Egido y Monserrate, una ruta para descubrir La Habana Vieja

Egido y Monserrate, una ruta para descubrir La Habana Vieja

En los primeros siglos coloniales, el desarrollo urbano de la villa San Cristóbal de La Habana alcanzó tal auge que la convirtieron en una de las ciudades más bellas de Latinoamérica, cualidad que conserva hasta la actualidad.

En ese entonces la vida de la urbe ocurría solamente en la zona hoy conocida como La Habana Vieja y una de las condiciones que la distinguía era la de ser una ciudad intramuros. Las calles Egido y Monserrate marcaban el límite. Eran escenario de la muralla que protegía la villa y hoy día, conectan la ciudad con su Centro Histórico.

Aunque la calle Egido se conoce oficialmente como Avenida de Bélgica, popularmente los habitantes la siguen llamando Egido, hasta un punto en comienza a denominarse Monserrate. En ella puede descubrir espacios más amplios, con menos lujo en sus edificaciones. Si hubiese que definirla, es una arteria que muestra una Habana más detenida en el tiempo.

Cuando se recorre se observan, grabado en la fachada de sus viejos edificios, carteles que indican lo que fueron en sus orígenes. Por ejemplo el Palacio de las Ursulinas, un lugar insigne desde la fundación de la villa.

Por otra parte, una vez que se acerca al punto donde inicia Monserrate disfrutará de establecimientos mejores conservados y turísticos, hoteles, bares y restaurantes que dotan a esta área de un matiz bohemio.

La entrada al Centro Histórico

La ruta que le propongo es interesante. Permite descubrir los lugares más importantes, ubicados en las calles Egido y Monserrate. En la primera mitad del recorrido están la Muralla de La Habana, el Bar Km Zero y el Bar Restaurante Castillo del Fraile.

Via de La Habana Vieja y restos de la Muralla al final de la calle

A continuación apreciará el Bar Floridita, el Gran Hotel Manzana Kempinski, el Edificio Bacardí, la Asociación Canaria de La Habana, el Museo Nacional de Bellas Artes – Museo de Arte Universal, el Museo de la Revolución, la Iglesia del Santo Ángel Custodio y el Restaurante Antojos.

Si quiere experimentar de todo un poco deberá caminar aproximadamente 1 kilómetro y medio. El paseo es corto, pero entretenido y en casi todas las calles hay grandes portales. No obstante, le aconsejo tomar medidas para protegerse de las altas temperaturas. Es recomendable que lleve zapatos cómodos, botella de agua, lentes y sombrero para el sol.

La muralla de La Habana, recuerdo de una ciudad de antaño

La villa San Cristóbal de La Habana fue codiciada desde sus inicios por almacenar muchas riquezas, característica que la hizo vulnerable ante el ataque de corsarios y piratas. Los muros que contribuyeran a su protección eran necesarios, por eso la muralla comenzó a construirse en 1671 y se concluyó casi un siglo después.

Restos de la antigua Muralla que protegia La Habana

Con el paso de los años este centro urbano fue creciendo y la muralla era menos importante. Actualmente existen sus restos, a modo de monumento, que recuerdan la fundación de la ciudad. Algunas de sus secciones están dispersas en este recorrido. La invitación es para que las disfrute.

El fragmento más importante de la muralla es La Puerta de la Tenaza y se halla en Egido y calle Desamparados. Otro también enorme se encuentra frente a la Estación Central de Ferrocarriles, mientras que en la intersección con Teniente Rey se halla otro considerable. Frente al Museo de la Revolución, en la Avenida de las Misiones y Refugio, también es posible observar una muestra de este impresionante cercado.

Comenzar de cero

El Bar Km Zero se ubica a 200 metros del lugar que marca el kilómetro cero de la Carretera Central de la isla. Está perfectamente alineado con el Salón de los Pasos Perdidos del Capitolio Nacional, en la calle Monserrate esquina Teniente Rey. En este bar le propongo comenzar la ruta.

