Si eres un apasionado de los viajes y de la arquitectura, La Habana es tu destino. Esta ciudad de ofrece una de las rutas más atractivas gracias a los barrios más emblemáticos de la isla, que combinan cultura arquitectónica con paisajes irresistibles. ¿Quieres conocer cuáles son? Te lo contamos todo a continuación.
Ruta arquitectónica en la ciudad de los portales
Los barrios de La Habanamuestran la mezcla de estilos e influencias que conforman la arquitectura y la cultura cubana, donde confluyen lo español, árabe, italiano, grecorromano, francés o norteamericano. Encierran dentro de sí elementos pintorescos y llamativos, una arquitectura atractiva y diversas actividades para el disfrute de locales y visitantes. Una buena opción para que tu ruta sea perfecta es a través del alquiler de los característicos vehículos de la capital cubana; un paseo en coche antiguo será la mejor forma de conocer la ciudad.
Su arquitectura colonial toma elementos procedentes de España, como los patios interiores de fuerte influencia andaluza, en especial del arte mudéjar, así como la abundante presencia de arcos rítmicos en los portales. Los efectos de la corriente neoclasicista pueden verse por toda la ciudad ya que marcó una época tanto en las edificaciones públicas y privadas, como en la inserción de zonas verdes en el entramado urbanístico. Debido al auge económico del país en las décadas de los años 20 y 30 del siglo XX, los habaneros se sumaron a los estilos art nouveau, art deco y ecléctico. Los edificios López Serrano y Bacardí son magníficas muestras de dicha influencia.
El modernismo por su parte, comenzó a transformar radicalmente el horizonte de la ciudad con la construcción de grandes edificios individuales. Ejemplo de ello son el Habana Libre, antiguo Habana Hilton y el edificio Radiocentro. Arquitectos reconocidos como Walter Gropius, Richard Neutra y Oscar Nieymer contribuyeron directamente en la construcción del panorama de la capital cubana de los años 40 y 50. Ejemplo del monumentalismo modernista es el complejo de edificios de la Plaza de la Revolución, donde se encuentran el Teatro Nacional, el edificio del Ministerio del Interior y el Memorial a José Martí, la torre más alta de Cuba con 109 metros.
Aventurarse en los barrios habaneros sirve para descifrar mediante la arquitectura su historia. Esta puede ser la excusa idónea para contemplar desde otra perspectiva una ciudad que se niega a estancarse sino que se renueva constantemente. Por sus valores arquitectónicos, desde los más conocidos hasta los menos conocidos, estos son los barrios más atractivos de La Habana.
Habana Vieja
Centro de la ciudad durante la etapa colonial y un imprescindible en tu ruta de viaje. En ella se localizan las construcciones más antiguas (siglo XVI) de la capital, que se desarrollaron alrededor del puerto y de la bahía habanera. Entre sus rasgos distintivos destacan sus estrechas y sombreadas calles así como plazas singulares que conforman una trama irregular donde encontraremos los monumentos, museos, plazas e iglesias más significativas. Esta irregularidad contravenía los decretos establecidos por las Leyes de Indias, donde se prefería el orden mediante el trazado regular y la octogonalidad de las calles.
Aunque el complejo arquitectónico de la antigua ciudad muestra signos de deterioro, ha llegado hasta nuestros días sin grandes transformaciones. Esto marca una gran diferencia entre La Habana y las grandes ciudades coloniales del continente americano. Desde 1982 el centro histórico fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad y ha sido foco de grandes y minuciosas obras de restauración encabezadas por la Oficina del Historiador de La Habana.
Es interesante recorrer la calle Teniente Rey, en cuya ruta tienes opciones de alojamiento donde pueden contemplarse algunas edificaciones atrayentes como la Casa de la Parra, las renovadas Iglesia y Plaza del Cristo, terminando en la popular Plaza Vieja cercada de antiguos palacetes. Es recomendable también visitar el Boulevard de Obispo, que termina en el antiguo centro político de la colonia: la Plaza de Armas rodeada del Palacio de los Capitanes Generales, al Castillo de la Real Fuerza y el Templete. Todos muestras de los más diversos estilos desde el neogótico hasta el neoclásico.
Imperioso es conocer el cordón defensivo, construido para defender la ciudad convirtiéndola en la mejor protegida del continente. Este data de entre los siglos XVI y XVIII. El complejo se compone por la fortaleza de San Salvador de la Punta, el castillo de los Tres Reyes del Morro y la fortaleza de San Carlos y San Severino de la Cabaña, una combinación perfecta para incluir en tu ruta de visita por la Habana.
Centro Habana
Densamente poblado y urbanizado, con pocas áreas verdes, es otro de los puntos clave que no puedes olvidar en tu recorrido por la capital cubana. Surgió a consecuencias del crecimiento poblacional y el desplazamiento de los obreros, artesanos y empleados de los comercios desarrollados a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Se caracteriza por amplias avenidas, edificaciones con puntales altos, fachadas copiosamente decoradas y balcones sobre estrechas aceras. En esta zona se evidencia el ajiaco criollo tanto en su población con alto grado de mestizaje como en su arquitectura.
