Monumentos a las víctimas del Maine

Monumentos a las víctimas del Maine

Caminar por el Malecón de La Habana es más que un simple paseo. En un ambiente donde el olor a mar caribeño penetra por los pulmones, como adueñándose irremediablemente de nuestro cuerpo. El tránsito urbano se agita en una carrera de doble sentido por trasladarse de un extremo a otro de la urbe, donde las edificaciones se alzan desafiantes ante el ora tranquilo, ora bravo mar, pero también hay espacio para una clase didáctica de la historia de la Cuba a través de sus monumentos.

A lo largo de la avenida se localizan varios obeliscos que rememoran glorias o momentos trascedentes del pasado cubano. Resaltan las estatuas de figuras que lucharon por la independencia cubana como Máximo Gómez, José Martí y Antonio Maceo, y el Monumento a los Estudiantes de Medicina fusilados durante la etapa colonial.

Detalle del monumento a las victimas del Maine visto desde el Malecon habanero

Pero uno de los que más atrae la atención de los caminantes es el erigido a las víctimas del acorazado Maine, barco estadounidense que explotó en la bahía habanera el 15 de febrero de 1898, que se ubica en la intersección de las avenidas Malecón y Línea, a pocos metros del Hotel Nacional de Cuba, en el Vedado capitalino.

Una inesperada explosión

Monumento a las victimas del Maine, al fondo el FOCSA y los edificios de la calle Linea del Vedado

Las costas habaneras recibieron al USS Maine el 25 de enero de 1898. Se dice que era un buque de guerra de la armada de Estados Unidos obsoleto ya para la época, según los especialistas, por la disposición de la artillería principal y el uso de espolones a pesar de estar hecho completamente de acero.

Medía 98 metros de largo, 17 de ancho y casi siete de calado. Como armamento, llevaba 21 cañones de distintos tipos, cuatro ametralladoras y cuatro tubos lanzatorpedos. Los habaneros de aquel momento observaban con curiosidad desde tierra aquel impresionante barco bélico que, según se rumoraba, había llegado a La Habana con motivo de la guerra entre Cuba y España, para proteger a los estadounidenses que vivían en la isla.

Detalle de la inscripcion dedicatoria en el monumento a las victimas del Maine

Se dice que los marines que formaban parte de la tripulación descendían a tierra en las noches para conocer la ciudad y disfrutar de las famosas fiestas habaneras. Eran hombres jóvenes en su mayoría, que pasaban el servicio militar y tenían la esperanza de llegar sanos y salvos a sus hogares; sin embargo, en la noche del 15 de febrero, cuando todavía no eran las diez, una terrible explosión sacudió a La Habana. El USS Maine había volado en pedazos que caían ardiendo sobre las aguas y las orillas de la bahía, llevando a 266 víctimas por el sueño eterno.

Un suceso inspirador

Detalles del monumento a las victimas del Maine visto desde la Tribuna Antimperialista de la Habana

Aquel lamentable hecho trajo consigo una polémica sin precedentes en la historia de la guerra cubano – española, pues Estados Unidos intervino en ella, culpando a España del suceso. Por su parte, el gobierno español desmentía las acusaciones y coincidía con muchos cubanos en que se trataba de un ataque autoinfligido para entrar en el conflicto bélico y quitar a España del camino, objetivo que finalmente se logró.

Lo cierto es que en 1926, por iniciativa del ingeniero Félix Cabarrocas y el escultor Moisés de Huerta, se creó un espléndido monumento de granito, plagado de simbolismos en conmemoración de las víctimas inocentes que perecieron en el estallido.

Para conformar el conjunto, se tomaron algunas cadenas, cañones y un fragmento de proa pertenecientes al acorazado, que fueron rescatados cuando se ordenó su retirada de las profundidades del puerto habanero en 1912.

Coches antiguos americanos de los años 50 circulan alrededor del monumento a las victimas del Maine

Estos elementos se dispusieron armónicamente sobre la base de granito cuidadosamente esculpido, que por su dureza simboliza la fortaleza de los sentimientos de los cubanos. Dos columnas gemelas y a escasa distancia una de otra se dispusieron sobre los restos del barco, y se dice que significan la soberanía de los pueblos de Cuba y Estados Unidos.

Originalmente, la cúpula del monumento fue coronada con un águila que alzaba el vuelo en dirección norte. Dispuestos en torno al obelisco, tres bustos de los políticos estadounidenses William McKinley, Leonard Wood y Theodore Roosevelt dejaban constancia del grado de dependencia de la isla de Cuba con respecto a Estados Unidos.

Plaza y monumento a las victimas del Maine vista de la terraza del Hotel Nacional de Cuba

Dos bajorrelieves alegóricos a los dos hitos del Maine que marcaron a los cubanos: su triunfal entrada a La Habana y la derrota de su hundimiento, se incluyeron como parte de la artística estructura, a la que se sumó una tarja con los nombres de las 266 víctimas inspiradoras del conjunto escultórico.

El monumento al Maine hoy

Vista nocturna del monumento a las victimas del Maine, visto desde la calle Linea

Casi un siglo tiene el Monumento a las Víctimas del Maine y aún sorprende a quienes se acercan para admirarlo. Su ubicación privilegiada frente al mar es un singular homenaje a quienes antaño lo recorrieron de proa a popa. Eriza la piel imaginar que un día esas cadenas, cañones y el pedazo de proa formaron parte de un barco tan simbólico, casi un «Caballo de Troya» que en tan sólo segundos fue hecho pedazos.

No puede dejar de pensarse en aquellos hombres que perdieron su vida en plena juventud, llenos de esperanzas, ávidos por conocer más el mundo y ansiosos por descubrir nuevas aventuras.

Plaza del monumento a las victimas del Maine

El monumento actual ha experimentado cambios con relación al original. Ya no se conservan ni el águila ni las esculturas de los políticos estadounidenses, pues en 1961 se ordenó la supresión de estos elementos. En su lugar, pueden leerse las palabras grabadas en una tarja que evoca el sentimiento de los cubanos en relación con el hecho:

«A las víctimas de El Maine que fueron sacrificadas por la voracidad imperialista en su afán de apoderarse de la isla de Cuba.»

Monumento recientemente restaurado

Coche americano de los años 50 por el Malecon, cerca del monumento a las victimas del Maine

Con motivo del deterioro que provoca la exposición al sol, la lluvia y el salitre, el Monumento a las Víctimas del Maine estaba en pésimo estado de conservación. Sin embargo, en 2016 fue sometido a una restauración capital que le devolvió su esplendor original y evocatorio. Un sitio junto al mar para detenerse y volver sobre los intensos momentos de la historia de Cuba.

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