Capitolio Nacional visto de la calle Teniente Rey

En las márgenes del lugar se encuentran también otro espacio emblemático: es el bar restaurante Castillo del Fraile. En cualquiera de estos recintos puede degustar todos los días de un sabroso desayuno o merienda, para andar intensamente por el borde del lugar más antiguo de La Habana. Y así damos inicio al recorrido.

Una esquina en la que admirar dos iconos de la urbe

La esquina de Monserrate y Obispo es de las más espectaculares, de esas que no puede dejar de admirar. Allí se topará con dos iconos habaneros: el Museo Universal de Bellas Artes y el Gran Hotel Manzana Kempinski.

Museo de Bellas Artes, Arte Universal

Le invito a detenerse en la hermosa plazoleta adoquinada que separa el Museo del Gran Hotel. Una vez en el centro, gire 360 grado y concluirá que la belleza de las dos edificaciones es inigualable.

El museo está abierto al público en el horario de 10:00 am a 5:00 pm y es una excelente propuesta para deleitarse una mañana o tarde entera con las magníficas colecciones que posee. Por su parte, el Gran Hotel Manzana Kempinski cuenta con una galería de tiendas en su planta baja a las que puede acceder a su paso por él.

Calmar el calor cubano en El Floridita

Al cruzar la calle Monserrate le espera El Floridita. El gran cartel en su entrada avisa que se trata del famosísimo bar, con una tremenda carga histórica, declarado “La cuna del Daiquirí” por Ernest Hemingway.

Bar Floridita, cuna del Daiquiri

El Daiquiri es el trago de la casa, compuesto por ron de la mayor calidad combinado con zumo de frutas tropicales. Desde la primera década del siglo pasado dicho establecimiento se amplió como restaurante.

Es un sitio que debe considerar para pasar una buena tarde o noche. Puede ir cualquier día de la semana porque cuando el calor de La Habana parece insoportable, un Daiquiri del Floridita es el milagro perfecto que lo hace desaparecer.

El Bacardí, esplendoroso edificio de negocios

Continúe por la calle Monserrate, exactamente por la misma acera del Floridita. Después de haber caminado unos 100 metros, en la esquina de la calle San Juan de Dios, encontrará un magnífico edificio.

El esplendoroso Edificio Bacardi exponente del Art Deco en La Habana

Es un excelente ejemplar del Art Déco construido en la villa, data del año 1930 y se dice que contiene mármol de casi todas las naciones europeas. Es una construcción lujosa que conserva su esplendor arquitectónico. De color terracota con grandes puertas y ventanas de hierro, cuenta con siete pisos y un mesanini.

El propietario era de apellido Bacardí, igual que la marca del conocido ron y este edificio contenía las oficinas de su compañía. En la actualidad conserva su misión de edificio de negocios, así como sus piezas originales.

En su interior se ubican diferentes negocios estatales y privados. Para subir debe tener autorización. En recepción le darán la información que requiera. Si le interesa, asegúrese de obtener el permiso necesario.

Asociación Canaria de La Habana, un viaje a los orígenes

La Asociación Canaria está situada en la calle Monserrate, entre calle Neptuno y Ánimas, justamente frente al edificio Bacardi. Se trata de una edificación más modesta, pero preciosa.

Un amplio portal abre sus puertas y la entrada es libre. Desde que llega percibe una exposición permanente con artículos que testifican la presencia canaria en Cuba.

Agrupacion de pequeno formato amenizando la noche

Además cuenta con diferentes salones, incluyendo uno de baile donde se realizan peñas muy divertidas para aprender a bailar casino y salsa. El programa está a su disposición. Es solo motivarse por esta cultura originaria.

Museo Nacional de Bellas Artes, las sorpresas continúan

En la próxima esquina se localiza el Museo Nacional de Bellas Artes. Se trata de un edificio inconfundible. Abierto de martes a sábado en los horarios de 9:00 am a 5:00 pm y domingos de 10:00 am a 2:00 pm.

