Arte en el Cementerio de Colón

Arte en el Cementerio de Colón

Todos lo conocen como el Cementerio de Colón, el sitio del descanso infinito de muchos cubanos y extranjeros en La Habana, el inicio del viaje a la eternidad. Para otros, el espacio del último adiós o del reencuentro seguro.

Replica de la Piedad de Miguel Angel

Fue inaugurado en un terreno de la calle Zapata, del Vedado capitalino, el 30 de octubre de 1871 y es considerado como uno de los más importantes a nivel mundial, a la par del Staglieno, en Génova, Italia y el de Montjuic, en Barcelona.

Escultura de Angel en el Cementerio Colon de La Habana

Tranquilo, apacible, inmerso en un entorno poblado de vegetación que adorna a la vez que confiere sombra, el Cementerio de Colón es mucho más que un lugar de reposo. Resalta por constituir un enorme museo a cielo abierto, una galería con grandes valores escultóricos, arquitectónicos y obras de los principales artistas de ese país.

Valores artísticos de la Necrópolis

Monumento a los Bomberos en el Cementerio Colon de La Habana

Grandes esculturas, cúpulas, vitrales, arcos y lujosos mausoleos pueblan la necrópolis más importante de Cuba y la mayor de América. Sus 57 hectáreas se distinguen por la abundancia de mármol de Carrara, de granito y pizarra, profundos valores historiográficos, reflejos de la espiritualidad y la ideología del cubano. Combina fosas comunes con panteones que exponen múltiples estilos arquitectónicos y materiales de construcción representativos de diversos momentos de la historia nacional. Incluso, curiosamente algunos eran copias en miniatura de las viviendas de sus dueños, poseían teléfono y electricidad.

Angel Androgino, Cementerio Colon de La Habana

Desde el exterior, resalta el gran pórtico que sirve de entrada principal. Sus 21 metros de altura se coronan con un conjunto escultórico del cubano José Vilalta de Saavedra, hecho en mármol de Carrara, que representa las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad. Al traspasarla, dos calles principales se entrelazan en forma de cruz y acogen en su centro una Capilla donde se da el último adiós a los difuntos y se realizan otras ceremonias religiosas.

Tumbas y leyendas especiales

Capilla Central del Cementerio Colon de La Habana

Como todo lugar vinculado a la vida y la muerte, el cementerio encierra sitios especiales y grandes mitos e historias que comenzaron a fraguarse desde el momento mismo de su fundación. Resulta que Calixto Aureliano de Loira Cardoso, arquitecto a cargo del proyecto original, fue el primer difunto enterrado en el camposanto. Le seguirían muchos, hasta sumar los dos millones, y unas 56 mil tumbas para acogerlos.

Entrada Sur del Cementerio Colon de La Habana

Quizás las de mayor renombre sean las de los bomberos fallecidos en el incendio de la Ferretería Isasi en 1890, majestuosa y de grandes dimensiones, ubicada en la calle principal, y la de La Milagrosa, sin dudas, el objetivo con mayor número de visitantes. Cuenta la leyenda que la joven Amelia Goyri falleció tras dar a luz y fue enterrada con su bebé entre las piernas, como era tradición. Al ser abierto el sepulcro, tiempo después, el cadáver adulto tenía a la niña en sus brazos, tal como se puede ver hoy en la escultura que marca su sitio de descanso. Desde entonces, le llamaron La Milagrosa y muchos llegan hasta ella a pedir salud para las embarazadas, los niños pequeños y los necesitados.

Tumba de Rinti el perrito fiel

Pero son incontables las historias que han ganado un espacio en el imaginario popular: la de Leocadia y Hermano José, una respetada y famosa médium y su guía espiritual; la de Eugenio Casimiro Rodríguez, la única persona enterrada de pie en la necrópolis; la del perrito que falleció de tristeza sobre la tumba de su dueño; la del joven proxeneta Yarini y su dama Berta; la de Catalina, según muchos, la primera mujer que se divorció en la Isla, que yace junto a su gran amor, Juan Pedro o la de Modesto y Margarita, enterrados en la denominada “Tumba del amor”, donde un epitafio pide al caminante unos pensamientos de amor y paz a la pareja que en vida sólo pudo gozar de una felicidad efímera.

El Día de las Madres

La Milagrosa, Cementerio Colon de La Habana

Hay un día especial en la cotidianidad de este Cementerio: el Día de las Madres. El segundo domingo de mayo, sus calles se repletan. Se organiza una gran feria de flores en las afueras, se disponen suministros adicionales de agua y de transporte, se revoluciona la necrópolis. Cientos, o quizás miles de cubanos, llegan a este sitio para recordar a sus seres queridos, a las madres de sus familias, en un ritual que tiene en medio de la añoranza y la ausencia, un tono de agradecimiento, entrega y eterna celebración a la vida y al amor.

Vista general del Cementerio Colon de La Habana

Todas estas historias y las maravillas visuales de la necrópolis pueden ser apreciadas con sólo llegar hasta allí y solicitar un guía para hacer recorridos previamente diseñados que garantizan el conocimiento y el disfrute, la admiración y el asombro. Hay rutas temáticas con énfasis en la arquitectura, en la escultura, en el legado martiano, en la historia general del recinto y las personalidades que yacen en él.

Un monumento a la humildad en el Cementerio de Colón

 

Entre las esculturas del cementerio, una se distingue de modo particular. Se trata del Monumento al Hombre Común, en las fosas corrientes donde reposan aquellos que no tienen una tumba o una escultura propia que los inmortalice.

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