de telas y bordados típicos de la zona acompaña todo el recorrido hasta la hacienda. La belleza y peculiar acabado de los tejidos son signos distintivos y originarios de la vetusta ciudad.
Dentro de la hacienda, un restaurante invita al descanso luego de la caminata. Allí podrá disfrutar del ambiente colonial y lo apacible del lugar que parece suspendido en el tiempo. Esta hacienda es muestra del poderío económico que abundó en el territorio, pero también un ejemplo típico de los ingenios azucareros sustentados por la explotación. Los restos arqueológicos de los barracones muestran las penosas condiciones de vida de los esclavos.
Subir a la torre vigía es deleite para la vista. Muchos enamorados dejan en sus paredes la huella de su estadía por este lugar porque cuenta la leyenda que su construcción se debió a una disputa amorosa entre Alejo y Pedro Iznaga. Mientras vaya ascendiendo por sus estrechas escaleras, va ampliándose la panorámica del valle hasta llegar a la cima. Allí podrá divisar toda la extensión del mismo, su belleza natural y el ambiente campestre. Es un excelente momento para tomar hermosas instantáneas, relajarse y respirar un poco de aire puro.
La Ruta del Esclavo
Otra de las atracciones principales es la llamada Ruta del Esclavo, magnífica opción para recorrer los remanentes de asentamientos rurales hechos por esclavos libertos. Asimismo, encontrará caseríos y barricadas con techos de tejas que aún se conservan. Este es un recorrido que culmina en el mirador de la torre vigía, lugar que muestra las evidentes diferencias de clases de la época y la vida tortuosa de los muchos esclavos que aquí vivieron.
¿Qué más puede visitar en el Valle de los Ingenios?
Interesante resultan las casas – ingenios de Buena Vista, Delicias, Magua y Guáimaro; en esta última se localiza el Museo del Azúcar. Todas con un estilo arquitectónico propio de neoclasicismo, ostentan la riqueza y el poderío de los grandes hacendados trinitarios de la Colonia, sus plantaciones de azúcar y sus barricadas.
Valle de los Ingenios, donde nacen historia y tradición
Conocer el Valle de los Ingenios, con toda su historia, sus leyendas, su gente y ambiente, será siempre un placer para la vista y para el conocimiento. Viajar a este sitio que recoge tanta historia y tradición resulta gratamente necesario si desea saber un poco más sobre Cuba. Entonces, si se encuentra por Trinidad o sus cercanías llegue hasta el Valle de los Ingenios y descubra una joya colonial como pocas quedan en el mundo.
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