Museo de Bellas Artes de Cuba

Lo integran dos pisos y en la planta baja quedará atrapado por arte cubano de calidad. El lugar acostumbra a recibir a sus visitantes con refrescantes instalaciones artísticas.

Adicionalmente, posee una sala de conciertos que funciona en la tarde y la noche. Fundamentalmente los fines de semana organiza un nutrido programa de conciertos con agrupaciones de pequeño formato.

Museo de la Revolución, acérquese un poco más a la historia de Cuba

Parece una extensión del Museo de Bellas Artes, pero es otra instalación muy importante, con un tema totalmente distinto. Es el Museo de la Revolución y una de sus partes más llamativa es la gran cabina de cristal que resguarda al Yate Granma.

Cabina de cristal que resguarda al Yate Granma en el Museo de la Revolucion

Es muy emocionante poder disfrutar de esta embarcación desde cualquier ángulo y descubrir su historia relacionada con un significativo hecho histórico. Más adelante aparecerá un bonito edificio, llamado Palacio de la Revolución. Es parte del mismo museo, testigo de grandes acontecimientos de la Revolución Cubana. Le sugiero que ajuste su tiempo a sus recorridos, para que conozca, de manera más profunda, sobre la Historia de Cuba.

Iglesia del Santo Ángel, para meditar un rato

Frente al Palacio de la Revolución, en la Avenida de las Misiones también llamada calle Zulueta está la Iglesia del Santo Ángel Custodio, este es su nombre completo. Se trata de un lugar muy pintoresco, con una hermosa plaza detrás.

Iglesia del Santo Angel Custodio

La iglesia está identificada como un baluarte de la cultura cubana que data del siglo XVII. En ella fueron bautizados Félix Varela, pedagogo conocido como el hombre que enseñó a pensar a los cubanos y José Martí, considerado el Apóstol Nacional.

Es escenario de leyendas que fecundaron la imaginación de grandes literatos cubanos como Cirilo Villaverde. La inspiración no es casual, es resultado de la belleza espiritual y arquitectónica del lugar.

Las puertas de la entrada son de forma ojival y sus torres en forma de agujas. La parte superior de la cornisa semeja el estilo neogótico. Apreciarla desde fuera es todo un placer, pero si lo desea puede conocer el templo y parte de su historia también.

Está abierto para todo el que quiera admirarlo y como la ruta ya está acabando y llevamos algún rato caminando, se puede aprovechar este momento para meditar y sentarse en el apacible recinto. Realmente es cautivador.

Éxito rotundo para terminar

Al llegar a este punto tendrá ganas de descansar y comer algo para reponer fuerzas. Es lógico, porque se ha caminado bastante. La mejor manera de concluir la ruta es en el restaurante Antojos. Para llegar a este paraíso culinario simplemente debe dar la vuelta a la Iglesia del Ángel.

Ya en el restaurante, el ambiente se ameniza y el olfato se sensibiliza cuando llega el olor de la carne asada con mojo o el arroz congrí. Su mejor cualidad es que todos los días se propone satisfacer los más variados gustos.

Exquisito plato de comida tradicional cubana

Encárguese de visitarlo y su antojo o ganas de alimentarse adecuadamente será satisfecho de inmediato. Debe saber que es un lugar bullicioso, casi siempre colmado de personas, pero amplio y con suficiente espacio. No tendrá queja de la calidad de la comida y el servicio.

Caminata emocionante

Ya sabe qué esperar de La Habana Vieja. En sus orígenes limitada por una muralla y hoy día ilimitada y libre. Emocionarse en La Habana no es complicado. Es cuestión de aventurarse a caminar sus calles. Le puedo garantizar que hay innumerables opciones para ello.

Final de la ruta Egido-Monserrate

Esta ruta lo demuestra. Las calles Egido y Monserrat se conectan trazando un camino de sorpresas. Entre arte, historia, religión, leyendas e inéditos sabores que abren las puertas al fascinante Centro Histórico. Dispóngase a conocerlo.

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