A diario, una multitud de transeúntes recorre la calle Infanta, una de las más céntricas en la capital de la Mayor de Las Antillas. Pocos, sin embargo, detienen su paso presuroso para admirar la magnífica edificación que se erige entre las calles Neptuno y Concordia. Se trata de la Iglesia y Convento de Nuestra Señora del Carmen.
Como testigo mudo, casi centenario, el templo religioso se fusiona con la arquitectura de la ciudad y el entorno en que persiste. Sólido, imponente, resalta desde el exterior por la sobriedad del inmueble. Sobresalen en él los decorados neobarrocos de la fachada, con arcos, columnas y molduras, particularmente sobre el pórtico principal.
Posee dos torres, desiguales entre sí; una central, de 35 metros de alto, con losas vidriadas que culmina en cúpula rematada por una pequeña cruz y la segunda, de mayores proporciones, ubicada a la derecha, hace de campanario y pedestal de una imagen de la Virgen.
La virgen de las alturas
A la distancia, desde casi cualquier punto del municipio más céntrico de La Habana, podemos divisar la iglesia gracias a la colosal escultura de la Virgen del Carmen que remata su torre principal. Fue realizada por el escultor italiano Guido de Michel en los talleres Chizurazzi, de su país, y fue colocada en la posición actual el 11 de abril de 1927.
Con sus 7.5 metros de altura y nueve toneladas de peso, la virgen de bronce se ha constituido como el símbolo más distintivo del lugar. Está coronada y viste una larga túnica, sostiene a un niño en su brazo izquierdo mientras que con el derecho acoge en un gesto maternal a la ciudad. A su vez, el niño con los brazos abiertos parece divisar desde lo alto el movimiento continuo de los peatones y la agitada vida de la urbe, que transcurre interminablemente a sus pies.
El interior de la Iglesia
Desde fuera es difícil adivinar los tesoros que resguarda, así que démonos prisa y pasemos adelante. Una vez dentro, resulta fácil admirar los valores ocultos del templo. Sobresale de inmediato el altar, bellamente decorado, el espléndido púlpito, tallado en madera y los frescos de las bóvedas, realizados por el pintor madrileño Antonio Martínez Andrés, que enfatizan la solemnidad y la trascendencia religiosa y patrimonial del recinto.
Rodeando el interior y los pilares, el zócalo de cerámica de Talavera despunta por sus decorados de santos de la Orden. En los laterales, se hallan varios altares, como el de la Virgen de la Caridad del Cobre, junto a la puerta del claustro y el del Niño Jesús de Praga, hacia el otro lado. Los retablos fueron traídos de San Felipe Neri, templo donde antaño radicaba la sede de los Carmelitas Descalzos, son barrocos y se hallan esmaltados en crema y acabados en oro bruñido. Todos descuellan por su belleza y la exquisitez de las ornamentaciones.
Otros elementos que distinguen a la vista son los azulejos de estilo sevillano y los vitrales con temas divinos que fueron confeccionados por la casa franco-española Maumejeam y Hermanos, de Madrid, y aportan una luminosidad especial a la parroquia. Estos detalles, sumados a las grecas, capiteles, repisas, bajos y altos relieves, otorgan un claro estilo ecléctico al recinto.
Historia de una iglesia
La actual Iglesia y Convento de Nuestra Señora del Carmen fue construida por miembros de la orden religiosa de los Padres Carmelitas Descalzos, quienes en el año 1923 compraron el terreno donde se erigiría la edificación, en la esquina de la anteriormente llamada Avenida del Presidente Menocal y la Calle Neptuno.
Inicialmente fue levantada una pequeña capilla provisional para celebrar el culto, hasta que en 1927 concluyeron e inauguraron el majestuoso y bello templo que podemos contemplar hoy. La construcción inició el 19 de marzo de 1925 a partir de un plano arquitectónico de estilo barroco español del siglo XVII. Los arquitectos Mata y Sánchez, responsables de la obra, realizaron sin embargo variaciones al proyecto original.
Según muchos, la maestría arquitectónica y refinado gusto que caracteriza a los miembros de la Orden, permitieron que el templo se consolidara como uno de los más interesantes y hermosos aportes al embellecimiento público de la ciudad.
Desde su creación, la iglesia se caracterizó por su obra catequista y por el servicio a la comunidad. Resaltaban en ella una escuela parroquial en la que se exhibían obras cinematográficas todos los domingos y una academia para jóvenes obreros.
¿Cuándo visitar la iglesia del Carmen?
En la actualidad, la iglesia de la parroquia católica en Infanta y Neptuno puede ser visitada de martes a domingo, en el horario comprendido entre las siete y media de la mañana, y el mediodía. En las tardes, desde las tres hasta las siete.