Sancti Spíritus es la cuarta villa fundada por los españoles en Cuba. El año 1514 vio nacer a esta agraciada urbe, y a la no menos fascinante villa de Trinidad, su vecina. Ambas se establecieron en la fértil llanura de Magón, como le llamaban a esa zona los aborígenes cubanos.
Con más de 500 años de historia, Sancti Spíritus mantiene uno de los más hermosos conjuntos arquitectónicos coloniales del país, y su centro histórico es tan importante que fue declarado Monumento Nacional en 1978. Pero la fascinación por la villa del «Espíritu Santo» comienza desde sus puertas. Sígame en este recorrido donde propongo varias experiencias para realizar un fin de semana espirituano.
¿Qué hacer en un fin de semana en Sancti Spíritus?
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Visitar la Casa de los Refranes
Cuando faltan apenas un par de kilómetros para entrar en la ciudad encontramos la primera maravilla: una casa típica cubana dedicada a preservar la memoria de los refranes y dicharachos populares, que es como decir el alma desnuda de los pueblos.
Fue construida según las indicaciones de su dueño, el escritor y periodista Tomás Álvarez de los Ríos, fallecido en 2008 a los 90 años. Él ideó a finales de la década del 70 del siglo anterior revestir las paredes de su vivienda con tablillas de barro, donde escribiría refranes utilizando pintura blanca.
Así llegó a la asombrosa cifra de 6 mil. Se dice que es única en el mundo. Todo un tesoro, pues allí están huellas de la oralidad de todas las culturas y latitudes del planeta. Nos sorprendemos asintiendo cuando leemos que “El amor y la tos no pueden ocultarse”. De El Salvador es el aserto de que “Al caballo y al amigo no hay que apurarlos porque se cansan”, y los mexicanos creen que “Amigo en la adversidad, amigo en la realidad”. Pero quizás uno de los más bellos refranes es aquel francés:
“La amistad es lo mismo que el amor, pero sin olas.”
Es un deleite encontrarse leyendo joyitas del sentido común y la sabiduría popular, en un ambiente natural muy sano, de exuberante vegetación y zunzunes. Además, puede conocerse sobre la vida del campesino porque se atesoran instrumentos como como arados, una rueda de carreta, y molinos de viento y de maíz.
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Contemplar el río Yayabo desde el puente
Sancti Spíritus primero fue fundada a orillas del río Tuinucú, y en 1522 la trasladaron al margen del río Yayabo. Desde entonces uno de los gentilicios de los habitantes de la urbe es el de “yayabero”.
De manera que acercarse al cauce del afluente es un momento especial para aprehender el alma de Sancti Spíritus. Un lugar excepcional es el puente sobre el Yayabo que se ubica en el suroeste del centro histórico de la ciudad.
Se construyó entre 1817 y 1825. Su diseño es el de un puente medieval, con piedras de cantería y cinco arcos cuyas amplitudes disminuyen mientras más cerca se está de la orilla. La altura máxima es de nueve metros y la longitud es de cinco.
Según la leyenda local, en vez de cemento se utilizó leche de burra para humedecer la mezcla de cal y arena, y esa sería la razón de su increíble longevidad y resistencia a las crecidas, siendo quizás el puente más antiguo de Cuba.
Por su valor el puente ha sido declarado Monumento Nacional en 1995. Además de la tranquilidad y la comunión natural que se respira en el sitio, es una estructura bella que podrá regalarle un par de buenas fotografías.
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Recorrer los museos de la ciudad
Es natural que Sancti Spíritus, tan llena de historia, esté repleta de museos interesantes. Nuestro recorrido continúa a media mañana por dos de los mejores de la ciudad.
Comenzamos por el Museo de Arte Colonial que está en un palacio del siglo XVII y fuera propiedad de la familia Valle Iznaga, también dueña de espectaculares edificios en el Valle de los Ingenios.
