Llegamos a La Habana con la intención primaria de recorrer todo el país, hacer una especie de road trip por Cuba, de Oriente a Occidente. Habíamos estado en otras ocasiones allí, pero nos restringimos siempre a la capital cubana.
Esta vez el plan era pasar unos días en la playa, luego alquilar un coche y comenzar el recorrido. Un amigo nos sugirió planificar muy bien las cosas desde nuestro país, para evitar malentendidos y cualquier molestia. Esa fue la mejor decisión.
De nuestra travesía por Cuba
No pudimos rentar un coche en La Habana, todo estaba reservado. Pensamos entonces cambiar la estrategia e irnos de mochileros por la carretera y montarnos en lo primero que apareciera. El destino de partida que escogimos fue Guardalavaca, una estupenda playa en la provincia de Holguín, considerada de las mejores del oriente del país.
Preparaciones para el viaje
La opción de reservar un hotel era buena, porque según investigamos Guardalavaca es una zona muy turística y los hoteles son los sitios más confortables para la estancia. Sin embargo, nuestro afán aventurero nos llevó a decidirnos por una casa particular, Brisas del Mar, a solo unos pasos de la playa.
Gracias a la dueña del inmueble, conocimos a Ernesto, el administrador de la página de reservas. Le comentamos vía internet nuestro problema para reservar un auto y este rápidamente nos contactó con una agencia de renta de coches en Guardalavaca. Luego de algún que otro papeleo y demoras, logramos reservar un auto, que tomaríamos al final de nuestros tres días de sol y playa.
El próximo paso era garantizar nuestra llegada a Playa Guardalavaca desde La Habana. Después de confrontar criterios y valorar opciones: taxis colectivos, taxis privados, ómnibus, camiones… nos pareció lo más razonable y económico tomar un ómnibus Vía Azul que nos llevara hasta Holguín. Allí podríamos tomar un taxi colectivo para llegar a Guardalavaca.
Hasta ahí nuestro plan. Luego de tomar el auto, nuestros destinos no eran muy precisos, pero bueno, en ese momento ya no importaría, tendríamos plena libertad de movimiento. Le sugiero que si desea hacer un road trip por Cuba, descargue un mapa offline primero de toda la isla, es una ayuda imprescindible.
Nuestro primer destino: Guardalavaca
De acuerdo a lo planificado sucedieron las cosas. En La Habana tomamos el ómnibus hasta Holguín, un viaje largo, pero como era de noche, no resultó tortuoso. Lo más incómodo era que el chofer hacía paradas en cada una de las provincias por las que pasábamos y el tiempo se extendía entonces, pero por lo demás, unas buenas horas de sueño y descanso.
Al llegar a Holguín, el propio chofer nos sugirió un taxista que en unos 10 minutos estuvo allí para llevarnos. En una hora aproximadamente llegamos a Guardalavaca.
Confieso que al entrar a la encumbrada zona donde se ubicaba la «casa particular», pensamos que habíamos sido timados, que se trataba de una casucha en malas condiciones. Pero cuando entramos nos dimos cuenta de que estábamos equivocados. Como sucede en muchos sitios de Cuba, todo lo que parece, no es…
En Brisas del Mar nos quedamos
Estábamos en la punta de una pequeña elevación, mirando al mar, con la paz y la calma siempre añorada. Brisas del Mar fue sin dudas una decisión acertada y su propietaria junto a los vecinos en general fueron encantadores con nosotros.
Enseguida bajamos al mar donde encontramos algunos grupos de personas, pero el sitio estaba prácticamente vacío. Era el paraíso, necesitábamos esas horas de baño para refrescar del largo viaje. Después de disfrutar al máximo del mar, empezamos a pensar dónde cenar.
No hay muchas opciones de restaurantes de calidad en Guardalavaca
La realidad es que no hay mucha variedad gastronómica en esta zona, exceptuando los hoteles. Fuimos a un restaurante estatal, llamado así porque pertenece al gobierno cubano. Se llamaba El Ancla, y solo quedaba a unos metros de la casa de alquiler. El sitio también estaba privilegiado por sus vistas y su cercanía al mar. Pero el servicio no nos agradó, la comida estuvo bien, pero no se equiparaba con los altos precios y la poca variedad. De todas maneras, comer pescado fresco siempre viene bien.
Caminata por la costa de Guardalavaca
El próximo día decidimos caminar un poco y conocer Guardalavaca. Esta zona se encuentra en plena expansión hotelera y turística. El centro donde cubanos y foráneos se reúnen, donde hay mayor movimiento es el Centro Comercial que dispone de varios mercados y restaurantes de comida rápida. Allí picamos algo, pero resultó ser una pésima elección, demoraron muchísimo para atendernos y la comida era un desastre.
Pero en general es una zona muy viva, con música y personas transitando hacia la playa. Continuamos recorriendo la costa, atravesamos varios hoteles que se suceden uno al lado de otro hasta llegar a un sitio diferente, con una arena más rocosa y pequeñas casas de pescadores a su alrededor.
Nos habíamos alejado bastante y decidimos almorzar en un pequeño restaurante llamado La Uva, que en aquel momento era solo para nosotros. Para nuestra sorpresa la atención y la comida fueron excelentes. El pescado frito no tenía comparación con los que habíamos probado anteriormente. Así que al final, la excursión surtió un efecto muy positivo. Regresamos en las llamadas carrozas tiradas por caballos que siempre circulan por la zona.
Disfrutamos del sol y de una pequeña fiesta que tenía lugar en la playa, suponemos que auspiciada por alguno de los hoteles. Intentamos como siempre bailar un poco de salsa cubana, sin mucho resultado, pero valió la pena el intento.
Los vecinos de la casa nos sugirieron un restaurante muy cerca de El Ancla, así que allí fuimos a cenar. Es cierto que la calidad y la variedad eran mucho mejores, pero sin sorpresas.
Playa Pesquero
Al otro día hicimos una excursión hasta Playa Pesquero, otra playa a unos pocos kilómetros de Guardalavaca. Un taxista nos dejó allí y nos recogió en la tarde. En Playa Pesquero aprovechamos las sillas del hotel y nos sentamos en la arena. Abusamos de la pereza y permanecimos sin hacer nada durante horas, tomando el sol y bañándonos en el mar. Esta playa es igual de hermosa que Guardalavaca, aunque más pequeña.
Noche a lo cubano
Cuando regresábamos en el taxi, el chofer nos invitó a una noche a lo cubano, con música, dominó, ron y pescado frito. Nos encantó la idea, pasamos una noche muy agradable. Había jugado dominó antes, pero en Cuba es diferente, el dominó tiene muchas connotaciones y no se trata solo de engarzar fichas con el mismo número.
Allí escuchamos las ideas de los cubanos, casi todos eran campesinos o pescadores, así que hablaban de sus labores diarias en el campo. Era increíble la sencillez, la simpatía y espontaneidad de aquellos hombres. ¡Una noche inolvidable!
Nuestro último día en Guardalavaca fue corto. Aprovechamos la mañana para un baño de mar rápido y nos alistamos para ir hasta la agencia de renta de coches. «La China» y su familia nos despidieron, invitándonos a volver. Cuando llegamos a la agencia comenzó a llover a cántaros. Pero esa ya es otra historia.
Encontramos la paz y la tranquilidad en Guardalavaca
Nuestra visita a Playa Guardalavaca fue el motor de arranque para comenzar nuestro viaje por Cuba. La tranquilidad, las aguas cristalinas, la brisa del mar y el contacto con los pueblerinos hicieron especiales y magníficos nuestros tres días en Guardalavaca. Los suyos… le sugiero los planifique también.