Visita El Chanchullero y Madrigal en La Habana

Visita El Chanchullero y Madrigal en La Habana

La hostelería privada en Cuba surge, muy aisladamente, en los años 90 del siglo XX, etapa conocida por los cubanos como «Período Especial». Fue el boom de las «paladares», o cafeterías, negocios que se incrementaron y poblaron La Habana para después extenderse hacia el resto de Cuba.

En la primera década del siglo XXI aparecen los primeros permisos y amparos legales para el desarrollo del sector privado y es entonces que comienzan los bares y cafés privados. Muchos han abierto y cerrado desde entonces. El constante flujo de visitantes de diversas latitudes propició el crecimiento acelerado de negocios dedicados a la gastronomía.

Barman prepara un 'mojito' en el El Madrigal

Ya sea en las tardes o las noches, diversos centros amenizan con sus propuestas a cubanos y foráneos. Hoy le comento sobre dos sitios que se han mantenido en mi preferencia, y la de muchos, a la largo de sus años de experiencia.

El Madrigal de La Habana

Fue el primero que visité. Recuerdo que lo hice en la tarde de un domingo de noviembre. Quería conocer un nuevo lugar en el barrio del Vedado que me habían recomendado unos amigos.

Fachada de la paladar 'El Madrigal' de La Habana

Hacía algunos años Fernando Pérez, un reconocido director de cine cubano, estrenaba su filme «Madrigal» y de ahí creo que proviene el nombre. El lugar coincide en referencias cinematográficas con La Guarida, pionera de las paladares en La Habana que nos remite a la casa de Diego, personaje del filme «Fresa y Chocolate».

Madrigal es un lugar pequeño, decorado con un gusto excelente, en cuyas paredes han encontrado espacio diversos carteles cinematográficos de la época dorada de Hollywood. Estos han sido combinados con piezas de artistas contemporáneos cubanos así como un mobiliario que utiliza elementos como radios o máquinas de coser. El mismo diseño que hoy se conoce como «Havana vintage».

Piano y decoracion de la paladar 'El Madrigal'

Los precios son asequibles, están en un rango de los 7 CUC promedio. Fue en el Madrigal y precisamente ese día de noviembre, que me enamoré del trago «Bloody Mary». Y tengo que reconocer que allí los preparan muy buenos; tanto así que hicieron que regresara una y otra vez a ese lugar.

Paladar 'El Madrigal', fachada y terraza

Del Madrigal me encanta la música, esa que un día te acompaña a través de un buen jazz, un bolero o alguna balada de pop rock famosilla por allá por los años ochenta. Así que en el Vedado, para tardes y las noches de amigos o amantes, por lo ecléctico del mismo, nada mejor que el Madrigal.

Y para una buena tarde, El Chanchullero

Dice Joaquín Sabina en su tema «Peces de ciudad»:

«Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver.»

Y yo reconozco que no le hago mucho caso porque soy muy feliz siempre que voy al Chanchullero.

Turistas disfrutan de cocteles en el balcon de 'El Chanchullero'

Lo conocí un tiempo después del Madrigal, digamos que de la mano de un grupo de amistades. Está en La Habana Vieja, frente a la Plaza del Cristo. Es un lugar sencillo, también ecléctico, muy alegre y para nada pretencioso.

Su ambiente es muy juvenil y ha ido creciendo para mejor porque ahora mismo tiene una terraza que vale «un millón de pesos», como dicen en Cuba. Recuerdo la «Michelada» que tomé por vez primera, sentado en la escalera mientras esperábamos por una mesa.

Lampara y decoracion de la paladar 'El Chanchullero'

Me gusta la música que ameniza el lugar, el ambiente y el servicio. Lo que puede señalársele son las filas o colas que se hacen para entrar, pero vale la pena esperar.

Las tapas son espectaculares y proponen una comida saludable, fresca y muy isleña. Hay gran variedad de platos del mar, sencillos al igual que el acompañamiento de vegetales de estación. Su coctelería propone una variedad de tragos nacionales e internacionales con gran aceptación.

Turistas conversan y disfrutan bebidas en 'El Chanchullero'

En Cuba el término «chanchullero» se utiliza para referirse a las personas que andan enredados en problemas o simplemente aquellos que los crean. Y es que el único problema que crea El Chanchullero son los deseos de no irte y pasar la noche entera disfrutando del lugar, la gente, la coctelería y su excelente comida.

Dos lugares en La Habana

Mojito en la barra de bar habanero

El ser humano gusta de las dualidades. Aunque sabemos que limita nuestro espectro de oportunidades se disfruta de las condiciones, del sí o el no, del aquí o el allá y eso ayuda a decidir muchas veces. La Habana tiene sus dualidades también, una de ellas es La Habana Vieja o el Vedado y hay que saber escoger entre ellas y en cada una de ellas.

Daiquiri junto a la estatua de Hemingway en el bar restaurant 'El Floridita' en La Habana Vieja

Incluso Hemingway tenía sus dualidades:

«Mi Daiquirí en el Floridita y mi Mojito en la Bodeguita.»

Claro que no soy Hemingway, pero quiero terminar este blog también con una dualidad:

«Mi ‘Bloody Mary’ en el Madrigal y mi ‘Michelada’ en El Chanchullero.»

¡Qué buen problema!

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