A la mansión de dos plantas; Calle Plácido número 74, entre Guairo y Jiménez; espléndidamente conservada, se le conoce como la Casa de las Cien Puertas porque tiene esa cifra de aberturas, contando puertas y ventanas. Allí se exhiben cerámicas, mobiliarios, mármoles, ebanisterías, abanicos y obras de artes de la época colonial.
Otro lugar interesantísimo es el Museo Provincial de Historia que se encuentra en la antigua mansión del capitán Pedro de Castañeda de Rojas en Calle Céspedes número 11, entre Ernesto V. Muñoz y Avenida de Los Mártires. Su dueño original fue uno de los lugareños que negó obediencia a las autoridades inglesas cuando la invasión de 1762.
En el museo se exponen piezas de la cultura aborigen local, así como del periodo colonial y la esclavitud. Pueden verse reliquias como numerosas armas y uniformes militares utilizados por cubanos y españoles durante las guerras de independencia del siglo XIX. También hay salas dedicadas a la numismática, y otras con fondos de artes decorativas donde se aprecian bellísimas pinturas, piezas de mobiliario, cristalería y porcelanas.
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Hacerse una prenda de vestir a la medida en la Casa de la Guayabera
No hay recuerdo de Cuba y Sancti Spíritus más elegante que la guayabera. Es la vestimenta nacional del país, y se dice que nació en esta región. Primero fue una camisa campesina y hoy es la indumentaria oficial del cuerpo diplomático cubano.
Cerca del puente del Yayabo está una casona de estilo neoclásico, «la Quinta Santa Elena», que es sede de la Casa de la Guayabera. Allí resguardan una colección de 250 piezas de varios modelos y colores, que pertenecieron a notables figuras como los políticos latinoamericanos Fidel Castro y Hugo Chávez, o el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez.
Pero lo mejor de esta experiencia es poder coserse a la medida una de estas claras y cómodas vestimentas, cuyo modelo general es una camisa de mangas largas o cortas, según la ocasión, y grandes bolsillos por fuera. Luego de tomarse las medidas en el taller de costura, puede esperarse en el agradable patio de la casona, en medio de un jardín donde hay un bar con hermosa vista al río.
Allí no es raro encontrarse algún conjunto musical tocando hermosos y tradicionales temas de la trova local, mientras escucha al fondo las máquinas de coser convirtiendo el hilo o el algodón en una pieza elegante y fresca, típica de Cuba.
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Admirar la Iglesia Parroquial Mayor
Situada frente a la plaza Honorato del Castillo, es uno de los templos religiosos, y activos, más antiguos del país, siglo XVIII. Su estilo entre románico y barroco destaca entre los edificios espirituanos, además del impactante azul intenso de sus paredes.
En ese sitio el famoso Fray Bartolomé de las Casas pronunció un histórico sermón contra la explotación de los aborígenes en el Nuevo Mundo. Desde su génesis ha sido lugar de mitos y leyendas, como aquel de un güije (negro diablillo cubano) que deambulaba por sus salones; o la de un impresionante gallo de oro que había en el altar mayor y fuera robado por piratas.
Desde 1977 fue declarado Monumento Nacional, y se mantiene como una de las edificaciones eclesiásticas más visitadas de Cuba. Tiene un campanario de veinte metros de altura, al que se accede por una escalera interior de 103 peldaños, construida con maderas preciosas. Sus cuatro campanas fueron fundidas en oro, plata y bronce entre los siglos XVIII y XIX.
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Disfrutar la pasión cubana por el béisbol
El béisbol, “la pelota”, es el deporte más gustado por los cubanos. Hay que ir a un estadio para ver la personalidad criolla desatada, y en está ciudad está uno de los mejores del país, que durante la temporada nacional de primera división ofrece juegos algunas tardes de fin de semana, entre el equipo local; Los Gallos de Sancti Spíritus, campeones en 1979 y subcampeones en 2002; y oponentes de toda Cuba.
