Unos son del Gallo, otros del Gavilán. Cuando llegan las parrandas de Chambas no hay términos medios, la población se divide en dos bandos, e inicia la contienda. Comparsas, carrozas, fuegos artificiales, repiquetean y colman las calles. Los barrios se enfrentan con diversas manifestaciones culturales. Las parrandas figuran entre las fiestas más arraigadas en la tradición popular cubana, especialmente en las provincias del centro de la isla grande, como sucede en Chambas, Ciego de Ávila.
Las festividades chamberas, según se cuenta, toman como referencia a las que se celebraban en San Juan de los Remedios, Villa Clara, desde el año 1920. Con ese referente, a partir de 1935 se dio rienda suelta al jolgorio popular en Chambas. Primero se hacía en los días cercanos al 24 de febrero, recordando el inicio de la última etapa de la lucha independentista contra la metrópolis española. Con el paso del tiempo, cambió de fecha varias veces hasta acomodarse durante el mes de agosto, coincidiendo con el periodo veraniego y las vacaciones estudiantiles.
Chambas de fiesta
Las parrandas son, ante todo, días de fiesta. Inician cuando cada barriada, de diferentes maneras, proclama su bando. El barrio La Norte es El Gallo y se identifica con el rojo; la localidad Narcisa es El Gavilán y su color es el azul. Ambos sitúan banderas en las entradas de sus bandos y despliegan un gran número de acciones que los distinguen. Colocan globos, mascotas vivas, decoran las casas con los colores correspondientes y adornan sus carrozas.
Chambas se convierte en una gran plaza del arte que reúne a los espectadores y sorprende a los visitantes foráneos que llegan para disfrutar y vivir la experiencia sin intermediarios. Se desarrollan torneos, justas, conciertos de música en vivo… y en medio de todo, como elemento unificador, la conga, interpretada por músicos que recibieron el legado de los artistas fundadores y mantienen el toque original. Como instrumentos mantienen el tambor, las tumbadoras, los bongoes y los tubos de metal que sustituyen a las antiguas rejas de los arados.
Sana rivalidad
La rivalidad entre Gallo y Gavilán centra la jornada. Cada barrio expone lo mejor de sus tradiciones heredadas y su creatividad a la vez que trata de desacreditar al contrario con sus comentarios, carteles, gestos o burlas que generalmente versan en torno a la falta de originalidad o a alguna reiteración con respecto a ediciones anteriores. No obstante, generalmente priman la caballerosidad y el juego limpio.
En medio de la disputa, la ceremonia del lanzamiento de los fuegos artificiales constituye un momento especial. Un equipo de hombres, profesionales entrenados que integran el grupo de pirotecnia de Chambas, hace delirar al auditorio. Llevan en sus mangas un brazalete identificativo que los acredita para dicha labor. Todos esperan. El olor a pólvora es un elemento distintivo y muchos dicen que los fuegos corren por la venas de los chamberos. Hay hombres, mujeres, ancianos, niños en brazos de sus padres. Nadie quiere perderse el espectáculo. De pronto, una explosión suena en tierra y casi al instante se refleja en el cielo. La noche se ilumina, la ciudad se agita de emociones, el sonido es ensordecedor y parece interminable.
Las carrozas
Con varios meses de antelación, se preparan las carrozas en secreto total. El ingenio, la fantasía y la creatividad caracterizan el proceso. Los artistas aficionados encuentran su pretexto para realizarse y nadie queda sin ocupación. Carpinteros, pintores, diseñadores, electricistas, vestuaristas, todos se unen para lograr la mejor propuesta, la actuación más impactante, con el mayor efecto posible. Donde los materiales escasean, esta es una tarea titánica. Por lo general, se elige un tema central en cada barrio y sobre él se organiza todo el espectáculo. Bellas piezas de cartón, yeso y barro se arman lentamente. Poco a poco, las gigantescas armazones de hierro van tomando forma.
En la noche señalada, cuando finalmente cada clan carnavalesco exhibe públicamente su carroza, se hace la magia. Este es, sin dudas, el punto de mayor esplendor dentro de las parrandas. Metódicamente, siguiendo una rutina ensayada, se lucen, una primero, luego la otra, por la calle Agramonte hasta el paseo Martí. Allí tiene lugar el enfrentamiento. El trabajo intenso tiene sus frutos cuando se ve el asombro en la cara de la gente, la admiración y el agrado. Coloridas, luminosas, bulliciosas, formidables, las carrozas atraen la atención de todos. Los artistas, las modelos, visten y representan los motivos del tema seleccionado. Los fuegos artificiales, la conga y el júbilo popular saturan el ambiente.
Antaño, las carrozas eran de pequeñas dimensiones y alcanzaba un transporte corriente para trasladarlas; actualmente, se prefiere la plataforma de un camión, y hay algunas tan grandes que es preciso concluirlas en medio de la calle, a la vista de todos.
Tradición que perdura
A pesar de que en ocasiones los recursos materiales y económicos han sido insuficientes, incluso con pocos fuegos artificiales (teniendo en cuenta que son de producción local), o que el reciclaje de materiales usados ha sido palabra de orden, Chambas ha mantenido viva la tradición con soluciones inauditas. Algunos habitantes aportan de su propio bolsillo, otros se dedican a recolectar materiales y, entre todos, organizan la festividad. Como resultado de este compromiso popular permanente, varias instituciones patrimoniales de la cultura cubana le otorgaron a las Parrandas de Chambas el premio “Memoria Viva” en el año 2001, motivo de orgullo para quienes sostienen las raíces de la cultura nacional.
La parranda concluye y nunca hay un solo ganador. Lo mejor es que todo el pueblo se unió en torno a un objetivo común, hacer una gran fiesta y divertirse con ganas. Apenas resta preguntarse: ¿Cuáles serán los temas del Gallo y el Gavilán para el próximo año?
Tradición festiva en el centro de Cuba
En varios poblados de la zona central de Cuba se organizan festividades similares a las Parrandas de Chambas desde hace más de un siglo, en una arraigada representación de la cultura popular y el gusto por el divertimento que siempre encuentra lugar y adeptos por millares. Así, sobreviven también las Parrandas de Remedios y las Parrandas de Punta Alegre, por ejemplo.
Se habla de las parrandas en Chambas pero nunca se menciona a la persona que llevó a Chambas las parrandas y de quienes fueron los primeros presidentes de cada barrio