La calle Obispo nació casi con la mismísima Villa de San Cristóbal de La Habana, allá por 1519, y el hecho de ser una de las más antiguas no le resta mérito para erigirse como una de las más populares de todos los tiempos. Ha sido testigo presencial de la historia de la isla antillana, desde que era un camino de intramuros hasta hoy que la muralla sobrevive en pequeños trozos considerados monumentos.
Concebida como una arteria estrecha para aprovechar la sombra de las construcciones circundantes, a partir de la Plaza de Armas se trazó con forma de damero hacia el oeste como estipulaban las Leyes de Indias. Inicialmente estaba rodeada de bohíos de madera y techo de guano (hojas de palma real), hasta que después se halló custodiada por magníficas moles de piedra y concreto. Para los que se aproximan desde el centro de la ciudad, arranca en la calle Monserrate, en bajada, muy cerca del Floridita, del Museo Nacional de Bellas Artes, del Parque Central y del novedoso Gran Hotel Manzana Kempinski, y muere en San Pedro, casi a orillas de la bahía.
Durante doce cuadras el boulevard se zambulle en La Habana Vieja de siempre, la que es Patrimonio Cultural de la Humanidad, y atraviesa perpendicularmente las calles Baratillo, Oficios, Mercaderes, San Ignacio, Cuba, Aguiar, Habana, Compostela, Aguacate, Villegas y Bernaza.
El comercio y los negocios
Cronistas nacionales y extranjeros de todas las épocas han descrito a la calle Obispo desde su surgimiento como «una de las calles más animadas de La Habana». El constante ir y venir bullicioso de la gente ha estado justificado por su cercanía al puerto y la presencia de farmacias, casas de modas, sastrerías, dulcerías, cafés, bares, bazares, billares, librerías, joyerías, centros de belleza y tiendas de toda índole. Su posicionamiento como corredor comercial le llevó a ser pionera en el alumbrado público de la ciudad y albergó el primer estudio fotográfico de Cuba.
En la calle Obispo aun hoy se mantiene esa tradición y funciona atestada de establecimientos minoristas que se recorren con la tranquilidad y naturalidad de un paseo, incluyendo importantes restaurantes, pues únicamente se permite el tráfico peatonal sobre sus perseverantes y resistentes adoquines. Para mantener las energías apenas sin detenerte, podrías degustar unos churros de yuca por sólo 0.50 CUC (menos de medio Euro).
Arquitectura, turismo y patrimonio
Como parte de un plan maestro para la rehabilitación de La Habana Vieja, se remozaron los hoteles Santa Isabel, Florida y Ambos Mundos, lugar donde residió por una larga temporada el Premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway, quien recorría la calle Obispo como si fuera suya. Igualmente, resultan muy atractivos el Museo de la Ciudad (antiguo Palacio de los Capitanes Generales), el Museo Numismático, el Museo Nacional de Historia Natural, las farmacias Johnson y Taquechel, con reliquias interesantísimas, y el Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, erigido sobre las ruinas de la primera universidad de Cuba.
A lo largo de su trazado, la calle Obispo también acoge importantes construcciones que resaltan por su arquitectura, como el Edificio Horter 115. Culminado en 1917 con un marcado eclecticismo, muestra elementos coloniales para no desentonar con sus vecinos. Es inconfundible por su revestimiento de piedra y un amplio portal con arcadas. Actualmente allí radican la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena y el Museo de Ciencias Naturales Felipe Poey. En la intersección con la calle Cuba, también llama la atención un imponente edificio con aires clásicos que primero fue sede del North American Trust Company, después del Banco Nacional de Cuba y hoy pertenece al Ministerio de Finanzas y Precios.
Otros inmuebles resaltan a la vista por el más puro estilo colonial original, como la Casa del Mayorazgo Recio, construida en la segunda mitad del siglo XVI, y la Casa del Capitán General Laureano De Torres-Ayala, una vivienda de dos plantas, techo de tejas y torre mirador, que conserva jardines y patios interiores, balcones abalaustrados de madera y murales en las paredes, a pesar de haber sido parcialmente transformada.
47 nombres para una calle
Al igual que muchas otras calles de la ciudad, a través de los años esta recibió diversos apelativos, al vaivén de los gobernantes, la imaginación y la voluntad populares o las circunstancias. La que hoy conocemos como Obispo, ha tenido 47 nombres.
Veamos aquí los más importantes y duraderos, según una enciclopedia cubana. Primero se llamó calle Del Obispo, porque en momentos distantes entre sí vivieron en sus predios los obispos Fray Jerónimo de Lara y Pedro Agustín Morell de Santa Cruz, quienes transitaron frecuentemente por ella, como era de esperar. Después se le conoció como San Juan, pues brindaba acceso a la iglesia de San Juan de Letrán del Consulado. En 1897 la llamaron Weyler, pero una revuelta popular al año siguiente destruyó definitivamente los identificadores. Posteriormente, en 1905, se designó como Pi Margall, y en 1936 se le restituyó el nombre modificado de Obispo como parte de una oleada de reafirmación de la identidad nacional y de algunas tradiciones.
Algunos residentes de la calle Obispo
La calle Obispo es una de las más importantes en la historia de Cuba, pero no sólo por su carácter comercial y patrimonial. Allí vivieron dos importantes personalidades, como el presbítero y filósofo Félix Varela, en la etapa colonial, y el célebre mártir de las luchas estudiantiles de inicios del siglo XX, Julio Antonio Mella. Sin dudas, dos nuevos elementos para conocer y comprender mejor a Cuba y los cubanos.