El arte a nivel mundial, y específicamente, las artes visuales, está en constante revolución, en consecuencia también al acelerado progreso de la sociedad. Las nuevas tendencias y maneras de intentar explicar el mundo mediante el arte, pasan a veces desapercibidas ante los ojos del público. El arte gestual, el arte público, el performance y hasta el llamado gameart, han ido mutando, se han camuflado, hibridado, expandido.
Ante nuevos derroteros y maneras de comercializar el arte, el artista también ha mutado. La llamada posmodernidad ha revalorizado muchas formas de pensamiento y expresión. La paleta de colores se ha ampliado.
En medio de una geografía compleja, cambiante, que poco a poco se está insertando con más fuerza en el mercado mundial, el arte cubano se enfrenta a muchas transformaciones. No es menos cierto que la historia ha revelado grandes pintores y artistas de talla internacional, baste solo mencionar al gran Wifredo Lam o a Alexis Leyva, «Kcho»; pero la nueva generación ha despertado en otra Cuba.
¿Qué son los Estudios-Taller en Cuba?
Hasta hace pocos años la figura del curador en Cuba tenía una relevancia importante. Si un curador de nombre trabajaba con un artista era muy probable que las exposiciones fueran un éxito. Sin embargo, el panorama actual es otro. El curador, por no hablar del crítico, ha ido quedando relegado porque ahora el propio artista es capaz de encumbrarse mediante otros métodos.
Como la extendida teoría del autor ha hecho de muchos cineastas grandes escritores, actores, productores y directores a la vez, el artista plástico se convierte también en crítico, curador y comercializador. Quizá piense que es un fenómeno mundial que por largos años se ha comportado así, pero en Cuba alcanza otras causas y consecuencias.
Aún son insuficientes los espacios para exhibir y mercadear las obras de arte en la isla caribeña. Existe un sistema de galerías institucionales que rigen lo que se expone o no en el país. Fuera de estas, no está permitida la apertura de galerías privadas, lo cual constituye una real traba para muchos artistas en Cuba.
A partir sobre todo, de la pasada Bienal de La Habana, donde hubo una gran afluencia de público de todo el mundo, muchos artistas comenzaron a mostrar sus obras desde sus casas o estudios de trabajo. Era una manera más cómoda e inteligente de hacer llegar a todos su arte, además de que se ahorraban la mediación de la institución en la compra – venta de piezas.
Esa nueva realidad se fue ampliando cada vez más. El artista disponía de su espacio o de un local rentado, para vender y exhibir su arte a los muchos visitantes interesados en la materia. Las galerías de arte de La Habana y los centros institucionales no dejaron de ser de importancia para ellos, pero esta era otra alternativa para mostrar su trabajo.
Una tendencia con muchas aristas…
Así, actualmente se ha conformado en La Habana una amplia red de Estudios-Taller u «Open Studios», donde además se realizan conversatorios sobre arte, inauguraciones y fiestas. También les llaman Casa-Estudio, Casa-Taller o Galería-Taller. El circuito entonces para ver arte en Cuba se ampliado muchísimo. Por supuesto, esta expansión ha sucedido sobre todo en su capital, centro sustancial del arte cubano, aunque ha llegado también al resto de las provincias.
Otro fenómeno curioso, que delata la buena salud del arte contemporáneo cubano, es el regreso al país de muchos artistas que habían emigrado por variadas razones, artistas que también han abierto sus estudios y se han insertado en la competencia. Incluso, creadores que viven fundamentalmente en otro país, mantienen su espacio en La Habana.
Por supuesto, existen algunos Estudios-Taller que gozan de más fama que otros, que diríamos conforman el mainstream de los espacios privados y que organizan recorridos turísticos, intercambios entre instituciones y universidades del mundo y exposiciones con artistas cubanos y extranjeros.
Algunos ejemplos: “El Apartamento”, que reúne una importante nómina de artistas cubanos contemporáneos; “Artista x Artista”, la galería de Carlos Garaicoa, uno de los artistas más descollantes de las últimas décadas, ambas en el Vedado; el estudio de Sandra Ramos, en el moderno barrio de Kholy, y por último el «Estudio-Taller Gorría», de otro joven artista cubano, Adán Perugorría, en La Habana Vieja.
Por otra parte, hay tendencias más comerciales y expandidas, incluso apoyadas por la institución, que han alcanzado relevancia internacional como Fusterlandia en la periférica zona de Jaimanitas, un barrio casi completamente intervenido por las figuras de Fuster, el artista, que a la manera de Gaudí, ha hecho de su casa y de la localidad un lugar pintoresco y auténtico, lleno de arte y de cubanía.
En otras provincias…
No es menos cierto que muchos artistas siempre buscan las grandes capitales y ciudades como estrategia para promocionar mejor su arte. En Cuba, a veces es difícil concebir una obra desde las llamadas periferias; es decir, desde otros puntos del país que no sea La Habana.
En el resto de las provincias, aunque con menos fuerza, también el arte se muestra de la mano de sus protagonistas. Por ejemplo, en Pinar del Río radica el estudio del onírico pintor cubano Pedro Pablo Oliva. Otro ejemplo diferente pero llamativo se encuentra en la ciudad colonial de Cuba, Trinidad, en «La Casa de Yudith», una artista muy ligada a su tierra y sus tradiciones, que muestra a los visitantes sus trabajos por colecciones y hasta los que están en proceso de terminación.
De esta manera se han articulado un número importante de Estudios-Taller en La Habana y el resto de Cuba, una alternativa que muestra otras posibilidades al artista. Esta realidad también ha suscitado el intercambio artístico porque se realizan exposiciones colectivas en estos espacios aunque pertenezcan a un solo artista, por ejemplo.
Nuevos espacios, nuevas opciones para conocer el arte cubano
Es un momento muy prolífico para el arte cubano, sobre todo a esperas en el próximo año de la Bienal de La Habana, uno de los eventos más importantes del arte a nivel mundial. El artista tiene ante sí el reto de hacerse valer ante una competencia cada vez más fuerte. Él se ha convertido en crítico y curador de sus obras, en galerista y comerciante para hacerla conocer.
Si le interesa el arte, si quiere descubrir realmente su realidad en Cuba, su sentido, sus demonios y preocupaciones, no se quede solo con las galerías de arte, intervenga esos otros espacios que han marcado una especie de tendencia, sobre todo en La Habana, y que guardan la obra de buena parte de la vanguardia artística cubana más joven.