El museo de arqueología Cueva del Paraíso, en Baracoa, es una especie de museo – mirador, a tan solo 500 metros del Hotel el Castillo en esa ciudad guantanamera. Está ubicada en una segunda terraza geológica de nombre “Terraza Seboruco”, la cual se alza sobre Baracoa ofreciendo bellas vistas de la ciudad y la bahía. El sistema cavernario se extiende por tres cuevas que otrora fueron cámaras funerarias taínas en la etapa precolombina.
Baracoa fue la primera villa fundada en Cuba, nombrada Villa de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, por Diego Velázquez el 15 de agosto de 1511. Esa parte de Cuba ha sido la que mejor ha conservado las costumbres y tradiciones aborígenes, en gran medida por el aislamiento que sufrió durante muchos años y la Cueva del Paraíso es prueba de lo anterior.
A la llegada de los españoles a Cuba la cultura taína era la más desarrollada y Baracoa fue uno de sus principales asentamientos; de ahí el gran valor histórico y museable de la gruta donde se localizan muchas de las raíces de la cultura aborigen cubana.
La Cueva del Paraíso
La cueva es de origen freático y está dividida en tres salas donde se pueden ver, además de los rasgos distintivos por la erosión del agua, las famosas estalactitas y estalagmitas. En las paredes del interior se puede entrar en contacto con la forma de vida de los taínos a través de tallados y pinturas que han sobrevivido a los años.
En la caverna se encuentra la representación de una aldea taína, menos artística que la de Guamá en la provincia de Matanzas, pero igualmente atractiva. Está ambientada con caneyes (viviendas en forma circular), bohíos (casas en forma rectangular) y esculturas que simulan las actividades tradicionales de las comunidades aborígenes que poblaron la zona hace miles de años.
En la Cueva del Paraíso se han encontrado casi 2,000 piezas auténticas pertenecientes a grupos taínos. Se han realizado, además, excavaciones de gran relevancia arqueológica con hallazgos de enterramientos, cerámica, petroglifos con más de 3,000 años de antigüedad y una réplica del Ídolo del Tabaco. Esa representación de carácter mágico religioso es una escultura hallada en Maisí, en 1903. Es considerada uno de los hallazgos taínos más importantes del Caribe que actualmente se exhibe en el Museo Montané, localizado en el interior de la Universidad de La Habana; un apasionante lugar para los interesados en las culturas prehispánicas caribeñas.
Resalta una exposición de elementos pertenecientes a los taínos en el Paraíso. En urnas de cristal se exhiben sorprendentes piezas como joyerías aborígenes, cerámicas, esculturas y restos fósiles que causan admiración en los curiosos y entusiastas de la arqueología y la historia de Cuba.
La huella de los taínos en Baracoa llega hasta la actualidad gracias a las muestras exhibidas en esa cueva y sus alrededores. Las plantaciones de coco, cacao y café que rodean la gruta son una muestra de las desarrolladas, hacía miles de años, por los primeros habitantes de la isla cubana. De ellas se sirvieron gracias a la recolección y el asentamiento pertinente en zonas donde abundaban varios de esos sembradíos.
El misterio de Guamá
En el museo se muestran además de las herramientas, implementos y útiles empleados en las costumbres funerarias de la tribu aborigen. El momento es oportuno para conocer los modos en que eran enterrados. Entre los restos allí agrupados se encuentra el supuesto cadáver de Guamá, un taíno que al frente de una guerrilla india combatió a los colonizadores españoles. En el ámbito científico cubano existen numerosas discusiones sobre si realmente es el cadáver de Guamá. No obstante, varias evidencias como la forma en que fue enterrado y las pertenencias que yacen con los restos han hecho suponer, a parte de la comunidad científica, de que podría ser el cuerpo del líder taíno.
A la salida, el mirador
Uno de los momentos más interesantes del recorrido por la Cueva del Paraíso, es el mirador. Desde el nivel superior de la caverna, las vistas de Baracoa son simplemente geniales. Es el mirador más famoso de la zona, perfecto para admirar en su plenitud el trazado de la ciudad, sus techos, la bahía y los atardeceres tropicales que siempre valen la pena.
La naturaleza también tiene su pedacito. En el museo se encuentran colecciones de polimitas (caracoles endémicos del lugar) de atractivos colores y singularidad biológica, pues cada caracola es única en la distribución de sus colores y formas.
Porque es historia, es naturaleza y es Baracoa
Baracoa es de esos lugares mágicos que tiene Cuba, donde cada pedazo guarda años de historia y naturaleza. El museo Cueva del Paraíso clasifica como una propuesta que facilita el viaje a las raíces y costumbres de los primeros pobladores de la isla. La cueva, el mirador y el paisaje constituyen pretextos que, por sí solos, remontan a épocas pasadas, las mismas que fueron testigos de aquellos taínos que de seguro también disfrutaban el atardecer.