Es posible conocer La Habana de muchas maneras. Lógicamente, la mayoría opta por aventurarse a desandar las calles e ir develando cada uno de los misterios ocultos. Existe, sin embargo, otra alternativa que permite tener una perspectiva inigualable de la urbe en un solo movimiento, en busca de su historia y de los sitios más interesantes. Nos referimos a La Maqueta de La Habana, una capital en miniatura.
La invitación es para encontrarnos fuera del edificio marcado con el No. 113 de la calle 28, entre 1ra y 3ra, en la barriada residencial de Miramar. El ambiente tranquilo y la brisa fresca, aún en los días más calurosos, delata la cercanía del mar. Al acercarnos, notamos que poca gente se nos cruza en el camino, mientras algunos árboles nos regalan su provechosa sombra.
El Museo Maqueta de La Habana
Al entrar, lo primero que llama nuestra atención es la gran bandera cubana de cerámica que forma parte del mural de la diseñadora italiana Stellana Paletti. La enseña antillana ondea en uno de los muros que embellecen el recinto. A ratos, la luz del exterior atraviesa el vitral que adorna la entrada y juega a dejar curiosos reflejos azules, rojos y blancos.
Después, el «Gran Salón» central de novecientos metros cuadrados y puntal alto. Imágenes de la ciudad adornan las paredes, junto a una exposición transitoria. De repente, La Habana se nos ofrece en toda su extensión, rodeada en su parte norte por el mar que la baña. Una sencilla división perimetral, nos señala el punto más cercano y permisible para observar.
La ciudad a nuestro alcance
Nos sorprendemos con el nivel de detalle en las edificaciones, calles, parques, e incluso el arbolado de la ciudad. Todo es maravilloso, muy preciso, y se complementa perfectamente con luces y sonidos que nos llevan del día a la noche, en un espectáculo que cobra especial belleza cuando amanece. Alrededor, existe una rampa que bordea la maqueta y nos permite apreciarla desde diferentes posiciones, haciendo más sugestivo el éxtasis de la contemplación.
Indagamos un poco y obtenemos información interesante. La maqueta tiene sus antecedentes en el año 1987, cuando se crea el Grupo para el Desarrollo Integral de la Capital (GDIC) y se decide iniciar la confección del modelo de la ciudad. Se realizaron varias secciones de prueba, a diferentes tamaños, hasta escoger la escala actual (1:1000). Era la menor dimensión que permitía representar con precisión todos los detalles arquitectónicos y urbanísticos. El primer tablero fue el municipio Plaza de la Revolución, concluido en septiembre de 1988. Desde junio de 1995 fue íntegra y finalmente expuesta al público bajo el concepto de museo.
Sabemos además que en la confección de la Maqueta de La Habana intervinieron arquitectos, maquetistas, escultores y otros especialistas que tomaron como referencia, en los primeros tiempos, una maqueta realizada de La Habana del Este; así como las de importantes ciudades como Moscú, Nueva York, Berlín, Cádiz, Rotterdam y Estocolmo.
Como resultado del arduo y meticuloso trabajo, la maqueta ostenta 22 metros de largo por 10 de ancho, y es una de las más grandes del mundo. Está integrada por 39 tableros cuadrados de dos metros cada uno, hechos de madera dura y contrachapada, que alcanzan una superficie total de 144 metros cuadrados. En total, pesa seis toneladas.
La Habana y su historia
Esta ciudad en miniatura nos cuenta su historia. Así, se diferencian a través de colores los diferentes momentos de su desarrollo. Las zonas distinguidas en marrón pertenecen al período colonial, comprendido entre los siglos XVI y XIX. Si nos fijamos, próximo al mar, descubrimos El Templete, sitio fundacional de la otrora Villa de San Cristóbal de La Habana, rodeado de majestuosas construcciones de la época y de la ciudad de intramuros.
Luego se resaltan con color ocre las obras realizadas de 1900 a 1958, que pertenecen a la etapa republicana. Entre ellas, figuran el Capitolio Nacional, el Gran Teatro de La Habana y los hoteles Nacional de Cuba y Habana Libre, junto a la zona de La Rampa.
Más hacia la periferia, las secciones representadas en marfil muestran el desarrollo de la ciudad posterior a 1959. Los repartos Camilo Cienfuegos y Villa Panamericana, en el este de la ciudad, son ejemplos de ese período. Como dato curioso, supimos que los edificios de la maqueta están hechos de madera de cedro.
Actualización constante
La Maqueta de La Habana, además de mostrar la ciudad y ofrecer una perspectiva integral de sus formas y espacios, desempeña una importante función en la toma de decisiones urbanísticas y arquitectónicas para que la capital crezca de forma responsable y armónica.
Pero el modelo se actualiza constantemente. Se le añaden las nuevas construcciones, las obras en proyecto o las más importantes en proceso de ejecución, cuya materialización sea inminente. De este modo, no sólo podemos ver a La Habana tal como es, sino en sus perspectivas inmediatas de desarrollo. Los inmuebles más recientes se identifican con el color blanco.
Otro ejemplo de cómo refleja la actualidad, es la presencia en la bahía habanera de algún crucero, de esos que en los últimos tiempos llegan cada vez con más frecuencia a la capital cubana.
Después de un rato de disfrute y regodeo, maravillados por ver de cerca a La Habana completa, concluye la visita. Ya casi a la salida descubrimos el horario. Está disponible para el público de lunes a viernes entre las 9:30 de la mañana y las 5:30 de la tarde, y los sábados hasta las 4:30. Por demás, avistamos locales donde se realizan exposiciones, conversatorios y otras acciones culturales, sobre todo con la comunidad circundante y los niños. Toda una experiencia por apenas 3.00 CUC (menos de tres Euros) en el gasto de entrada.
La Maqueta de La Habana Vieja
En Mercaderes, conocida calle de la zona antigua de la ciudad, existe otra representación en miniatura. Es la Maqueta de La Habana Vieja, donde se resaltan detalles de las construcciones y espacios esenciales del Centro Histórico, Patrimonio Cultural de la Humanidad. Quizás sea un buen pretexto para encontrarnos otra vez.
Al autor de la descripción hay que felicitarlo, ha sido muy objetivo, cuando uno lee, tal parece que en realidad está en el lugar.
He tenido un gran placer con esta lectura. Muchas gracias.
Al autor del relato hay que felicitarlo porque ha sido muy objetivo en la descripción. Cuando uno lee, tal parce que está realmente en el lugar. Muchas gracias.
Un artículo de mucho interés sobre todo para los apasionados de este hobby. Gracias por este tipo de contenido, estaré pendiente de más publicaciones así.