«A Prado y Neptuno
Iba una chiquita
Que todos los hombres
La tenían que mirar…»
Así comienza una de las canciones más famosas y emblemáticas del Chachachá, un ritmo auténticamente cubano que hizo popular a esa esquina, a la vez que amenizó los bailes en las tardes y noches habaneras. «La Engañadora» es una conocida canción compuesta por el cubano Enrique Jorrín, en 1948, que sentó las bases musicales de ese ritmo cubano. Lo interesante es que inmortalizó, a la vez, a la esquina habanera otrora lugar de grandes salones de baile de las asociaciones Silver Star, ubicada en Prado y Neptuno.
El compositor se inspiró en la moda femenina de la época para contar la historia de una muchacha que al parecer utilizaba «almohaditas» para hacer sus curvas más abultadas. Transformada, la joven gustaba de pasearse frente a quienes visitaban ese lugar, ya famoso para la época.
Otras de las versiones de la historia cuentan que «La Engañadora» se inspiró en Manolo Maylan, un famoso travesti cubano que casó, en Miami, con un norteamericano quien al descubrir su verdadera sexualidad la emprendió a tiros con él. En la prensa habanera de finales del 40, del siglo XX, esta historia fue ampliamente abordada y presentada como un crimen pasional. Personalmente me inclino por la primera versión de la historia que parece ser mucho más atractiva e interesante.
De igual modo esa composición, de las primeras del Chachachá, se hizo inmensamente popular en los salones de bailes cubanos e internacionales del momento. El ritmo del Chachachá ligado inevitablemente a la esquina de Prado y Neptuno, propone tres paso a la izquierda y luego a la derecha, con una cadencia mucho más rápida que la del danzón, baile tradicional que interpretaban las orquestas en los salones de baile.
De este modo el Chachachá se perpetuó junto a la esquina de Prado y Neptuno y la canción de «La Engañadora».
Prado y Neptuno no solo para bailar
En esa esquina hoy existe un restaurante, llamado también Prado y Neptuno, bendecido por su ubicación. Cubierto por cristales y climatizado este lugar, ubicado en una de las esquinas más famosas de La Habana, se halla muy cerca a los hoteles Telégrafo, Inglaterra, e Iberostar Parque Central, además del Capitolio Nacional y el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.
Dedicado a la comida italiana el restaurante resalta entre los demás no solo por su ubicación, sino también por la atención que brindan y el modo en que logran diferenciarse de la gran cantidad de lugares dedicados a ese tipo de gastronomía en Cuba. Las pastas que ofrecen son caseras, hechas en el propio lugar, a lo que se suman los vinos italianos que endosan su cava, el shakerato (una especie de batido de café frío) y las excelentes grappas que complementan el panorama culinario de ese céntrico establecimiento.
Un poco de historia
Antes de surgir la esquina de Prado y Neptuno ya la zona estaba dispuesta a ser famosa. El Paseo del Prado de La Habana comienza prácticamente en esta calle, desde la cual enfilan sus leones hacia el Malecón habanero. La construcción del Paseo de Prado, llamado inicialmente «Alameda de Extramuros», debido a que se encontraba fuera de los límites de la antigua Muralla de La Habana, data de 1772.
Desde esa época comenzaría a ganar popularidad ese paseo, nombrado como Paseo Martí en la etapa republicana, pero quedando para la posteridad y memoria de los cubanos como Paseo de Prado.
Cerca de Prado y Neptuno
A la centralidad e historia de la esquina de Prado y Neptuno se suma las leyendas de lugares emblemáticos que la rodean. El Hotel Telégrafo, situado justo frente al restaurante es ejemplo de lo anterior. Fue fundado entre el 1858 y el 1863, frente al Parque Central, llamado «Campo de Marte» para la época, y desde su fundación ha estado relacionado a grandes figuras de la cultura cubana como el pintor Alfredo Sosabravo. Incluso cuentan con orgullo que el famoso Caballero de París fue dependiente de ese hotel en sus años de juventud.
En otra de las intersecciones se encuentra el Hotel Parque Central, de los más bellos y lujosos que tiene La Habana. Con una arquitectura interior de corte colonial, un juego de luces que anima cada rincón y una decoración cubierta por el verdor de las plantas, el hotel invita a disfrutar la ciudad desde la privilegiada piscina que tiene en su azotea.
La esquina y los habaneros
La Habana Vieja es un ajetreo constante de cubanos y turistas que se pierden en sus calles. Lugares como Obispo, el Parque Central y Prado son muy concurridos diariamente. Igual sucede con la esquina de Prado y Neptuno, que además de la centralidad es muy visitada pues funciona como vía de llegada y partida hacia muchos lugares en La Habana.
Allí se toman los taxis que van desde la parte más antigua de la ciudad hacia otra moderna como El Vedado. Igualmente la calle Neptuno es muy recorrida por los cubanos, que además se cruza con Galiano, otra arteria también concurrida por los habaneros debido a la cantidad de tiendas y centros comerciales. Pues aqui va nuestra recomendación:
Pasee por Prado y Neptuno al ritmo del Chachachá y de la siempre bienvenida comida italiana.