El Estadio José Antonio Huelga se ubica en la zona de Los Olivos y tiene capacidad para más de 7 500 espectadores. Por su calidad ha sido sede de varios Mundiales Juveniles de Baseball y otros eventos, recibiendo a equipos de Europa, Asia, América y hasta de Australia y Sudáfrica.
Allí han crecido grandes leyendas del béisbol cubano, como Antonio Muñoz el “Gigante del Escambray”; Frederich Cepeda, el mejor jugador cubano de la primera década del siglo XXI; o Maels Rodríguez y Yulieski Gourriel, quienes han triunfado en la Major League Baseball, MLB, de Estados Unidos.
En el estadio hay bares y cafeterías; sin embargo, para almorzar a media tarde, y no salirnos del ambiente deportivo, recomiendo el Home Run 24 en Calle Carlos Roloff número 15, entre Raimundo y Circunvalación, un restaurante buffet especializado en comida típica local e internacional. Allí, entre sorbos de vino y tapas, se discute sobre béisbol y se hace un par de buenos amigos.
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Sentarse en el Parque Serafín Sánchez
Ya cuando cae la tarde vamos a descansar en el hermoso Parque Serafín Sánchez, imprescindible porque es el centro cultural y comercial de Sancti Spíritus. Allí, es un espectáculo ver cómo el ocaso pinta de dorado las fachadas de los edificios del siglo XIX que rodean a la plaza: la bella Biblioteca Provincial, los museos de Historia y Ciencias Naturales, los hoteles Plaza y Perla, así como contemplar el fluir de personas en el inicio de la calle peatonal conocida como «Boulevard».
Los orígenes del Parque Serafín Sánchez, así llamado en honor a un general patriota local, están vinculados al surgimiento en ese lugar, a finales del siglo XVII, de la Ermita de la Veracruz, acompañada del Convento de San Francisco desde 1716. En la plaza se tocaban las retretas y las tropas ejecutaban ejercicios militares.
Hoy es un apacible remanso, un punto de la ciudad extraordinariamente bello que se extiende por una manzana completa y está rodeado de árboles y bancos para reposar mientras se escuchan los sones y guarachas de agrupaciones callejeras. Pero no hemos de embelesarnos con las melodías, porque el cierre de este fin de semana es en un templo de la música tradicional espirituana.
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Bailar en la Casa de la Trova
La fascinación por este sitio comienza admirando su arquitectura colonial. La mansión donde está la Casa de la Trova Miguel Companioni fue edificada en el siglo XVIII, en la calle Máximo Gómez número 26. Su nombre es un homenaje a un compositor y guitarrista yayabero, clásico de la trova tradicional cubana. Companioni creó unos 300 bellos boleros, guarachas y canciones.
Los sábados, a partir de las 10 PM, en la Casa de la Trova puede bailarse en «la Noche de Son». Este ritmo tradicional es uno de los más gustados en Cuba y aquí puede aprender a danzarlo en una típica atmósfera de fiesta criolla, acompañado por expertos cubanos y muchísimos visitantes de todo el mundo.
Los domingos se celebran «la Noche entre Cuerdas», un espacio más calmado, ideal para ir en parejas, y enamorar con las preciosas canciones que interpretan los tríos de voces y guitarras, como aquella del compositor insigne Teofilito, que dice:
“Pensamiento, dile a Fragancia que yo la quiero, que no la puedo olvidar…”
Un fin de semana en Sancti Spíritus
Aunque pudiera parecer más famosa Trinidad, la cercana urbe de Sancti Spíritus tiene muchísimas razones a su favor para convertirse en un destino ideal. Un paseo por ella puede ser una de las mejores experiencias citadinas en Cuba.
En la villa del Espíritu Santo se combinan las maravillas de la arquitectura colonial con las tradiciones y la pasión de su gente. Excelentes razones para conocerla.