Los altares yorubas en Cuba

Los altares yorubas en Cuba

Es cierto que cada individuo decide en qué creer, a quien venerar y cómo afrontar su espiritualidad. La religión puede ser un asidero de tranquilidad, estabilidad emocional y corporal, una manera de encontrar alivio o consuelo, esperanzas…hoy hablaremos de los altares yorubas en Cuba.

En Cuba las creencias son muchas. Lógicamente, en un país con tanta historia y diversidad cultural, con tantas influencias foráneas y complejidades contemporáneas, no debía ser de otra manera. Es muy fácil percatarse de ello mientras se camina por La Habana, sobre todo cuando se conoce un poquito de la historia de la religión en Cuba. La música, las construcciones, la forma en que se expresa su gente es muy exuberante y reveladora.

La religión yoruba en Cuba

Si llega hasta Cuba es muy probable que escuche mencionar algo sobre la religión afrocubana o yoruba, porque entre las religiones que se practican en el país, es una de las de mayor arraigo y seguidores.

Hace siglos los aborígenes profesaron su religión y sus cultos, aunque estos no pasaron a otras generaciones debido a la extinción aborigen en el país. Los colonizadores españoles trajeron el catolicismo, como en el resto de Latinoamérica, que sí se generalizó. Los esclavos provenientes de África también vinieron con sus creencias y dioses. Hasta los chinos, hindúes y árabes que allí se asentaron dejaron rastros de su religión y su cultura en la Mayor de las Antillas.

No es de extrañar entonces que escuche siempre hablar sobre mestizaje o mezcla cultural. Sin embargo, las creencias que trajeron los negros africanos que llegaron a Cuba durante la colonización, ha permanecido de forma peculiar. Las similitudes con la religión católica que adquirió con el paso de los años, y a lo que llaman sincretismo religioso o santería, son apreciables en las iglesias, altares hogareños y en el imaginario propio de los cubanos.

Esta religión se basa en un panteón de santos u orishas que se encargan de velar la vida en la tierra y se supeditan a una especie de «dios todopoderoso» llamado Olodumare. Cada santo tiene su carácter, basado en los «pataquíes» o historietas relacionadas con su existencia en la Tierra, su color, sus instrumentos, lugares y animales propios. El religioso tiene un santo protector, al que se deben fundamentalmente sus rezos, aunque cada orisha es importante en algún momento de su vida.

Los altares yorubas en Cuba¿Cómo se conforma?

Existen varios métodos de adivinación y de comunicación con los santos. Uno de los mediadores más llamativos entre los hombres y sus dioses en la religión afrocubana son, sin dudas, los altares yorubas. La tradición de venerar algo o a alguien mediante un altar, no es exclusiva de esta religión. La humanidad, de una forma u otra, siempre ha buscado vías de contacto con el más allá; baste solo mencionar el sinnúmero de iglesias y catedrales del mundo, un sitio para adorar y pedir a los dioses, un intermediario entre el hombre y el cielo.

Así mismo sucede en la religión afrocubana, pero las formas, las dimensiones varían, a los orishas no se le construyen grandes y majestuosas iglesias, sino que cada practicante dispone sus altares como puede, siempre siguiendo normas básicas, relacionadas a las características del santo.

Las viviendas religiosas y sus altares

Es muy interesante ver la variedad de altares yorubas que se encuentran en las casas cubanas. Cada cual dispone un espacio en su hogar para venerar a sus santos. Solamente el hecho de pertenecer a esta religión supone tener una serie de instrumentos y objetos que le son entregados al practicante en su iniciación y que representan los principales santos que entran en la vida del religioso, Orula, Ozun y los guerreros Eleggua, Oggun y Oshosi.

Por ejemplo, es muy común ver a la entrada de las viviendas o detrás de la puerta principal de la misma una vasija de barro con una especie de muñeco de yeso en su interior adornado con caracoles, plumas y piedras. Ese es Eleggua, el santo que abre y cierra los caminos, y se le considera uno de los más milagrosos e importantes. A este santo se le rinde tributo y se le pide mediante monedas, dulces y caramelos fundamentalmente, porque se dice que es un niño.

Por otro lado, puede encontrarse con una vasija pequeña, verde y amarilla que representa a Orula, el máximo rector de la casa. Según los preceptos de esta religión, a Orula se le atiende los domingos y también tiene una serie de comidas, hierbas y objetos que se le consagran. A su lado se encuentra Ozun, el mensajero de Orula, simbolizado con una peculiar figura con un gallo de hierro en su punta.

