Palacio de los Capitanes Generales

Palacio de los Capitanes Generales

Si alguna vez se descubre transitando por calle Obispo, rodeado de la multitud que a diario recorre las vías más antiguas de La Habana; si se halla en el malecón, cerca de la Alameda de Paula o en las inmediaciones del Puerto de La Habana, no dude en llegarse al Palacio de los Capitanes Generales. Sin dudas, es uno de esos espacios de obligada referencia si quiere presumir de conocer la ciudad, de ser un experto en la mayor isla del Caribe.

Puede preguntar directamente por el Palacio, por su ubicación en el número 1 de la calle Tacón, entre Obispo y O’ Reilly, o puede averiguar por el Templete, por la Plaza de Armas, por la Biblioteca Rubén Martínez Villena, por el Museo de Ciencias Naturales, por el Palacio del Segundo Cabo o por el Castillo de la Real Fuerza. Todas certificarán que está cerca, a un paso. El sitio que visitará se erige en el sector más antiguo, en una de las zonas más ricas y colmadas de historia en La Habana, con pasado y presente pujando por imponerse.

El Palacio y Museo

 

La sólida y sobria fachada es difícil de admirar en su integridad, pues la vegetación del parque vecino se mezcla de forma tan armónica con el paisaje urbano, que parece fundirse en él y haber estado allí desde siempre. Lo primero que destaca, sin embargo, es su gran pórtico, con columnas y arcos de piedra labrada desde el piso al techo. También su entrada, un portón de madera que conduce al tiempo de la colonia, a un ambiente dominado por el gran patio interior, luminoso y rodeado de columnas, donde una estatua en mármol blanco de Cristóbal Colón, descubridor de América, recibe al visitante desde el lejano 1862.

Bustos de los participantes en la Asamblea de Guaimaro en el Palacio de los Capitales Generales - Museo de la Ciudad de La Habana

En el interior, también el verde de las plantas trepaderas y de las palmas reales, Árbol Nacional de Cuba, se integra al entorno y suaviza la dureza de la piedra de cantería. Macizo, imponente y bello, nos rodea el Palacio, sede del Museo de la Ciudad desde 1968. Una vez allí, la invitación es clara: recórralo, adéntrese en sus múltiples y variadas cámaras. Tendrá ante sí la posibilidad de conocer de primera mano una parte importante de la historia de Cuba y de la presencia española en el Caribe.

Historia del lugar

Guia explicando a viajeros las piezas en exhibicion en el Palacio de los Capitales Generales - Museo de la Ciudad de La Habana

La singular mansión pétrea fue construida entre 1776 y 1792, en el terreno que antaño ocupara la Parroquial Mayor, primera iglesia de La Habana. La construcción corrió a cargo del ingeniero Antonio Fernández Trebejos y Zaldívar, a quien el Gobernador y Capitán General Felipe Fongs de Viela encargó la obra. Desde su culminación, fue la residencia de 65 capitanes generales que gobernaron la Isla durante el periodo de dominación europea y sirvió además como sede de otros departamentos estatales y particulares.

Entrada de la Sala de las banderas del Palacio de los Capitales Generales - Museo de la Ciudad de La Habana

De 1899 a 1902 acogió al gobierno de los Estados Unidos en Cuba, y posteriormente se convirtió en Palacio Presidencial de la República neocolonial, hasta 1920. Quedó entonces destinado al Ayuntamiento de La Habana y finalmente, el 11 de diciembre de 1967, se creó allí el Museo de la Ciudad, como habíamos mencionado. A lo largo de su existencia se le han realizado varias reformas, que han contribuido a otorgarle el esplendor que exhibe hoy.

Exponente del barroco cubano

Ejemplos de decoracion del barroco Cubano en el Palacio de los Capitales Generales - Museo de la Ciudad de La Habana

El Palacio de los Capitanes Generales es el edificio de mayor importancia entre los que rodean la Plaza de Armas y, según expertos en arquitectura, es el mejor exponente del barroco en Cuba y uno de los más representativos de ese estilo en Latinoamérica.