Es común, si paseas por las calles del centro de La Habana, encontrarse un edificio típicamente neoclásico como el Palacio de Aldama, que ofrece otro art Decó como el edificio de apartamentos América o el modernista edificio del Ministerio de Energía y Minas, antigua Compañía Cubana de Electricidad. Desde el punto de vista conservativo es bastante deficiente pero se considera un lugar excelente para captar la esencia real de la forma de vida del habanero común. Allí se encuentra el Barrio Chino, con su amplio pórtico, la vieja fábrica de puros Partagás, el Parque Central y el Parque de la Fraternidad (lugares de reunión de los habaneros), además de los grandes centros comerciales de la ciudad.
Vedado
Es un barrio fundamental en la vida de la ciudad, donde están la mayoría de los bancos, ministerios, hospitales, cines y teatros. Aquí encontraremos grandes ejemplos de la arquitectura art Decó, así como edificios grandiosos como el Hotel Nacional, el Hotel Habana Libre y el magnífico Focsa. La Rampa es en 23 su calle principal que desemboca al mar.
El resto de las calles están trazadas en ángulo recto, marcadas con números o letras, de fácil orientación. Es el barrio donde se ubican dos centros culturales cardinales: el cine Yara, correspondiente a la corriente modernista de los años 50, y la famosa heladería Coppelia. La Plaza de la Revolución se halla también en dicha zona, y ha sido escenario de los momentos históricos más trascendentes del período revolucionario. El art Decó y el modernismo son las corrientes arquitectónicas con mayor presencia en este barrio, aunque el eclecticismo también puede evidenciarse en instalaciones como la Universidad de La Habana.
Miramar
Durante los años 20 del pasado siglo Cuba vivió una época de esplendor económico. Esto supuso el desarrollo de nuevas áreas y la creación de suburbios entre los que se encuentra Miramar, barrio de las grandes mansiones. El mismo es un reflejo del poderoso ascendente norteamericano en la Isla durante esa época. Se convirtió en un barrio de personas ricas que pretendían exhibir su posición social desde sus casas. Se estableció siguiendo el patrón americano de cuadrícula, intercalando jardines y parques entre las construcciones.
Hoy en día esas residencias son, en su mayoría, embajadas y oficinas gubernamentales de compañías extranjeras. La atraviesan tres significativas avenidas, de las cuales la más importante es la Quinta Avenida, considerada la calle más bonita de La Habana. Creció siguiendo un código urbano estricto con una gran coherencia arquitectónica y también urbanística que convirtió este lugar en uno de los más acogedores y atractivos de la ciudad.
El Cerro
Este barrio es quizás uno de los menos conocidos dentro del circuito turístico de la ciudad, pero no por ello es menos interesante. Se encuentra ocupado principalmente por obreros y personas humildes representativas de los cubanos de a pie y de sus costumbres. Sus inicios están relacionados con la expansión de la ciudad fuera de la Muralla. Los ricos y aristócratas de la villa en el siglo XIX establecieron allí sus fincas de veraneo, en el más lujoso estilo neoclásico. Tomaron como núcleo urbano la popular Calzada del Cerro, caracterizándose por los portales corridos presentes a lo largo de la misma.
La Esquina de Tejas, los restos de la Zanja Real, el Mercado de Cuatro Caminos y la antigua Quinta Covadonga, son algunos de sus atractivos. Su fondo habitacional ha sufrido el deterioro del tiempo, de los elementos y de la falta de recursos para su preservación. No obstante, ha sido declarado Zona Protegida por la Comisión Nacional de Monumentos debido a sus valores monumentales, arquitectónicos y urbanísticos.
Cerrando la ruta frente al mar
Los barrios habaneros se encuentran a disposición de todo el que quiera empaparse de la historia de la arquitectura cubana en su visita a la capital de la Isla, ofreciendo un paisaje diferente pero repleto de vitalidad y encanto. Su arquitectura los hace más interesantes y sugestivos a los ojos de quienes desean explorar la esencia de la ciudad.
Un imprescindible que no puede faltar en toda visita a La Habana es una estructura arquitectónica imposible de evitar, la cual recorre tres de los barrios mencionados con anterioridad: el Malecón.
Se trata del paseo marítimo que se halla paralelo al mar conectando la Habana Vieja, Centro Habana y el Vedado, y es conocido como el “sofá más grande del mundo”, ya que siempre puede encontrarse lleno de gente que a toda hora va a refrescarse y a contemplar las espectaculares vistas brindadas por el mar y la ciudad.
Este completo conjunto de rutas y escondites encantadores hará de tu viaje a la Isla del Caribe una experiencia enriquecedora. Descubre estos lugares y otros muchos en nuestra guía de Cuba y haz de tu viaje una aventura única.
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