Otra vasija de barro se dedica a los guerreros, cada uno con sus instrumentos representados en miniatura. Con estas tres vasijas se conforma quizás el altar yoruba más sencillo, el que probablemente encontrará en muchos hogares, unos más a la vista que otros.

¿Cuándo se conforma un altar yoruba?

Sin embargo, muchos religiosos prefieren adornar a sus santos con mantos de colores y otros muchos objetos. Cuando un practicante se hace santo o «babalawo» entran a su hogar otros orishas y poderes. Por eso, es frecuente encontrar una gran vasija amarilla por ejemplo, dedicada a Oshún, o azul para Yemayá, blanca para Obbatalá, cuchillos, martillos y machetes para Shangó, y así, según los santos más importantes en la vida de cada religioso. Generalmente, el primero que se dispone es el del orisha protector o ángel de la guardia.

Durante determinados días o épocas del año, se conforman grandes altares y se realizan fiestas y conmemoraciones. Una de las más comunes es el 4 de octubre, el día de Orula o el 17 de diciembre, el día de San Lázaro. En estas fechas cada religioso rinde tributo a los santos de manera especial, se compran muchos dulces variados, se hacen ofrendas de todo tipo, un gran espacio de las casas se utiliza para conformar un altar lleno de colores y representatividad.

Cada santo se dispone y se adorna según sus características, con comida, bebida, velas, hierbas, sábanas y mantos de colores, estampas, esculturas de santos católicos, campanas, etc. La magnificencia del altar depende del religioso y sus posibilidades económicas también, porque cada santo requiere de atenciones específicas.

Asimismo, cuando hay una iniciación para convertirse en «santero» o «babalawo» se conforma un altar, o cuando se celebra el día en que el individuo se inició. Algunas veces, el propio santo pide la ceremonia por diferentes motivos relacionados con la situación actual del religioso y sus necesidades. En muchos casos, estos cultos vienen acompañadas por la música. Existen tres maneras de cantarles a los santos: mediante los tambores, los güiros o el violín.

Estos eventos son una buena oportunidad para conocer un poco esta religión, porque las fiestas en su mayoría se realizan a puertas abiertas y cualquiera puede pasar por allí y saludar a los santos aunque no sea creyente. Es fácil percatarse de las ceremonias, el sonido de los tambores y el güiro es muy característico y retumba en cualquier sitio. La gente baila, bebe y comparte. Es una oportunidad donde se reúnen las familias religiosas, es decir, las que pertenecen a una rama de babalawos de tradición.

Las hibridaciones religiosas en los altares yorubas

Otra de las características más llamativas de los altares yorubas, y que es muy fácil de reconocer, es su mezcla con otras creencias como el catolicismo, el espiritualismo y el oscurantismo, por ejemplo. En las viviendas también puede observar vasos espirituales, rosarios, estampitas de santos católicos, la figura del indio o la gitana, representada con muñecas, relacionados con los muertos y los ancestros, y hasta los ya mundiales ojos que todo lo ven y que espantan el «mal de ojo».

Altares yorubas en Cuba

Es muy característico ver cómo los religiosos, en el momento de plantearse sus actos de culto y veneración incluyen prácticas que no están ligadas directamente con la religión afrocubana. Es que, como dice el refrán:

«En Cuba, el que no tiene de congo tiene de carabalí.»

Otra manera de conocer Cuba y su cultura

Los caminos y complejidades de la religión yoruba en Cuba, una creencia fuertemente sincretizada y «cubanizada», son muy palpables en los cubanos y su cultura. Cada vez esta religión gana más adeptos. ¿Por qué será? Pues no lo sé, pero sí es seguro que es sistema fascinante, con muchos detalles y atractivos, con muchos seguidores y detractores, pero sobre todo es una religión muy viva.

Y los altares yorubas son una muestra de ello. Desde los más sencillos hasta aquellos exuberantes y despampanantes, todos son actos de fe muy peculiares, que cada practicante exhibe y conforma de acuerdo a sus posibilidades y creencias. Siempre hay excesos, como en todo acto de fe, pero para el visitante que se acerca a Cuba, resulta un fenómeno histórico, cultural y religioso muy auténtico y revelador, es otra llave que abre las puertas para conocer más a la Mayor de las Antillas caribeñas.

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