A pesar de que en la isla antillana existen varios camposantos que guardan los restos y la memoria de importantes personalidades de su historia y su cultura, ninguno se puede comparar con Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba.
Sus criptas de granito y mármol acogen desde mártires de las guerras de independencia contra la metrópoli española, como José Martí, varios caídos en las luchas sindicalistas y revolucionarias de la época republicana, hasta las cenizas del mismísimo Fidel Castro, cuya última voluntad fue ser enterrado allí junto a muchos de sus compañeros de epopeya muy cerca de la Sierra Maestra, escenario principal de la escalada guerrillera que lo llevó al triunfo en 1959.
Santa Ifigenia, antigua y conservada
La necrópolis de Santa Ifigenia fue fundada el 28 de abril de 1868, considerada oficialmente como la tercera de su tipo en la Isla. Apenas estuvo antecedida por los cementerios de Espada y Colón, en La Habana.
Posee una extensión de 133 mil metros cuadrados y se dice que su nombre proviene de Santa Efigenia o Santa Efigenia de Etiopía, hija del rey Egipo, bautizada y dedicada a Dios por el apóstol San Mateo.
Por sus valores arquitectónicos y significación histórica para el pueblo cubano, el 7 de febrero de 1937 fue declarada Monumento Nacional e igualmente ratificada el 20 de mayo de 1979. En el año 2003 se le otorgó el Premio Nacional de Conservación.
Artistas y creadores
En la bóveda familiar reposa el «Acuarelista de la poesía antillana», Luis Carbonell. Adentrándonos en el sector conocido como «El sendero de los trovadores», encontraremos a varios músicos como Pepe Sánchez, creador del son, y Francisco Repilado (Compay Segundo), estrella del Buen Vista Social Club, quien pidió yacer sobre arena de la playa Siboney, donde nació. En la losa está inscrito el título de su última canción «Las flores de la vida», junto a su guitarra y su sombrero en bronce.
Héroes de la independencia y la soberanía
En sus panteones descansan figuras trascendentales de la política, el deporte y otras esferas de la sociedad santiaguera y nacional, pero una sobresale por resguardar la memoria del «Padre de la Patria», como se tildó a Carlos Manuel de Céspedes, iniciador de las guerras por la independencia contra la dominación colonial, libertador de esclavos y protagonista de un pasaje que le valió el eterno sobrenombre. Las tropas españolas habían apresado a su hijo y le pedían que depusiera las armas a cambio de perdonarle la vida al joven, a lo que él respondió:
«Oscar no es mi único hijo; yo soy el padre de todos los cubanos que han muerto por la Revolución.»
El italiano Salvatore Bonne fabricó el panteón con mármol de Carrara, enarbolando unas cadenas rotas en expresión de libertad y el laurel que representa la gloria, acompañados por la bandera izada en el ingenio La Demajagua el día del grito primigenio de libertad y la bandera cubana.
También tienen un peso rutilante los sepulcros de Perucho Figueredo, creador del Himno Nacional; de José Maceo, Mariana Grajales y María Cabrales, hermano, madre y esposa de Antonio Maceo, el llamado «Titán de Bronce», una familia decisiva y simbólica para las luchas de liberación. Por si fuera poco, en ese camposanto santiaguero hallaron su última morada 32 generales de las campañas independentistas. Por otro lado, existe la «Tumba de Soldado del Deber», para los españoles que encontraron la muerte combatiendo en Cuba.
Más cercanos en el tiempo son el Mausoleo a los Mártires de la Revolución, el magnífico Panteón de las Fuerzas Armadas y el monumento a los caídos en otras tierras durante misiones internacionalistas.
Mausoleo a José Martí
«Yo quiero cuando me muera,
sin patria, pero sin amo, tener en mi losa un ramo
de flores y una bandera.»
Así lo pidió el Héroe Nacional de Cuba, José Martí, en sus «Versos Sencillos» y así se le ha concedido día tras día en su mausoleo inaugurado desde 1951. De sobria y majestuosa arquitectura románica, exhibe una cámara funeraria y áreas exteriores con 24 metros de alto por 86 de largo. Su lucernario fue diseñado para que se filtraran los rayos del sol hacia la cripta donde reposan sus restos en una urna pentagonal de bronce sobre muestras de tierra traídas de 21 naciones de América.
En el deambulatorio aparece una escultura de Martí en mármol de Carrara, de frente al este por donde sale el sol. Está sentado sobre una piedra, escribiendo apoyado sobre su rodilla izquierda.
La tumba de Fidel Castro
Desde el domingo 4 de diciembre de 2016 allí reposan los restos de Fidel Castro, cremados como él lo pidió, en un pequeño mausoleo sin ostentaciones grandilocuentes.
La urna de cedro con sus cenizas está dentro de un sencillo monolito. La dura roca de granito gris fue trasladada desde el seno de la Sierra Maestra. En los alrededores, una pirámide verde de hormigón con los grados de Comandante en Jefe y el concepto de Revolución enarbolado por el propio líder y ex mandatario de la Isla.
Peregrinación a Santa Ifigenia
Regularmente, Santa Ifigenia ha sido muy visitado por curiosos e interesados en la historia de Cuba, pero desde el entierro de Fidel Castro se estima que han pasado por allí más de medio millón de peregrinos de toda Cuba y el mundo entero.