Piezas religiosas en exposicion en el Palacio de los Capitales Generales - Museo de la Ciudad de La Habana

Tiene forma de cuadrilátero, una altura de 22 metros y ocupa una manzana completa. Posee amplios espacios, con grandes ventanas y puertas. Fue construido con piedras de las cercanas canteras de San Lázaro, rocas calizas conchíferas, ásperas y con oquedades, que le confieren el aspecto rústico, descarnado, natural, que podrá observar en casi toda la edificación. En cierto momento los muros habían sido repellados (cubiertos con fino acabado) pero hacia 1930 se rescataron nuevamente a la vista, recuperando su estado y valores originales. En la ejecución del Palacio se emplearon insumos nacionales y extranjeros. Además de la madera y la cal cubanas, se importaron cien mil ladrillos de Málaga, rejas de Bilbao y mármoles de Carrara.

Sus salas

Sala del Palacio de los Capitales Generales - Museo de la Ciudad de La Habana

Actualmente, el Palacio devenido en Museo es uno de los más completos e interesantes de la urbe capitalina. Es considerado como uno de los más importantes en el Centro Histórico de la ciudad, y desde él se proyectó la restauración de La Habana. Cuenta con 40 salas de exposiciones permanentes, en las que se muestra un significativo número de colecciones artísticas de alto valor cultural e histórico, reflejos del devenir de la nación desde su nacimiento hasta nuestros días. Puede visitarse durante toda la semana, desde las 9:30 am hasta las 6:00 pm.

Quien se adentra en sus colecciones, tiene la sensación de estar viviendo diversos momentos de la historia antillana. Se pueden apreciar modelos de coches representativos de la cotidianidad colonial, interesantes ejemplos funerarios de las bellas obras de mármol que formaban parte del antiquísimo Cementerio de Espada, primera necrópolis cubana, o salones ambientados con abundantes pinturas retratistas de época, mobiliarios bien conservados, espejos, el comedor, la sala de baño y uno de los despachos públicos con que contaba el Capitán General de la Isla.

Piezas de artilleria en el Palacio de los Capitales Generales - Museo de la Ciudad de La Habana

Entre los lugares más significativos están las Salas de las Banderas, con tesoros patrióticos como el pabellón original que ondeó por primera vez en 1850, y que devino enseña nacional. Igualmente, hay objetos personales de los máximos líderes de las guerras de independencia cubana. Uniformes de soldados y oficiales de distintas gradaciones del ejército español, armas, documentos, óleos y fotografías que funcionan como crónicas pasivas de diversos momentos trascendentales que forjaron la nación cubana actual y su relación con el mundo.

En la actualidad, sin residentes permanentes, el Palacio pasa sus días arrullado por el sonido de los árboles batidos por el viento, por el trino de las aves que anidan en las inmediaciones, por el murmullo que brota de las calles circundantes, repletas del incesante gentío, por los ecos de los múltiples personajes que albergó y los muchos sucesos de los que fue testigo. A ratos, el paso firme de los curiosos visitantes que valora por miles, interrumpe el sopor y el Palacio vuelve a la vida para exhibir orgulloso su esplendor de antaño, sus secretos, la magnánima utilidad que le hará resistir al tiempo.

Un trono sin estrenar

Sala del Trono en el Palacio de los Capitales Generales - Museo de la Ciudad de La Habana

Una de las habitaciones más llamativas del Palacio de los Capitanes Generales es la Sala del Trono, honrada por primera vez por reyes españoles en 1997, dos siglos después de su construcción, cuando sus majestades Juan Carlos y Sofía visitaron La Habana durante la VII Cumbre Iberoamericana. Arribaron a la estancia, pero amablemente declinaron la invitación a sentarse en la silla Real.

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