La fuerza que tiene la rumba le viene de los antiguos toques africanos. Aunque es un género en sí, su influencia se nota en muchísimos otros ritmos populares de la isla. La rumba es hija de la vida en comunidad de los solares y los barrios pobres de Matanzas, La Habana y otras ciudades cubanas. Se canta de manera peculiar, se baila en curiosas danzas de pareja, y su corazón es la percusión en tambores llamados «tumbadoras» y los sencillos cajones de madera, como los que se usaban en los puertos para guardar pescados.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), reconoce a la rumba y las prácticas culturales asociadas a ella como «Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad». De ella dijo:
«Es la expresión de un espíritu de resistencia y autoestima, así como un instrumento de sociabilidad que enriquece la vida de las comunidades…»
Por lo tanto, está claro. No puede irse de Cuba sin dejarse llevar por la energía del tambor, y el momento idóneo es el XI Edición del Festival Internacional Timbalaye «La Ruta de la Rumba».
El baile nos está llamando
Esta popularísima danza puede realizarse con otra persona, o en solitario. Los tres estilos que existen de rumba son el «yambú» y la «columbia» ambas surgidas en Matanzas, y el habanero «guaguancó». Sus características particulares son transmitidas por generaciones, un tesoro popular que está siendo investigado y visibilizado por Timbalaye, institución con veinte años de experiencia como promotora de viajes para conocer este patrimonio.
Timbalaye organiza cada verano el festival la «Ruta de la Rumba», que este año tuvo una antesala, una especie de pre festival, el 17 y el 18 de agosto en Sagua la Grande, ciudad al norte de la central provincia de Villa Clara, también reconocida por su tradición rumbera, expresada, por ejemplo, en la Casa Templo de Santa Bárbara, y en el Cabildo Kunalumbo «San Francisco de Asís» en homenaje al 210 aniversario de su fundación.
El programa incluyó recorridos por el centro histórico urbano, conferencias en el Museo de la Música Rodrigo Prats Llorens, y presentaciones musicales en plazas públicas. También la visita al cercano y encantador pueblo de pescadores Isabela de Sagua.
Lo mejor para el Festival Timbalaye
La edición once del evento se celebra del 23 al 31 de agosto, dedicada especialmente a México, país invitado de honor. El Festival Timbalaye «La Ruta de la Rumba» festeja el medio milenio de la fundación de La Habana y de la ciudad mexicana de Veracruz.
La vicepresidenta del festival Irma Castillo explicó a la prensa:
«El evento busca reconocer el legado histórico y cultural de la presencia africana en Cuba, el Caribe y América Latina, a partir de su patrimonio vivo.»
La inauguración se pactó para el 23 en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), una mansión de inicios del siglo XX ubicada en la esquina de las calles 17 y H del Vedado. Allí habrá un coloquio internacional sobre nuevas rutas de cooperación para el desarrollo económico, cultural y turístico de Latinoamérica y el Caribe, en el que disertarán el escritor y etnólogo cubano Miguel Barnet, así como el mexicano Enrique Vargas, director del espacio cultural iberoamericano de la Secretaría General Iberoamericana.
De México también participarán en el diálogo el presidente de la Asociación para la Cultura y el Turismo de América Latina, Armando Bojórquez, junto a la importante poetisa Nancy Morejón, entre otras personalidades de ambos países.
Rumbeando por los barrios de La Habana
Llegar a la historia viva de las comunidades es la visión de Timbalaye, por eso durante todo el año desarrollan el proyecto «Viviendo en los Barrios», una ruta hasta focos folklóricos de Matanzas y La Habana. Según los organizadores, pretenden favorecer en las generaciones jóvenes la memoria de la rumba, resaltar valores positivos y las raíces identitarias:
«Es un proyecto que tiene como propósito fomentar el valor de la cultura popular en la comunidad y promover una actitud participativa vinculando el arte y el pueblo. Igualmente, estimular un sentido de pertenencia a partir del patrimonio vivo de la Rumba, las manifestaciones folklóricas y las diferentes expresiones artísticas.»
En cada barrio al que llegan se hace una feria cultural con exposiciones de arte, ventas de libros, demostraciones de la tradición culinaria, conferencias, espectáculos y conciertos.
«Viviendo en los Barrios» tendrá un momento especial en el día inaugural, cuando se realice el proyecto en La Cuevita (6:00 pm), del municipio habanero de San Miguel del Padrón, una de las zonas de gran tradición rumbera.
Más de la cartelera y con artistas internacionales
El Festival Internacional Timbalaye será una gran fiesta de música tradicional cubana. Grupos de rumba se presentarán en varios escenarios. El 24 de agosto habrá homenajes en el Teatro América al gran artista cubano Benny Moré, «El Bárbaro del Ritmo», por su centenario.
También participan extranjeros como el arpista Delfino Guerrero y la cantante Fabiola Jaramillo, ambos de México, quienes se incluyen en un espacio que tendrá Timbalaye en el Carnaval de La Habana, festividad que también se desarrolla en agosto.
La parte del programa a cumplir en la capital cubana prevé recorridos por el Centro Histórico de la Habana Vieja, Patrimonio de la Humanidad. También clases de bailes populares y folklóricos en la Escuela de Arte Alejo Carpentier (L y 19, Vedado), y el 25 de agosto una gran jornada en el céntrico Pabellón Cuba.
Matanzas es otro destino importante del onceno festival Timbalaye, pues el 26 de agosto se visitará el Castillo San Severino, donde radica el Museo de la Ruta del Esclavo.
En la llamada «Ciudad de los Puentes» habrá conciertos con las agrupaciones Jóvenes Rumberos, Afrocuba, Siete Potencias, Ité Arabó, Guataco de Cunancheto, y los emblemáticos Muñequitos de Matanzas.
Conocer la rumba cubana
La rumba nació en el siglo XIX, pero se mantiene vital. Algunos músicos cubanos contemporáneos la consideran el género de mayor evolución entre los ritmos de la Perla Antillana, componente fundamental de la salsa. Timbalaye es una oportunidad irrenunciable para adentrarse en su mágico y alegre mundo.